El bullying y la historia real que inspiró la canción “Jeremy” de Pearl Jam

por Tomás Vio Alliende

“Señorita, ya tengo lo que usted me pidió”, fueron las últimas palabras que dijo antes de sacar la Magnum que había llevado al colegio y se disparó delante de todos sus compañeros. Era el 8 de enero de 1991 y Jeremy Wade Delle, estudiante de 15 años de una secundaria de Richardson, Texas, había llegado tarde a clases. La profesora le pidió que fuera a buscar una autorización y al volver se quitó la vida con una pistola. Así de simple. La noticia apareció en distintos medios de Texas y llegó a manos de Eddie Vedder, vocalista de Pearl Jam, quien quedó impactado por el hecho y escribió la canción “Jeremy”, que compuso el bajista Jeff Ament, y que apareció como el tercer single del álbum debut de Pearl Jam “Ten” en agosto de 1991.

Jeremy Wade Delle venía de una familia disfuncional con padres separados y era víctima permanente de bullying en su colegio. Este hecho llamó la atención de Vedder y lo impregnó en una canción que muestra la rabia del adolescente. Con el estribillo “Jeremy spoke in class today” (Jeremy habló en clase hoy) demostró casi en forma de lamento lo que le sucedió al joven porque, además, el fatal hecho se cruzó con otro acontecimiento que le pasó a Vedder: cuando estaba en séptimo básico vio como uno de sus compañeros disparó en clases contra una pecera.

La canción trata un poco sobre Jeremy. Creo que es un tema que habla por sí solo, pero que a la vez puede ser interpretado de diferentes formas. Me encuentro hablando de esa canción en muchas oportunidades intentando clarificar el origen de mis palabras”, dijo Vedder en una entrevista. El cantante también se mostró consciente de lo que provocó su composición, sobre todo en la familia de Jeremy. “Espero que nadie se ofenda y que me crean cuando digo que, cada vez que la interpreto en vivo, pienso en él”, aseguró el artista.

El video clip de la canción se estrenó en 1992 y fue premiado por mostrar el drama del quinceañero, su lucha contra el sistema. También fue censurado porque mostraba al adolescente apuntándose con la pistola en la clase y manchando de sangre a sus compañeros. Estas últimas imágenes tuvieron que ser sacadas y recién en 2020 fueron repuestas con el corte del director para una campaña de concientización sobre el abuso y la violencia de las armas en Estados Unidos.

Como parte de un caso real, la canción fue extremadamente polémica. En una entrevista en 2018, Wanda Crane, madre de Jeremy y Brittany King, compañera de curso, hablaron sobre el adolescente. “El día en que murió no es el día que definió su vida”, declaró la madre. “Él era mucho más que eso que pasó. Era un hijo, un hermano, un sobrino, un primo, un nieto. Era un amigo. Tenía talento. Ganó el primer premio en la Feria Estatal de Texas por sus dibujos”, dijo Crane quien se enteró de la noticia en su trabajo. “No creí lo que me estaban diciendo. Estaba en shock. Sentía que no era mi hijo del que estaban hablando, pensaba que después tenía que ir a buscarlo a la escuela. Luego de eso, entré en una especie de neblina”, sentenció.

Actualmente, Wanda Crane ayuda a otras madres que perdieron a sus hijos y mantiene en su hogar los dibujos que realizó Jeremy en su niñez y adolescencia. En cuanto al tema de Pearl Jam, que la deja como una mujer ausente que nunca se preocupó de su hijo, Crane dijo que nunca iba a escuchar la canción y tampoco se le había pasado por la cabeza demandar al grupo.

Brittany King, la compañera de curso de Jeremy, fue directa en la entrevista y acusó a Pearl Jam de crear situaciones que no habían ocurrido. “Me enojé mucho con ellos por escribir ese tema porque ellos no saben lo que pasó, no estuvieron en el lugar de los hechos. Yo tenía 16 años cuando fui testigo de eso   y fue como crecer de golpe. Cuando apareció Jeremy nos fuimos todos hacia el fondo del aula y nos pusimos en cuclillas, dudé de si debía mirar o no y, no sé bien por qué, lo hice. Ahora esa imagen no podré olvidarla nunca. Todo fue shock, miedo. Mi vida nunca volvió a ser la misma”, expresó King, recordando el momento en que su compañero puso el arma en su boca.

Más allá de la realidad, de las interpretaciones del hecho, personalmente creo que, aunque la canción es muy potente y me encanta escucharla, la banda se equivocó al relacionarla directamente con un caso real tan cercano como el de Jeremy Wade Delle. Bastaba cambiar el nombre del protagonista, disfrazar algunas situaciones, ficcionarlas. Inspirarse simplemente en el caso y no usar tan al pie de la letra una situación sumamente delicada como el suicidio de un adolescente víctima de acoso estudiantil. Lo digo con propiedad porque yo también fui afectado por el bullying en el colegio y a veces uno cae en espirales terribles donde es imposible ver una salida. Aunque nunca pensé en tomar una determinación tan violenta como la de Jeremy, sufrí acoso estudiantil en séptimo y octavo básico, en un conocido colegio del barrio alto donde últimamente algunos alumnos han sofisticado sus medios de abuso, utilizando la inteligencia artificial para dañar la integridad de sus compañeras y, más encima, han intentado escudarse en el poder económico de sus padres para evitar ser expulsados, a pesar de las decisiones tomadas por la justicia. 

Mi situación en ese entonces (mediados de los 80) consistía en que todos los días algunos de mis compañeros de curso me regalaban una burla, un golpe, una molestia. Un acoso incesante. Un día eran unos otro día otros. Recuerdo que lo peor de todo era no saber cómo controlar el problema, de qué manera ponerle fin. Incluso una noche a los 13 o 14 años estaba en mi casa en pijama, conversando con mi padre antes de acostarme, diciéndole que para mí la mejor parte del día era cuando dormía porque era el momento en que menos lo pasaba mal, en que mi mente se tranquilizaba y, en definitiva, podía descansar sin que nadie me molestara. Fueron momentos duros, tristes. Afortunadamente contaba con el apoyo de mi familia, amigos y todo se remedió con un viaje al extranjero y un cambio de colegio. Las cicatrices de estos recuerdos quedan para siempre, no puedo negarlo, por eso es importante que no se llegue a la posición de Jeremy, donde tuvo que alzar su silente voz, agarrar una pistola y usarla para demostrar que él estaba ahí, haciendo su propio sacrificio, obligado a tomar una decisión drástica. 

Han pasado casi 34 años desde que sucedió lo de Jeremy y la sociedad completa sigue debiendo explicaciones. Son pocas las respuestas, propuestas o determinaciones, a nivel mundial, que veo actualmente frente al bulliyng y su tratamiento. Es de esperar que, a pesar del crecimiento de la violencia escolar con métodos más sofisticados como la IA y las redes sociales, no sigan apareciendo más víctimas del acoso hablando a través de un arma, parados con temor y sin salida frente a sus compañeros de curso.   

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