Una “polímata” del deporte, según el entonces editor del New York Herald, James Gordon Bennett Jr, “la mejor deportista de todos los tiempos”. Probablemente una exageración, pero la cantidad de deportes que practicó exitosamente, contra viento y marea de su época, la erigen como una vanguardista.
Este julio ha llegado con lo gélido de tiempos pretéritos, de cuando éramos niños y cruzábamos Gran Avenida en medio de un río caudaloso producto de las lluvias. ¿Qué mejor entonces que espantarlo recuperando a una mujer que desbordaba con el calor de su energía vital? Una vanguardista como Camille du Gast o Marie Marthe Camille Desinge du Gast o Camille Crespin du Gast, quien fuera una de las célebres pioneras francesas de la Belle Epóque (La Bella Época) y continúa sorprendiéndonos hasta hoy.
Camille fue una de las viudas más ricas, jóvenes y exitosas de Francia y a través de su aventurera vida se destacó como aeronauta de globo, paracaidista, esgrimista, toboganista, esquiadora, tiradora con pistola y rifle, entrenadora de caballos, concertista de piano y cantante, conductora de automóviles de carrera y, finalmente lanchas. Una polímata de la aventura, del hedonismo y el gozo de vivir, de exprimir cada segundo de la vida, como si ésta se fuera a terminar en el siguiente.
Esta aventurera mujer fue también pionera del feminismo y de la protección de los animales y en ese ámbito una furibunda enemiga del toreo al que combatió hasta su muerte incluso con acciones disruptivas en las plazas (tal y como hacen hoy en Chile los enemigos del rodeo). Camille nació en la segunda mitad del siglo diecinueve, en 1868, y murió a principios de la década del 40, casi a mediados del siglo XX.
Se casó a los 22 años con Jules Crespin, dueño de una gran fortuna obtenida a través de Dufayel, la mayor tienda por departamentos de Francia en aquel entonces. Crespin no solo era el gerente la tienda, sino el accionista mayoritario. Y tuvo la buena o mala ocurrencia de 5 años después de casarse con Camille, dejarla viuda y con la vida asegurada junto a su única hija Diane que, años más tarde, intentaría asesinarla, contratando a unos matones para que asaltaran su casa y ella quedarse así con su herencia, pero estos huyeron cuando Camille los enfrentó armada.

No fue el único escándalo en el que estuvo envuelta. Fue acusada a través de la prensa y de los comidillos de la ciudad, de ser la mujer pintada desnuda tras una máscara (La femme au Masque) en un cuadro de Henri Gervex, pintor que había protagonizado varios escándalos por sus pinturas de desnudos considerados pornográficos, entre ellos, uno de una prostituta desnuda reposando sobre una cama después de atender a un cliente.
Du Gast, en su labor pionera del feminismo llegó a ser vicepresidenta de la Liga Francesa de los derechos de la Mujer (Ligue Francaise du Droit des Femmes) que se formó al término de la Primera Guerra Mundial. Pocos años antes, en 1904, se había convertido en la única dirigente femenina del Club automovilístico francés (Automobile Club de France, ACF). Todo un hito.
La prensa no dejaba de cubrir su vida, aventuras y desventuras y la llamaba «la amazona» y «la valquiria del automóvil» (la Walkyrie de la Mécanique), también la tildaban de marimacho, apodo que le habían dado desde su infancia cuando le gustaba practicar “juegos de chicos” y que mantuvo durante su vida.
«Los galantes franceses aplaudieron y levantaron sus sombreros, pero, entre nosotros, debemos confesar un sentimiento de duda acerca de si las duras carreras de larga distancia son un asunto propio para las damas.» Comentario en The Autocar, con ocasión de la carrera París-Madrid, 1903.
Incluso antes de quedarse viuda, Camille practicaba actividades extremas como saltar del globo aerostático que su marido usaba para hacer publicidad a la tienda, desde una altura de 610 metros usando un paracaídas rudimentario. Puedo garantizar que no hubo muchas personas, ni hombres ni mujeres, que hicieran algo semejante. Durante todo su matrimonio ella siguió usando su nombre de soltera para que no asociaran sus saltos con las actividades publicitarias de la tienda. Luego de su viudez, ella continuó usando su apellido y solo intercaló, en ocasiones el Crespin antes del Du Gast.

Una vez viuda el automovilismo se convirtió en una de sus mayores pasiones (ella nunca pudo estar dedicada tan solo a una) y participó en diversas carreras que se convirtieron en una moda aristocrática de la época, siendo una de las primeras mujeres en obtener licencia de conducir.
Su automóvil Panhard de 20 CV no era apto para carreras deportivas, por ello comenzó la carrera en el último lugar de 122 participantes, pero la concluyó en el 33.er puesto, después de un recorrido total de 25 horas 30 minutos y 23 segundos. Con su resultado, también alcanzó el 19º lugar de la categoría «Clase pesada». Nota sobre la Carrera París/Berlín
El automovilismo más que una de sus múltiples actividades se convirtió en su pasión. y así, participó en la carrera de París de 1901 donde solo hubo dos conductoras: Camille du Gast y la baronesa Hélène van Zuylen, que ya había competido con anterioridad en la carrera París-Ámsterdam-París en 1898. Du Gast fue acompañada por Hélie de Talleyrand-Périgord, Príncipe de Sagan, como su mecánico. Luego, en 1902, Camille corrió la carrera de París a Viena e intentó hacerlo en la que se organizó entre Nueva York y San Francisco por aquellas fechas, pero la organización no se lo permitió por ser mujer. Ella no se rindió y en 1903 compitió en la de París-Madrid, a pesar de las críticas de casi toda la prensa y la sociedad en la que vivía, que no veía nada bien que una fémina estuviera al volante de un coche. De hecho, ese mismo año, las autoridades francesas prohibieron la participación de mujeres en las carreras automovilísticas. Como excusa, alegaron como razón el nerviosismo femenino.

¿Qué hizo Camille cuando no pudo competir sobre cuatro ruedas? Cambiar de afición. Comenzó así a subirse a lanchas motoras, participando en pruebas como la de Mónaco o la de Algiers a Toulon. Ganó esta última prueba de motonáutica después de todo tipo de avatares, ya que se levantó un temporal en plena carrera y las lanchas participantes se hundieron. Fue declarada ganadora porque la suya fue la que lo hizo más cerca de la línea de meta.
Es importante hacer una breve mención a Hélène van Zuylen otra figura poco convencional para su época. Una baronesa que formaba parte de la familia francesa de banqueros Rothschild y que al casarse entró en la familia de la nobleza neerlandesa de los Van Zuylen van Nievelt, siendo repudiada por su propia familia como resultado, al parecer por haberse casado con un católico. Curiosamente, Van Zuylen era en realidad queer, y posteriormente iniciaría una larga relación con la poeta británica Renée Vivien en 1901, aunque la mantendrían en secreto durante años, cosa que habría bastado para que la repudiaran por segunda vez.
En esta estancia, ya sin confidencias,
nuestros jazmines de ayer ya no aroman…
Solamente para ti me he vestido,
para ti sola he soltado mi pelo…
He escogido joyas… ¿Te gustarán?
En mi inquieto corazón estás tú…
¿Cómo me verás? ¿Qué me dirás tú,
amiga, al cruzar mi umbral al ocaso?
Fragmento de Espera, Renée Vivien

Como pionera del automovilismo, participó en la carrera París-Ámsterdam-París con el seudónimo de ‘Snail’ (caracol), básicamente porque su marido era el presidente del Automobile Club de Francia. Al participar en esta carrera se convirtió en la primera mujer en la historia en competir en una carrera internacional oficial. Más tarde competiría en la carrera París-Berlín de 1901, junto a su compañera Camille du Gast.
Aunque Van Zuylen poseía una gran riqueza que le daba ventaja frente a otras mujeres de origen más modesto, no se puede olvidar que contribuyó a romper barreras para la mujer en el deporte y la sociedad. Al igual que Camille defendió los derechos de la mujer y poco antes de morir creo el Premio Renée Vivien, en honor a la poeta amada en su pasado, con la finalidad de ayudar a las poetas noveles en el inicio de sus carreras.
Volviendo con Camille, es importante destacar su gran solidaridad que quedó de manifiesto cuando participó en la carrera París-Madrid en 1903 y que fue apodada la “Carrera de la muerte” porque estuvo marcada por accidentes mortales de dos conductores más un estimado de seis espectadores, pero el número total de víctimas morales nunca fue registrado.
Du Gast partió en la vigésimonovena posición, pero subió nueve puestos en los primeros 120 kilómetros. Estaba en el octavo lugar cuando encontró atrapado bajo su auto a un piloto inglés que había volcado en una zanja. Ella se detuvo y lo cuidó hasta que llegó la ambulancia y los médicos que lo atendieron sostuvieron que ella le salvó la vida. Al reiniciar la carrera, ella llegó en el lugar 77 cuando la carrera fue detenida en Bordeaux por el gobierno francés.
Dado que el gobierno francés prohibió la participación de las mujeres en el automovilismo, Du Gast decidió incursionar en la motonáutica utilizando lanchas a motor. Este deporte no llevaba más de cinco años como tal, pero se convirtió rápidamente en el deporte de moda con velocidades muy similares a las de los automóviles y había tenido un explosivo crecimiento después de los desafortunados acontecimientos de la carrera de la muerte.
Participó en muchas carreras y, entre ellas en la transmediterránea de Argel a Tolón donde, durante la segunda etapa de la prueba, se levantó una violenta tormenta que hundió seis de las siete lanchas que participaban, entre ellas, la de Camille. Pese a ello, fue declarada ganadora por haber sido la que se hundió más cerca de la meta.

No contenta con las actividades ya descritas, hizo un viaje a caballo por Marruecos, sobre el cual escribió un entretenido artículo que tituló: Ce que m’a dit le Rogui que se publicó en la revista Je sais tout unos años después. A raíz de esta experiencia y, sin duda, por varias razones más, el gobierno francés le encargó dos visitas más a Marruecos para realizar labores diplomáticas. Tendientes a mejorar su influencia en la región. Camille escribió numerosos artículos, particularmente sobre actividades deportivas y logros obtenidos
Du Gast, pese a su afición por la aventura fue siempre una feminista preocupada de los derechos de la mujer. Como señalé al inicio de estas líneas, fue vicepresidenta de la Liga Francesa de los Derechos de la Mujer (Ligue Française du Droit des Femmes) después de la Primera Guerra Mundial y su destacado papel en abrir espacios para la mujer en el deporte fue incluido en el libro Cincuenta Años de Feminismo (Cinquante-ans de féminisme: 1870-1920), publicado por la Liga Francesa de los Derechos de la Mujer en 1921
Luego del intento de asesinato por parte de su hija, se alejó bastante de sus actividades y se concentró en el cuidado de los animales hasta su muerte en 1942. Sus restos se encuentran en el cementerio Pére-Lachaise de París.
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Que vida tan apasionada y aventurera. Supo aprovechar sus talentos y dinero, después de todo, en esos tiempos solo el dinero daba libertad a la mujer. Ella no lo malgastó.