El camino de la estanflación

por Gabriel Loza

El camino hacia la estanflación sigue siendo pavimentado e impulsado por las recientes decisiones de los bancos centrales de los llamados “países adelantados”.

Es así como la Reserva Federal de los EEUU (Fed) decidió, para combatir la inflación, subir de nuevo su tasa de fondos federales en 25 puntos básicos (0,25%) a un 5,25%, totalizando en más de un año 9 alzas consecutivas con un acumulativo de 5 puntos porcentuales, a partir de abril de 2022 cuando estaba con una tasa cercana a cero, del 0,25%.  El tremendo esfuerzo realizado por la Fed para retornar a su tasa objetivo o meta de inflación del 2% todavía está lejos de alcanzarla, puesto que a marzo de 2023 todavía estaba en un 5%. Sería un relativo éxito si se considera que a junio de 2022 la tasa de inflación interanual había llegado a su máximo de 9,1%, habiendo logrado reducir más de 4 puntos porcentuales, que en términos muy simplistas implicaría casi un 1% de reducción en la inflación por cada 1% de aumento en la tasa del Fed (Gráfico 1).

Gráfico 1. EEUU: Tasa del Fed, Índice de Precios al Consumidor (IPC) y el Índice de Precios de los Gastos de Consumo Personal (PCE)

En porcentajes

Fuente: Elaboración propia con datos del Fed y Measuring inflation trends | FRED Blog (stlouisfed.org

Nota: PCEI Subyacente: Índice de Precios de los Gastos de Consumo Personal excluidos combustibles y bienes de consumo.

Empero, en EEUU se utilizan distintos indicadores para seguir la inflación y se dice que la Fed toma como referencia en sus decisiones de política monetaria el nivel y la variación del Índice de Precios de los Gastos de Consumo Personal (PCEI por sus siglas en inglés). Si tomamos este indicador pero excluimos los componentes de combustibles y bienes de consumo, para quitarle el efecto del shock de oferta de alimentos y combustibles, lo que nos viene a dar una medida de inflación subyacente o núcleo, vemos que el esfuerzo del Fed no ha sido tanto.   

En efecto, el índice de precios de los Gastos de Consumo Personal (PCE) había alcanzado un máximo con una tasa interanual de 5,4% en febrero de 2022 y desde esa fecha solo ha declinado a marzo de 2023 a una tasa   4,60% interanual, equivalente a 0,80%. Y aún más, desde hace más de dos años – marzo de 2021 a marzo del 2023 – las tasas de inflación promedio anual del indicador del PCE han estado en 4,5%, lo que nos da una idea de una inflación persistente o pegajosa que no ha reaccionado mucho frente a las fuertes alzas de la tasa de interés.

Los economistas tenemos siempre muchas explicaciones a los problemas económicos para tratar de explicar por qué hay una baja correlación entre aumentos de la tasa de interés y la disminución de la tasa inflación, como es el de suponer la presencia de rezagos (no se sabe cuántos) para explicar que sus efectos no son inmediatos y se debe esperar a que se trasmitan sus impactos.

El problema es que mientras tanto, hasta que baje la inflación hay en curso   varios efectos concatenados como los derivados en la actividad económica y en el empleo, pero además en la estabilidad financiera, a los que no podemos decirles que esperen un poco hasta que baje la inflación pronosticada por los economistas y que se cumpla el ya tan difícil aterrizaje suave.

Efecto en la actividad económica y el empleo

En sus informes las autoridades monetarias siguen sorprendiéndose de que la economía de EEUU no haya entrado oficialmente en recesión y que en los últimos trimestres la actividad económica no se haya contraído significativamente y que el desempleo no hubiera aumentado como se esperaba y que, por el contrario, ha disminuido.

En efecto, ya en el primer semestre del 2022 EEUU entraba en la denominada recesión técnica, aunque no oficial, por registrar dos trimestres consecutivos tasas negativas del orden del 1,6% y 0,6% de crecimiento del PIB. No obstante, se recuperó en el tercer y cuarto trimestre del 2022 con tasas del 3,2% y del 2,6% para recién desacelerarse en el primer trimestre de 2023 al registrar una tasa de crecimiento del 1,1%, “un ritmo modesto” según la Fed, aunque en sus proyecciones de marzo estimaba un 0,4% para todo el 2023 (Gráfico 2). Por el contrario, su desempeño fue mejor que el de sus países aliados del Área del Euro prácticamente en estancamiento al registrar una tasa de crecimiento del PIB de 0,1% en el primer trimestre según eurostat Home – Eurostat (europa.eu).

Gráfico 2. EEUU: Tasa de crecimiento trimestral: Primer trimestre 2021-2023

En porcentajes

En cuanto a la tasa de desempleo, justamente después de la decisión del Fed (del miércoles 3 de mayo), el viernes 5 de mayo los datos oficiales mostraron que la tasa de desempleo en lugar de subir como se esperaba había disminuido a contrario sensu del nivel registrado en marzo del 2023 del 3,5% a un 3,4% en abril, uno de los niveles más bajos en 53 años. Por tanto, desde que empezó a aumentar su tasa la Fed en abril de 2022, la tasa de desempleo ha oscilado en un rango entre el 3,4% y el 3,7% desde marzo de 2022 no observándose, hasta la fecha, los efectos adversos esperados y deseados (Gráfico 3).

Gráfico 3. EEUU: Tasa de desempleo: abril de 2021 a abril de 2023

Efecto no esperado

Lo que no se esperaba tanto como en el caso de la actividad económica y en empleo, fueron los efectos en el sistema financiero de los EEUU y concretamente en el sistema bancario regional, donde predominan los bancos pequeños. El Comunicado del Fed señala solamente que “El sistema bancario de Estados Unidos es sólido y resiliente” y que de manera general monitoreará la evolución económica y financiera.

El jueves 4 de mayo Bloomberg en Línea titulaba “Bancos regionales amplían racha bajista, mientras PacWest y Western Alliance se hunden”, y que el “índice KBW de banca regional se desploma, ampliando la caída de este año al 31%”. Sin embargo, el viernes 5 de mayo Bloomberg comunicaba que PacWest Bancorp (PACW) se disparó más de un 80%, tras una caída (56%) que llevó a sus acciones a mínimos históricos. Western Alliance Bancorp (WAL) se recuperó un 49%, después de su caída (38,5%)  y First Horizon Corp. (FHN), en forma más modesta un 8% puesto que también se vio afectada con una caída del 33%.

Si bien las autoridades monetarias y financieras de EEUU habían logrado lidiar en buena forma la crisis bancaria presentada en marzo, las perturbaciones bancarias continúan. Es así que el índice de S&P500 que mide el desempeño de los bancos regionales muestra una caída al 5 de mayo de más del 50% si se compara con el nivel máximo alcanzado en agosto de 2022 (Gráfico 4).

Gráfico 4. Índice Standard and Poors 500: Bancos regionales de EEUU

El problema es que el reciente tumulto del sector bancario perjudicará los préstamos y limitará aún más el crecimiento, obligando de esta manera a la Fed a recortar las tasas antes de que se controle la inflación. El dilema pues entre estabilidad de precios y estabilidad financiera sigue presente en las decisiones de las autoridades monetarias y en medio de ambas, está el fantasma del estancamiento. La inflación está mucho más alta de lo que la Fed pensó que sería, y está bajando a un ritmo lento, mientras que la actividad económica se está desacelerando.

El dato clave se conocerá el miércoles 10 de mayo, con la tasa de inflación subyacente anualizada de EEUU en el mes de abril: ¿será un poco más baja que la tasa del 5,6% de marzo?

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