¿Normalizar los homicidios? Por favor, hablemos en serio.

por Antonio Ostornol

Yo sé que el tema de la reforma del sistema político para terminar con la fragmentación de partidos y la fragilidad de los partidos es una condición necesaria para que la política se pueda hacer con algo más de seriedad y responsabilidad. Pero definitivamente, no es una condición suficiente. Mientras los parlamentarios, principales actores de la vida política en Chile, no logren ampliar un poco más su mirada y salir de sus metros cuadrados donde operan con categorías tan básicas como si obtengo una mejor posición en el electorado y le hago más daño a mi “adversario”, estamos muy jodidos y nos quedan pocas esperanzas de que las dirigencias avancen en ayudar a tener un país mejor.

 Hubo un hecho que podría ser fácilmente ícono de lo que estoy hablando. Me refiero a los temas de seguridad en el país. Es un tema muy importante. Y resulta enojoso tener que explicar que la trascendencia en el desarrollo de un país más moderno y justo es tan grande que para hablar de ello debiera hacerse con el máximo de respeto a la verdad y al conocimiento. Es lo que esperaríamos de los “servidores públicos” donde sea que se encuentren. Pero la fruición verbal y condenatoria de “los otros” que mueve a nuestros parlamentarios es tan incontenible, que, por momentos, al escucharlos parecieran estar representando un espectáculo de carnaval.

 La ministra del interior, Carolina Tohá, actual vicepresidenta del país, en unas declaraciones realizadas durante la celebración de las fiestas patrias, afirmó lo siguiente: “en el transcurso de todos estos días ha habido un número bastante importante de personas fallecidas en homicidios” y agregó que “la cantidad de víctimas de homicidios de estos días ha sido más o menos similar a la que hay en días habituales”. Hablaba de “25 personas que han muerto desde el día lunes a la fecha, más o menos dentro de lo que son los números que tenemos habitualmente”. Como la consigna pareciera ser que hay que servirse de cualquier oportunidad para golpear al “enemigo”, rápidamente saltó a la palestra un diputado de Chile Vamos para acusar a la ministra y asegurar que sus declaraciones “son una vergüenza y una burla para todos los chilenos que viven con miedo y que piden mayor presencia policial en las calles”. Y como el espectáculo debe ser más dramático, le envió un mensaje directo: “la invito a pensar en el bien del país y dar un paso al costado”. Desde el mismo sector, a alguien se le ocurrió acusar a la ministra de estar “normalizando la violencia y los homicidios”. Y si me apuran, no me hubiese extrañado que, a más de algún ilustre, con rostro grave y ceño adusto, se le hubiese ocurrido presentar una acusación constitucional.

¿Cómo se pasa, mentalmente hablando, de escuchar una cifra de homicidios que se compara con otras ocurridas en tiempos distintos para dimensionar la magnitud lo más precisa del fenómeno, a concluir que existe una intención de “normalizar” hechos tan terribles como los homicidios? Nadie ha acusado a la ministra de mentir sobre las cifras, o decir que son pocas, o que no importan, o que son normales. La ministra ha constatado y dimensionado la magnitud de una situación en el tiempo. Y, en realidad, es lo que debiéramos esperar de una autoridad: que conozca las cifras reales, su comportamiento histórico, las circunstancias y variables asociadas a su ocurrencia, la naturaleza de fenómenos aparentemente iguales que, sin embargo, son diferentes, con la finalidad de articular políticas públicas eficientes y adecuadas. Para entender a los parlamentarios de Chile Vamos que han enarbolado la tesis de la “normalización”, se me ocurren dos hipótesis: la primera, es que no le dan valor a la realidad y no les interesa tener los datos que les ayuden a diseñar políticas, porque estas ya están definidas en su propio discurso. Pero la verdad, no me creo mi propia hipótesis. Más bien pienso que saben que la ministra decía algo cierto. De lo contrario, la habrían acusado de mentir. Entonces, mi segunda hipótesis, que es mucho más triste, es que no les interesa tanto el tema de los homicidios como construir una imagen de que las actuales autoridades no han hecho nada por controlar la delincuencia y el crimen. Esa imagen es la que les reditúa beneficios políticos, a diferencia de abrir una discusión seria sobre homicidios en Chile.

 El subsecretario del interior, Manuel Monsalve, en una entrevista radial, hablaba de las acciones del gobierno para enfrentar una situación de seguridad completamente nueva en el país. Señalaba el aumento significativo en el presupuesto de las policías, inédito en la historia democrática reciente, mejorando sus capacidades; hablaba de las coordinaciones entre instituciones del estado que han permitido cambios sustantivos en las zonas sur y norte del país, y los efectos positivos en algunas comunas de la región Metropolitana producto de la instalación del programa “Calles sin violencia”; o de la reciente modernización de sistemas de bases de datos integradas con información biométrica. Por eso, cuando la ministra dice que “desde el Ministerio del Interior, la prioridad hoy es capturar a los culpables de estos homicidios y que la justicia no los deje impunes”, tiene sentido. Esos parlamentarios que la acusaban de “normalizar” seguro saben de la situación criminal inédita en Chile producto de la llegada a del crimen organizado y que asumirla requiere un compromiso de todo el país. 

 El problema, a mi juicio, es que hace mucho rato que en la política parlamentaria no se habla desde la seriedad y compromiso con la verdad, y se privilegia la trinchera, el combate cortoplacista, la obtención de la ventaja espuria. Por lo mismo, hay que modificar el sistema político para hacerlo más responsable y más serio. Pero también debemos exigir a nuestros representantes una actitud más constructiva y ecuánime. De lo contrario, igual estaremos muy complicados.

También te puede interesar

1 comment

Jose Luis Lobato Collado septiembre 26, 2024 - 10:12 pm

Como siempre muy reflexiones que aportan, mis felicitaciones

Reply

Deja un comentario