Contra todo pronóstico.

por Gabriel Loza

La economía de EEUU no está en recesión, contra todo pronóstico o apuesta. Los datos del desempeño del PIB al tercer trimestre de 2022 muestran una tasa de crecimiento del 2,6%, después que había registrado en forma consecutiva en los dos primeros trimestres tasas de crecimiento negativas del 1,6% en el primer y 0,6% en el segundo trimestre.

El aumento del PIB real reflejó aumentos en las exportaciones, el gasto del consumidor, la inversión fija no residencial y el gasto del gobierno, los cuales fueron parcialmente compensados por disminuciones en la inversión fija residencial. Gross Domestic Product, Third Quarter 2022 (Advance Estimate) | U.S. Bureau of Economic Analysis (BEA)

Pese a la fuerte revaluación en términos reales del dólar del 10% entre enero de 2002 y septiembre del 2022, (Índice Real del dólar),  la contribución de las exportaciones de EEUU al crecimiento del PIB fue del 1,5%. Así mismo, no obstante la elevada inflación del 8,25% a septiembre, el gasto de los consumidores siguió creciendo pero a una tasa menor del 1,4% comparada con el 2% del trimestre anterior, llamando además la atención la disminución del gasto de inversión en viviendas.

Gráfico: Tasa de crecimiento trimestral del PIB  respecto al trimestre anterior

Fuente: Extraido de Eurostat Home – Eurostat (europa.eu)

Aparentemente, el comportamiento de la economía de EEUU es mucho más resilente y diferenciado respecto a sus aliados, como los países del Área del Euro y del Reino Unido, que están más cerca de la estanflación. Así, en los dos primeros trimestres de 2022 en el área del euro el crecimiento trimestral fue en promedio del 0,7% y en el tercer trimestre disminuyó a un 0,2%, una tasa cercana a cero, con tasas negativas en Austria y Bélgica. Es previsible que en el cuarto trimestre aparezcan cifras negativas, especialmente en el caso de Alemania. Home – Eurostat (europa.eu)

Esta mayor probabilidad de recesión está acompañada de una tasa de inflación más alta del orden del 10,7% a octubre en el Área del Euro, explicada en parte por un aumento de los precios de la energía en 41,9%  la cual, a diferencia de los EEUU, no tiene perspectivas que baje o se desacelere 9a37ec66-2f69-5b3c-a791-662cec2f439b (europa.eu).

En el caso del Reino Unido ya registró en el segundo trimestre de 2022 un crecimiento negativo de -0,1% y es muy probable que continúe con una tasa similar en el tercer trimestre, mientras que la inflación a septiembre había subido a un 10,1% anual.

A todo esto se suma que el Euro y la libra esterlina han enfrentado fuego amigo de parte de su Gran Aliado, por las  fuertes devaluaciones de sus monedas respecto al dólar estadounidense del orden del 15% si se compara con octubre de 2021, en parte provocada por los tempraneros y fuertes aumentos de la tasa de interés en los EEUU (3,25%) que incentiva al dólar como un activo financiero de refugio y preferencia en contra del euro y la libra esterlina. Sus bancos centrales, tardíamente empezaron a subir sus tasas de interés, como en el caso del Banco Central Europeo que recientemente incrementó su tasa referencial en 0,75 puntos básicos al 2,0% y el Reino Unido impulsó su tasa de interés en 0,50 puntos básicos a 2,25%. (Tipo REFI del BCE – interés actual e histórico del Banco Central Europeo (global-rates.com).

Como se observa, los países del G7, Reino Unido, Alemania, Japón, Italia, Francia, Canadá y Estados Unidos se dedicaron en sus reuniones a sancionar económicamente a Rusia en lugar de coordinar sus políticas monetarias, especialmente los bancos centrales que actuaron en forma separada. Como señala Arvind Subramanian en Project Syndicate que “Ahora que está elevando las tasas de interés (EEUU) para combatir el aumento de los precios, los críticos los culpan por exportar inflación e inestabilidad financiera al atraer capitales a los Estados Unidos….han sido criticados por actuar por puro interés propio, incluso si eso significa obligar a otros países a adoptar políticas de empobrecer al vecino” (The Case for Structural Financial Deglobalization by Arvind Subramanian – Project Syndicate (project-syndicate.org).

El problema se complica mucho más puesto que  ad portas del invierno, los EEUU aumentaron sus exportaciones de petróleo a los países aliados entre enero-agosto de este año pero, dada la disminución de sus reservas estratégicas en su nivel más bajo en 38 años, va a tener que priorizar el abastecimiento nacional en lugar de exportar a sus aliados de Europa que tienen déficit de combustibles.

Lo que estamos observando son respuestas unilaterales para enfrentar una crisis mundial múltiple: financiera, climática, alimentos y combustibles muy asociada con los efectos postcovid, en el caso de China, así como con los efectos de la guerra y sus sanciones que están conduciendo a una crisis de estanflación y una fragmentación de la economía mundial en bloques geopolíticos,

Los países emergentes y en desarrollo han estado capeando los efectos de las crisis pero sus impactos ya se han manifestado en varios países con la salida de capitales atraída por las altas tasas de interés de los países adelantados, fuertes depreciaciones de sus monedas, significativas pérdidas de reservas internacionales, aumento de sus deudas externas y del spread o diferencial de sus bonos soberanos en 48% en lo que va del año.

El FMI, encargado por estatuto de poner algo de orden en este desorden económico mundial, si bien aconseja ciertas intervenciones temporales en el mercado cambiario y en los mercados de alimentos, rechaza el control de capitales y repite como mantra la disciplina fiscal, las depreciaciones y el aumento de tasas de interés para combatir la inflación.

En la América del Sur sería recomendable que en lugar del tradicional discurso integracionista y aplicar políticas que empobrecen al vecino, los presidentes aprueben una agenda mínima del corto plazo contra la crisis y, por lo menos, sus bancos centrales se reúnan para coordinar sus políticas, teniendo en cuenta que existe hace tiempo el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) como institución especializada.


Por Gabriel Loza T.
Ex Presidente Banco Central de Bolivia

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