“Cómo diseñar una revolución: la vía chilena del diseño” El espacio creativo que nunca más volvió

por Tomás Vio Alliende

Con motivo de la conmemoración de los 50 años del golpe de estado, el Centro Cultural La Moneda (CCLM) tiene hasta enero una muestra que refleja la gráfica creada en el gobierno de Salvador Allende.

A través de 350 piezas de diseño, la exposición permite comprender la construcción del cambio del país a través del diseño gráfico industrial, un momento histórico donde se intentó diseñar un futuro y una democracia. Lamentablemente ese futuro se vio truncado por el golpe militar y por un país que cambió drásticamente sus perspectivas de innovación, la creatividad que se produjo en ese entonces nunca más volvió o se manifestó de manera distinta. De esta forma, la exposición, que cuenta con la curatoría de Hugo Palmarola (UC), Eden Medina (MIT) y Pedro Ignacio Alonso (UC) reúne piezas originales de diseño que muestran acciones colectivas en la música, la lectura, la desnutrición infantil, ejes importantes en el gobierno de Allende. 

En plena Guerra Fría, Chile fue pionero en proponer una alternativa al capitalismo estadounidense y al socialismo soviético, creando una tercera vía no solo económica, sino también en su producción gráfica e industrial”, dicen los curadores. Para ellos exponer la historia del diseño durante el gobierno de Salvador Allende, 50 años después de su violento final, permite apreciar el significado de un momento de inflexión y quiebre en Chile y el mundo, y a su vez comprender todo lo que cambió con el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Indudablemente se perdió el enfoque de las políticas públicas para dar paso al neoliberalismo.

Afiches de los hermanos Larrea junto a las carátulas de discos para la Nueva Canción Chilena; libros y revistas de la Editorial Quimantú; el diseño gráfico de Santiago Nattino para la educación técnica de los campesinos; los afiches de Waldo González y Mario Quiroz para el Servicio Nacional de Salud; las innovaciones de productos para vivienda, agricultura, electrónica y salud del Área de Diseño Industrial INTEC; las adaptaciones productivas de trabajadores industriales, así como el trabajo editorial del Taller Gráfico UTE y sus afiches para la exposición que inauguraría Salvador Allende junto a Víctor Jara el 11 de septiembre de 1973, forman parte de esta singular muestra llena de nostalgia y de música de la época.

Basta mirar los afiches, recorrer cada uno de ellos, especialmente el de la campaña del medio litro de leche para emocionarse porque, a su vez, se muestra de manera gráfica como se construyen las imágenes y se observan las cucharas para depositar la leche en los distintos recipientes. “En mi casa había una de esas”, le dice un hombre de unos 60 años a sus acompañantes extranjeros, quienes observan con sorpresa las dimensiones de las cucharas. En una época sin redes sociales e internet, el diseño industrial y su difusión fueron fundamentales para llevar el mensaje, el propósito y la música para que realmente se pudieran cumplir los objetivos del gobierno.

Muchos de los afiches de las publicaciones de Quimantú y las estupendas campañas gráficas de los hermanos Larrea o de Santiago Nattino ya las conocía, por eso hay dos aspectos que me llamaron la atención de la muestra. El primero de ellos fue la exhibición de un auto Yagan rojo, a escala natural, fabricado en Chile hace 50 años como el vehículo del pueblo, inspirado en el Citroen Mehari, pero sin puertas. 

La idea consistió en construir un auto de bajo costo, de unos 250 dólares para la época. Durante un año se fabricaron 600 unidades en una planta de Arica y se le puso el nombre de Yagan como homenaje a los extintos indios que vivieron en el sur de Chile. En 1972 salieron a la venta las primeras unidades del auto y en 1974 se frenó su producción. A la fecha, el Yagán es el único auto diseñado, desarrollado y fabricado en Chile que para los coleccionistas de Citroen de todo el mundo sigue siendo una rareza, una verdadera inversión cada vez que aparece uno a la venta.

El otro aspecto que quería destacar es el de la sala de operaciones Cybersyn, una idea pensada por el ingeniero Fernando Flores, con varios cargos en el gobierno de Allende, y Stafford Beer, un gurú tecnológico británico conocido por su trabajo en el mundo de la informática. La dupla desarrolló el proyecto Cybersyn, conocido por algunos como “el internet socialista” o “el internet de Allende”. La idea era crear un sistema para administrar de manera eficiente la economía socialista, aplicando la cibernética a la gestión de las redes industriales chilenas.  Flores, de 26 años en ese entonces y director de CORFO, le expuso a Beer la idea de ordenar el sector público chileno. El ingeniero, muy seguro de sí mismo, no le pidió permiso al presidente Allende y comenzó con el proyecto apoyado por el británico. La idea era delegar algo del manejo de las empresas a computadoras que podrían analizar lo que necesitaban los gerentes y anticipar problemas que podrían surgir, automatizando al máximo el manejo de la economía.

Inicialmente Flores quería poner el proyecto en marcha en 1975, y dentro de los avances del prototipo había programado una reunión con el presidente Allende el 11 de septiembre de 1973. Por distintas razones la reunión se corrió y nunca logró concretarse.

Me senté en una de las sillas blancas con botones que se encuentra en la muestra y realmente la visión es plenamente futurista, ya que desde el asiento se comandan pantallas con información sobre las empresas. Fue casi como estar en una escena de “Los Supersónicos” o en la película de Stanley Kubrik “2001: odisea del espacio” (1968). Faltó que HAL 9000, la computadora del filme, me hablara y me increpara seriamente sobre lo que estaba haciendo sentado en ese prototipo.

Más allá de HAL y del futurismo pensado en los 70, me parece interesante la apuesta que tuvieron los curadores de la muestra al reunir el diseño industrial vanguardista de un preciso momento. Estimulante también darse cuenta de que la música, la literatura, las campañas y las propuestas cibernéticas, no pasan de moda. Incluso se expresa de manera manifiesta la transformación de un país en un espacio creativo que no vuelve a nacer con la misma fuerza original.

Cómo diseñar una revolución: la vía chilena del diseño” permanecerá abierta en el Centro Cultural La Moneda hasta el 28 de enero de 2024 

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