Posiblemente los nuevos textos de economía van a tener que re-examinar la trayectoria del camino de la Fed después de la crisis del COVID-19 hasta, esperamos, fines de este año o quizás el 2024, si la inflación lo permite.
Las señales hasta el momento son que después de 10 sucesivos y continuos incrementos de su tasa de política monetaria, de un nivel de 0,25% el 16 de marzo de 2022, subió 5 puntos porcentuales, o 500 puntos básicos en 10 alzas consecutivas, hasta llegar en mayo de 2023 a 5,25 % para luego, en histórica reunión de junio, mantenerla en suspenso aunque amenazando en sus “pronósticos” por lo menos dos subidas para alcanzar en promedio a un 5,6%, puesto que de los 18 responsables de la política monetaria, 12 fijaron las tasas en el rango medio de 5,5% a 5,75% o por encima de él.
La lección aprendida parece ser que es, más que preanunciar la trayectoria futura de las tasas de interés, analizar reunión por reunión, cómo va la evolución de las variables y en especial la tasa de inflación, que dicen sigue la Fed: índice de precios de los gastos del Consumo Personal (PCE por sus siglas en inglés) y observando atentamente las condiciones crediticias y el impacto en el sector inmobiliario comercial, donde la Fed espera algunas pérdidas.
Otros bancos centrales relevantes de los países adelantados no siguieron la pausa en el alza de sus tasas de interés, puesto que continuaron incrementando sus tasas de política monetaria como el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y el Banco de Nueva Zelandia (Gráfico 1).
Gráfico 1
Nivel del alza de las tasas de interés: septiembre del 2021 a junio de 2023
Tomando como referencia septiembre del 2021 se observa el nivel de la subida de las tasas de política monetaria hasta junio de 2023 en un rango que va desde 4,25 puntos porcentuales en el Área del Euro – los menos apurados en subir – hasta 5,25 puntos porcentuales en el ejemplo de Nueva Zelandia, el precursor de las tasas de inflación y el primero en subir su tasa monetaria. El nivel y la simultaneidad nos están mostrando una magnitud del ajuste monetario para combatir la inflación que no se había visto desde los tiempos de estanflación de los ochenta y ni siquiera en plena crisis financiera de 2008. Y lo que es más preocupante es que la mayoría de los bancos centrales alcistas siguen amenazando que seguirán subiendo hasta que baje la inflación, como en los viejos tiempos, a niveles del 2%, con organismos como el FMI que les siguen alentando como una especie de consigna: subir o morir.
En teoría, los bancos centrales deberían seguir o percibir los sentimientos del mercado y leer bien las expectativas de los agentes económicos y sobre todo de los consumidores. Empero, en estos momentos creo que el “mercado” y la gente siguen confundidos imputando que las señales de las autoridades monetarias no son claras y consistentes. El problema será cuando los movimientos del mercado no sigan los movimientos de la Fed.
Y así, por una parte, la Fed decidió “atemperar el paso” en su camino o más bien en su corrida alcista, pero aclarando que los “pronósticos” de las amenazas al alza no son más que aquello y más le preocupa la persistencia de la inflación y fortaleza del mercado laboral y por lo tanto habría que “adoptar decisiones a medida que avanzamos” (Conferencia de prensa celebrada el miércoles 14 de junio por el presidente de la Reserva Federal).
La noticia que preocupará a los macroeconomistas y a la Fed es la de Bloomberg, que encabeza su titular señalando que Wall Street “borra las pérdidas generadas por la Fed durante el año” y que este impulso positivo del mercado de acciones se extiende a la caída de la volatilidad del mercado de bonos, del dólar y al posicionamiento de mercado de la renta variable Racha de Wall Street borra las pérdidas generadas por la Fed durante un año (bloomberglinea.com). Así continúa enfatizando que:
Anteriormente, los movimientos del mercado estaban estrechamente ligados a la actuación de la Reserva Federal en la gestión del crecimiento económico y la inflación. Sin embargo, ahora la atención se ha desplazado hacia la evaluación de la salud financiera de las empresas y el potencial de aumento de las inversiones de capital en preparación para el auge de la inteligencia artificial (IA).
Resulta que parte de la recuperación de Standard & Poors en el último mes, por ejemplo, ha estado relacionada al dinamismo súbito de las acciones de las empresas relacionadas con la Inteligencia Artificial (IA), que esperamos no se comporten como las cripto monedas y las start up tecnológicas y que vayan del auge a la crisis.
Sin embargo, lo que llama demasiado la atención es que se estaría dando un desplazamiento de los factores macroeconómicos hacia los más microeconómicos relacionados con el desempeño y la salud financiera de las empresas o que las señales de la Fed no están actuando o llegando como antes: Así, “Esto contrasta con los mercados que han estado pendientes de cada palabra de los funcionarios de la Fed en el último año”.
Me acuerdo de los tiempos de Greenspan, como banquero de la Fed, el Gurú de la economía estadounidense, el Oráculo de Delfos, donde cada comunicado o declaración suya se analizaba palabra por palabra, tratando de descifrar que es lo que decía o qué quería decir en cuanto a las señales al mercado. Así, antes los movimientos del mercado estaban estrechamente ligados a la actuación de la Reserva Federal, pero la tendencia actual parece depender menos de estas señales.
Como siempre, no faltan los indicadores de esta tendencia, como el modelo de Citigroup Inc. que cita Bloomberg, donde “la contribución de los factores macroeconómicos a los mercados de renta variable ha descendido del 83% al 71% desde marzo, lo que supone la mayor caída en tres meses desde 2009” (Gráfico 2).
Gráfico 2
Macrotendencias son menos importantes
Porcentajes del riesgo macroeconómico dirigiendo las acciones
Por supuesto que los datos muestran que influyen las señales macroeconómicas, pero que además hay otros factores que dirigen el comportamiento de las acciones. Esto también puede ser igualmente válido para tratar de explicar el comportamiento de la tasa del Fed frente a otras variables como la actividad económica donde la recesión se estaría retrasando, el mercado laboral resistente y la propia inflación que se mantiene persistente, datos que siguen sorprendiendo a la Fed.
Con todo, el panorama podría desembocar inicialmente en un aterrizaje suave con una desaceleración tardía y moderada, como espera el Bank of América, o podría derivar en un no aterrizaje este año, puesto que algunos como Peter Chatwell, no están convencidos de que la economía o los mercados puedan resistir el tirón de una política más restrictiva durante mucho tiempo, según Bloomberg Línea.
Habrá que esperar a julio para ver cómo actúa la Fed, Yo prefiero esperar más bien los datos del segundo trimestre del PIB del EEUU y del índice de precios de los gastos de consumo personal (PCE).