Cubillos… ¿Mater et Magistra?

por Luis Breull

En un contexto nacional aún dominado por las sucesivas revelaciones de chats del abogado Luis Hermosilla con su amplia red de contactos e influencias, el caso de los 17 millones de sueldo bruto de la abogada exministra de Educación y actual candidata a alcaldesa de Las Condes, Marcela Cubillos, en la Universidad San Sebastián, se mantiene en la cresta de una ola en donde resta por develar su trasfondo y consecuencias posibles. Esto, porque sus explicaciones reflejan una intención más propensa a enredar el caso con falacias argumentales y estrategias de manipulación, más que reconocer que su paga por media jornada de labores académicas escapa a toda lógica de sentido de realidad en Chile y hasta en el primer mundo.

Una devota de la fe vista a la luz de la palabra de la Iglesia

Mater et Magistra, la famosa encíclica social del Papa Juan XXIII publicada en 1961 aporta ejes interesantes para observar el caso de esta histórica dirigenta política conservadora en lo valórico y neoliberal en lo económico, formada en el Movimiento Gremial de la Universidad Católica en la década 80 y en la UDI, partido al que renunció para transformarse en una independiente por sobre las clásicas colectividades de Chile Vamos. 

La justicia social, la dignidad del trabajo, el bien común, la solidaridad y la responsabilidad moral de las instituciones, detalladas por este Pontífice de escueto papado nos entregan una orientación de los márgenes en los que entender que este “acuerdo entre privados” que sostiene Cubillos para justificar su sueldo, el que va en sentido contrario a todo lo que se expresa en este texto desde una Iglesia Católica que en la segunda mitad del Siglo XX dio un giro fuerte hacia la cuestión social. 

Así también, a fines del siglo XIX ya lo había hecho el Papa León XIII con Rerum Novarum, encíclica de 1891 que instala por vez primera la noción de doctrina social de la Iglesia centrada en la situación de los trabajadores, la justicia social y el rol del Estado en la economía.

El derecho a un salario justo que sugiere León XIII, al analizarse el caso Cubillos, que es desproporcionadamente alto en comparación con el de otros académicos, plantea interrogantes sobre la equidad y la justicia en la remuneración dentro del contexto educativo (tanto desde la perspectiva de un empleador y de un empleado, como de la comunidad de sus pares).

La intervención de la Superintendencia de Educación Superior para investigar el caso se alínea con la idea que el Estado tiene el papel en proteger la justicia y el bienestar de los trabajadores, asegurando que no haya abusos en la estructura salarial ni situaciones anómalas que respondan a otros intereses no explícitos en esta relación.

Visto también desde los postulados de Juan XXIII, el trabajo tiene un carácter comunitario y social que “no debe ser considerado solamente como un medio de ganancia, sino como un valor en sí mismo que debe ser reconocido y respetado”.  De igual modo su defensa de la solidaridad como otro valor, establece que debe manifestarse “no sólo en la ayuda a quienes están en situaciones difíciles, sino también en la búsqueda de una distribución equitativa de los recursos y en la promoción de condiciones laborales justas”.

El alto sueldo de Cubillos, en contraste con la precariedad de muchos académicos (incluidos los de su misma casa de estudios), podría ser visto como una violación del principio de justicia, ya que no contribuye al bienestar de la mayoría, sino que perpetúa desigualdades. Por tratarse de un salario exorbitante puede ser considerado injusto si no está vinculado a una contribución proporcional al bien común, consagrándose mediáticamente como un ejemplo de cómo la meritocracia puede distorsionarse y justificar remuneraciones que no reflejan el verdadero valor social del trabajo.

La biografía de la trama

Marcela Cubillos Sigall, nacida el 2 de febrero de 1967 en Viña del Mar, es hija de Hernán Cubillos, ex ministro de Relaciones Exteriores durante el régimen de Augusto Pinochet. Fue diputada por el Distrito N° 21 de la Región Metropolitana en dos períodos (2002-2010), fallida candidata a senadora, ministra de Medio Ambiente y, posteriormente, ministra de Educación durante el segundo mandato de Sebastián Piñera (2018-2020). 

Su gestión en esta última cartera se dio en un contexto político complejo con el estallido social y con su reforma curricular que eliminó la obligatoriedad de la cátedra de Historia de Chile en la malla curricular del ciclo de Tercero y Cuarto Medio de la educación escolar secundaria.

Cubillos también al dejar el gobierno asume como académica de la Universidad San Sebastián en conjunto con la Dirección del think tank de la UDI, Libertad y Desarrollo, combinado con su rol de panelista de matinales de TV y programas de radio. Además, formó parte de la Convención Constitucional en 2021, representando al 11° distrito de la Región Metropolitana. Recientemente, a fines de julio de 2024, oficializó su candidatura a alcaldesa de Las Condes como independiente, respaldada por Chile Vamos, marcando un nuevo capítulo en su carrera política.

Casada en segundas nupcias con el entonces senador RN Andrés Allamand, es madre de tres hijos.

Decir no es responder

Si hay algo que caracteriza el perfil de Marcela Cubillos es su dureza y tenacidad para sostener sus argumentos e ideas, incluso a costa de no hacerse cargo del fondo de los temas que la involucran, sino de distraer a costa del constante y hábil uso de falacias retóricas. Tal es el caso de su forma de encarar las preguntas de los periodistas y políticos en torno al sueldo mensual recibido por cuatro años en la Universidad San Sebastián, que asciende a casi 225 mil dólares anuales, lo que supera con creces a los mejores sueldos de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, como Harvard, Yale o Columbia, entre otras.

Algunas de las falacias y estrategias de manipulación usadas por la exministra son:

Falsa Representación: Cubillos afirma en su tuit que estuvo “siempre entre los profesores mejor evaluados por los estudiantes de la Facultad”. Sin embargo, su evaluación real la sitúa en el puesto 1.268 de 2.540 docentes, lo que representa una distorsión significativa de su rendimiento. Esta manipulación engaña al público, haciéndolo creer que su desempeño es notable cuando en realidad se encuentra en la media.

Generalización Apresurada: Al comparar su experiencia con la de otros académicos, ignora el contexto de precariedad en el que se encuentran la mayoría de los docentes. Más del 80% de los académicos con doctorado en Chile gana menos de 3 millones de pesos. Al generalizar su situación, perpetúa una visión sesgada que no refleja la realidad del sector académico, donde la mayoría trabaja con condiciones laborales deplorables.

Ambigüedad: Utiliza términos vagos como “buena” al referirse a su evaluación sin especificar qué implica exactamente. Esto crea confusión y permite que su audiencia saque conclusiones erróneas sobre su calidad docente, enmascarando los datos específicos que revelan un desempeño por debajo del promedio.

Desviación del Debate: Cuando se refiere a la “izquierda progre” y afirma que “piensan que la mujer profesional tiene que dejarlo todo para seguir a su marido”, está desviando la atención de su situación real. En lugar de responder a las críticas sobre su salario y evaluación, recurre a ataques ad hominem, debilitando el argumento sin abordar las preocupaciones válidas de sus requirentes.

Apelación a la Libertad: Al decir que “en Chile hay libertad de trabajo y de contratación”, intenta justificar su sueldo de 17 millones de pesos, ignorando las desigualdades estructurales en el ámbito académico. Esta afirmación minimiza las realidades de precariedad y explotación que enfrentan muchos académicos, así como sus denuncias sobre condiciones laborales indignas.

Muñecos de Paja: Al descalificar a sus críticos, crea una representación distorsionada de sus argumentos. Al referirse a la “izquierda progre”, sugiere que ellos creen que las mujeres deben sacrificar sus carreras por sus esposos. Esto no solo es una simplificación, sino que también oculta el verdadero problema, referido a la desigualdad de género y las disparidades en el mercado laboral para mujeres con doctorado.

Falsa Dicotomía: Cubillos sugiere que la crítica a su salario implica estar en contra de la educación privada. Este enfoque polariza el debate, obligando a sus oponentes a adoptar una postura que no necesariamente refleja la complejidad de la discusión sobre la educación superior en Chile.

Círculo Virtuoso: En defensa de su salario, menciona que “pagar generosamente a figuras políticas es bueno y conveniente para todos”, según Gerardo Varela. Sin embargo, esta afirmación carece de sustento y deshumaniza a los académicos que enfrentan precariedad. Al presentar el salario alto como un beneficio general, ignora las experiencias de aquellos que luchan por salarios justos y condiciones laborales dignas.

Romanticismo Sádico: La idea de que el sacrificio personal en la academia es valorado es promovida en su discurso, sugiriendo que la retribución es el prestigio. Esta noción trivializa las dificultades reales que enfrentan los académicos y presenta la lucha por condiciones laborales adecuadas como una búsqueda romántica y desinteresada.

Ignorar el Contexto Histórico: Presenta su situación sin considerar las deudas históricas que enfrenta la educación superior en Chile. Su afirmación de haber dejado un “muy buen trabajo” para dedicarse a la política ignora las condiciones desiguales y la precarización laboral que afecta a la mayoría de los académicos, haciendo de su caso una excepción en lugar de la regla.

El discurso de Marcela Cubillos, repleto de falacias y manipulaciones, no solo distorsiona la realidad de su situación, sino que también desestima las experiencias de muchos académicos en Chile. Su enfoque se centra en la defensa de su salario mediante el ataque a todos sus críticos, evitando abordar las problemáticas sistémicas que afectan a la mayoría de los docentes. Este discurso no solo es engañoso, sino que también perpetúa un sistema que marginaliza a aquellos que realmente sostienen la educación superior en el país. 

Aquí está en juego su reputación pública en tanto la investigación pone en entredicho su imagen como candidata a la alcaldía de Las Condes. Si se encuentran irregularidades en su contratación o remuneración, su prestigio podría verse gravemente afectado, lo que podría repercutir en su apoyo electoral (aunque estos temas no suelen ser de preocupación de sus adherentes). Al menos su inocultable aspiración presidencial que tanto inquietaba a la hoy favorita Evelyn Matthei ha quedado en la nebulosa.

De existir infracciones graves a la normativa interna de la universidad, tanto ella como la USS podrían enfrentar sanciones legales. Esto incluiría potenciales multas o acciones legales que podrían tener consecuencias directas en su rol político público. La exposición de prácticas salariales irregulares, a la luz de eventuales resultados de las investigaciones en curso, podrían revelar prácticas salariales desproporcionadas en la USS, no solo en su caso, sino también en otros docentes. Esto podría abrir un debate más amplio sobre la remuneración en las universidades privadas y ponerla en el centro de una controversia sobre la justicia salarial en la educación superior y el rol del Estado en la asignación de recursos. 

Se ha mencionado formalmente que podría surgir información adicional que lleve a otras líneas de investigación. Esto significa que, si se encuentra evidencia de malas prácticas (entre ellas, una denunciada por la también ex convencional Teresa Marinovic), podrían abrirse más investigaciones que involucren a otros actores de la universidad. 

En síntesis, la investigación del caso y sus eventuales resoluciones pueden dejar a Marcela Cubillos en una posición vulnerable, donde su reputación, carrera profesional y apoyo político se vieren seriamente afectados por los hallazgos y la forma en que se desarrolle el proceso. Porque es evidente que a esta madre y maestra no la blindan sus estrategias discursivas que reducen este caso a un simple acuerdo entre privados, por mucho que los connacionales devotos y seguidores del político austríaco Friedrich Hayek así lo crean en último término.

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