Con la reciente asunción de Donald Trump al mando de EE.UU., pareciera tomar más fuerza el negacionismo climático, generando una especie de polarización entre los líderes que rechazan la existencia de la crisis climática y quienes sostienen que esta existe y que urge tomar medidas para paliar los efectos que están ocasionando los cambios en el clima a nivel planetario. Sin embargo, esto no es tan así, pues si bien el negacionismo climático existe, no pasa lo mismo con los gobiernos y líderes que avalan la existencia de problemas planetarios, quienes mas bien parecen estar inmóviles ante esta situación.
Desde una perspectiva general, y considerando la forma en que se van conjugando los hechos y particularmente las declaraciones de gobiernos o líderes de opinión, pareciera que combatir o hacer frente a la crisis climática es un tema de las posiciones políticas de centro o de centro- izquierda, mientras que el abandono de los temas ambientales y climáticos está más bien ligado a la derecha o extrema derecha.
La crisis climática está documentada por científicos de todo el mundo, que trabajan investigando y recopilando información, la cual queda plasmada en estudios científicos que son avalados por sus pares; algo similar ocurre con los estudios e investigaciones realizadas por biólogos y/o ecólogos con temas relacionados a los cambios en la composición y distribución de la biodiversidad. La información documentada a través del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPPC) en el caso del clima, o de la Plataforma Intergubernamental sobre biodiversidad y ecosistemas (IPBES) en el caso de ecosistemas y especies, debería ser la base para que los tomadores de decisiones en todo el mundo en forma colectiva o individual definan políticas y programas que permitan aminorar los efectos de la crisis climática y de pérdida de biodiversidad, pero en realidad esto no ocurre.
La percepción generalizada de quienes pertenecemos al mundo ambiental es que existen personas claramente comprometidas con el negacionismo climático, las que también le restan importancia al valor que tienen los ecosistemas para la vida y el desarrollo de todo tipo actividades de la especie humana. Mientras que, por otra parte, están los líderes y gobernantes del mundo “progresista”, “democrático” o de centro y centro izquierda que carecen de una agenda clara en temas relacionados con la crisis climática; la pérdida de biodiversidad; a lo que se suman los temas socioambientales.
En general las personas que pertenecen a estos sectores no se han involucrado en promover acciones o decisiones que nos permitan hacer frentes a las crisis.

Pareciera ser que no entienden en profundidad lo que está pasando, o bien, están poco comprometidos con entenderlo, el resultado es que el tema climático, ecológico o medio ambiental es una agenda a la que echan mano cuando les conviene para vestirse de verde en una determinada coyuntura.
Pero así están las cosas, vivimos en un mundo que esta desconectado de su base material, es decir, desconectado del planeta como un macro ecosistema del cual dependemos para nuestra existencia, donde las distintas formas de vida, los ciclos hidrológicos, los océanos, el clima, etc. cumplen una función muy relevante para nuestra existencia y la de otros seres vivos.
Es común escuchar o ver en las noticias que los incendios, las inundaciones, los huracanes o las olas de frio o de calor, por solo nombrar algunos, se deben a la crisis climática; pero en realidad esto no pasa de ser un slogan. Las contingencias que están ocurriendo en el planeta siguen siendo situaciones a las que los gobiernos locales o nacionales tienen que hacer frente sin una comprensión más integral de lo que está pasando, y mucho menos con una mirada de largo plazo que permita implementar acciones o medidas que permitan paliar algunos de los efectos.

Ahora cuando se está iniciando un nuevo período de Trump, los líderes o gobiernos de extrema derecha, fortalecerán el negacionismo climático, promoverán la flexibilización de medidas ambientales con el propósito en teoría de generar más inversión, más empleo y por supuesto más ganancias a los grandes consorcios empresariales, incluidas en estas industrias los magnates de las redes sociales, las criptomonedas y la inteligencia artificial (IA).
Mientras esto sucede, el centro y la centro- izquierda, continúan sin agenda y sin rumbo conocido, pues no han sido capaces de concordar medidas básicas que nos permitan morigerar la crisis climática o de biodiversidad. Estos líderes siguen atrapados en discursos sociales anticuados y que no tienen que ver con la realidad del mundo en que vivimos. Solo a modo de ejemplo basta decir que la mayoría de ellos desconoce cuanta energía, agua, minerales, territorios y empleos precarios, utilizan las criptomonedas, la inteligencia artificial, los centros comerciales, la fabricación de armas para la guerra, etc.
Si de verdad queremos y esperamos cambios en relación a estos temas, necesitamos tomadores de decisiones que sean capaces de comprender estas problemáticas para realmente conciliar una agenda local, nacional y mundial entre las condiciones de vida para las personas y ecosistemas y desarrollo productivo.