Dos pasados

por Mario Valdivia

Dos, que yo sepa. Uno, el de los acontecimientos idos, lo que fue en su momento, pero ya no es. El otro, el de los hábitos, las narrativas en la memoria, y los estados de ánimo que los hechos del pasado crearon y siguen operando en el presente. Un pasado ido, un pasado actuante.

El primero podemos traerlo al presente solamente como recuerdo. Lo que no se recuerda se encuentra desaparecido, ya no es. Y recordar consiste en traer a la memoria hechos que fueron, información de lo que ocurrió, datos.

El segundo opera olvidado. Los hábitos agencian lo que hacemos, las narrativas memorizadas agencian lo que decimos, los estados de ánimo orientan afectivamente nuestras acciones y conversaciones. Es un pasado que opera olvidado, agenciándonos sin que reflexionemos sobre él. Este olvido justifica la pizca de verdad que tiene el dicho de que el pasado no recordado condena a repetirlo.

Una pizca solamente. Es que la palabra recordar es inadecuada para hacer visibles los hábitos, las narrativas en la memoria y los estados anímicos que nos agencia sin reflexión de nuestra parte. No se trata de coleccionar hechos del pasado, juntar información, sino de intimar la operación de aquellos en nuestro comportamiento presente. De percibir los hábitos desplegándose en el momento en que lo hacen, la memoria haciéndonos decir lo que decimos en el presente de la conversación, y de sensibilizarnos a las inclinaciones afectivas movilizándonos al movernos. Rememorar es, quizás, una palabra más atinada.

Rememorar el pasado creando en forma imperceptible el presente, permite una libertad diferente. No solo de elegir entre las posibilidades abiertas por los hábitos, la memoria y las inclinaciones afectivas adquiridas (“libertad de elegir entre alternativas”), sino la de crear una nueva posibilidad de ser, des atrapándonos de su inercia. Una libertad que permite comprometernos con un pasado para cuidarlo hacia el futuro, tanto como dejar atrás limitaciones e impedimentos heredados. No solo crear nuevas consignas verbales y ritos a menudo vacías y ciegos, sino articular nuevos hábitos y narrativas, y cultivar nuevos estados de ánimo. Nos relacionamos así con el pasado de manera más propia y des atrapada. Es que no se trata de recordar, sino de remembrar para ser más agradecidos y libres. Digo yo.    

También te puede interesar

Deja un comentario