Este 8 de noviembre, la Sala Antonio Varas cumplirá 70 años de vida con el mismo estreno fundacional con que se iluminó en aquel entonces, el escenario del Teatro Experimental de la Universidad de Chile: “Noche de Reyes” de Shakespeare, vertido al castellano por León Felipe.
En un acto de magia -que solo puede hacer el arcano de las Artes- el escenario del Varas continuará consecuentemente su sueño original de instalar un domicilio para “la difusión del Teatro Clásico y Moderno; para un Teatro Escuela; para la creación de un ambiente teatral y para la presentación de nuevos valores”, como lo definieron sus fundadores en sus carnets, en los albores de los 40, como el acta fundacional, el primer programa, de lo que es hoy el Teatro Nacional Chileno.
La Sala, primitivamente, estaba destinada por su propietario -el Banco Estado- a ser un cine persa (¿?) como lo delata su diseño original de la cultura iraní en el fresco de sus paredes del foyer. Sin embargo, su destino estuvo marcado por la audacia de los jóvenes universitarios, encabezados por Pedro de la Barra, que lograron convencer a los dueños para bajar una estrella para convertirla en una fábrica de sueños e historias para el teatro chileno, en un antes y un después de los teatros universitarios en América Latina.
La primera buena noticia, en estos 70 años, es que se estrenaron en la Sala Antonio Varas más de 230 obras de teatro y pasaron por sus tablas más de tres mil personajes con la pluma de centenares de dramaturgos de Chile y del mundo.
Un orgullo para las culturas, las artes y el patrimonio nacional.
¡Señoras y señores! ¡Escuchad la tercera llamada, la tercera campanada, la función va a comenzar!
Las malas noticias son dos: Que el Teatro Nacional de Chile – o como lo bautizó Pinochet “el Teatro Nacional Chileno”- no tiene un cuerpo estable de actrices y actores, técnicos y directores… y el dueño de casa, el Banco Estado, mantiene las mismas 400 butacas desde el 8 de noviembre de 1954 que, en rigor, merece el aplauso de un museo.
No obstante, la segunda buena noticia son los hombres y mujeres del Teatro Nacional –magos y magas por excelencia– que han trabajado por décadas durante y después de la dictadura, en sacar adelante una programación digna y maravillosa con una alta excelencia teatral sin un apoyo sustantivo (digno) del Estado.
Con su empeño y porfía -por generaciones- los trabajadores del TNCh nunca han bajado el telón y han apostado a la belleza del buen decir del arte de la representación.
Hoy, su Soñador en Jefe, su director Cristian Keim, escribe al igual de su primer director Pedro de la Barra, la obra “Viento de proa” para abrirse en las turbulencias, imaginar (combatir los temporales) y sostener el sentido social y público del Teatro Nacional, bajo el alero de la Universidad de Chile.
Noche de Reyes para los Reyes y Reinas del teatro chileno
Entonces… ¡Qué se ilumine el escenario! Señoras y señores… ¡Noche de Reyes!
Y como nada es casual en la vida del teatro, la presencia shakesperiana pondrá el embrujo de las equivocaciones en esta temporada de los 70 años de la Sala Antonio Varas.
Nos invitará a reconocer la vida después de la muerte, la vuelta a la vida de todos y todas. En la sala estarán los jóvenes Shenda Román como María, doncella de la condesa; Gustavo Meza, como uno de los pajes con sus primeras calzas; Delfina Guzmán y María Teresa Fricke, como damas de la Corte.
Ahora, Shenda, Gustavo, Delfina y María Teresa estarán sentados en las mismas butacas de hace setenta años.
Mientras tanto, en la puerta de la sala Antonio Varas, estarán ansiosos, abrazados, María Maluenda, nuestro premio nacional Antonio Acevedo Hernández, Américo Vargas, Pury Durante y el gran Roberto Parada.
Los reporteros se agolparán para registrar el momento de la historia. Al lado, en la entrada también estarán Manuel Rojas, otro grande de la literatura nacional, Pedro de la Barra, Clara Rosa Otero y el talentoso Cesar Cecchi. Cada uno estrenarán las butacas nuevas en su primer año de vida.
Víctor Jara andará en su camarín alentando la función con su cábala de “mierda-mierda”. Saldrán a escena Jorge Lillo, Humberto Duvauchelle, Marés González, Alicia Quiroga, Agustín Siré, Mario Lorca, Rubén Sotoconil, entre tantas y tantos talentos.
En la Sala estarán expectantes José Manuel Parada, Alejandro de la Barra y Ana María Puga, sentados en las butacas de la historia.
Rodrigo Pérez, director de la obra en el 2024, compartirá su butaca, atento, junto a Pedro Orthous, trasmutando el teatro 70 años después.
Saldrán a escena, Jaime Leiva, Marcelo Lucero, Francisca Márquez, Roxana Naranjo, Francisco Ossa, Marco Rebolledo, Diana Sanz y Nicole Vial. Todos, tantas veces Jorge Lillo, Humberto Duvauchelle, Marés González, Alicia Quiroga, Agustín Siré, Mario Lorca, Rubén Sotoconil, entre tantas y tantos talentos.
El Teatro Nacional Chileno lo volverá a hacer. Será una noche de Reyes y Reinas del teatro chileno, en el domicilio del Teatro de Chile, Sala Antonio Varas, Morandé 25.
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Bien Felipe… gracias por tu recuerdo