¿El Nuevo proteccionismo?

por Gabriel Loza

Las raíces del proteccionismo

La doctrina del proteccionismo es más vieja que el liberalismo y justamente la “ciencia económica” nace con la crítica a los mercantilistas, los proteccionistas en esa época, que creían que la riqueza de una nacional estaba en la acumulación de los metales preciosos que se lograba exportando más, puesto que a cambio de las mercancías exportadas recibían oro, e importando menos, porque había que pagar con oro las importaciones. Y paradójicamente, el proteccionismo nace paradójicamente en  dos países desarrollados que fueron recientemente emblemas del liberalismo, como Alemania con Frederick List( 1840),  el padre del proteccionismo con su libro  “El Sistema Nacional de Economía Política”, preocupado porque Alemania se encontraba rezagada económicamente respecto de la industrialización que había catapultado a Inglaterra como potencia comercial y, Alexander Hamilton, quien fue el primer secretario del Tesoro de EEUU(1789–1795), con su “Report on the Subjet of Manufactures” (1791) por su contribución al debate de por qué EEUU debía ser una nación industrial manufacturera, y su promoción requería adoptar una política proteccionista.

Sin embargo, los manuales de economía se olvidaron de la historia y en el caso de América Latina le echan la culpa al Pensamiento de la CEPAL por propalar el proteccionismo, mediante la sustitución de importaciones en la región con resultados desastrosos según el Consenso de Washington de los años 80 que impulsó las privatizaciones, el libre comercio, la libre inversión extranjera y el regionalismo abierto.

El nuevo proteccionismo

El caso del Proteccionismo de Trump es un tema que se tomó inicialmente con poca seriedad con base a la evidencia anecdótica de los twitter, la cual oculta todo un trasfondo de un cambio radical en los objetivos y la instrumentación de la Política Comercial de Estados Unidos, especialmente de los nuevos actores, como la Asociación de Manufacturas y los grandes grupos tecnológicos, que conforman los grupos de presión detrás de la Política Comercial Estratégica de Trump. Los tres casos emblemáticos: el arancel al acero y al aluminio, la guerra comercial y tecnológica con China y la modificación unilateral del NAFTA fueron una clara señal de retomar el liderazgo mundial de las manufacturas y de la tecnología bajo el eufemismo de la “seguridad nacional”, y la imposición unilateral en lugar de las negociaciones multilaterales.

La política de Biden parece mostrar que hay un nuevo Consenso en Washington, basado en la seguridad nacional, puesto que no cambió los aranceles aplicados por Trump y continuó con la guerra comercial y tecnológica contra China. Empezó en agosto de 2022 con la Ley de Reducción de la Inflación de 2022 (IRA por sus siglas en inglés) para orientar el nuevo gasto federal hacia la reducción de las emisiones de carbono, la reducción de los costos de atención médica, la financiación del Servicio de Impuestos Internos y la mejora del cumplimiento de los contribuyentes.

Sin embargo, fue la tercera ley que busca mejorar la competitividad económica, la innovación y la productividad industrial de los Estados Unidos, puesto que junto con la Ley de Infraestructura Bipartidista (BIL) y la Ley CHIPS & Science tienen prioridades parcialmente superpuestas y juntas introducen $ 2 billones en nuevos gastos federales en los próximos diez años. What’s in the Inflation Reduction Act (IRA) of 2022 | McKinsey

El gasto federal, es el nuevo instrumento proteccionista, puesto que  aparece como un  medio estratégico para aumentar la competitividad, la producción industrial y la innovación tecnológica para competir en una globalización geopolíticamente fragmentada.

Posteriormente en octubre de 2022, la administración Biden introdujo controles de exportación a China, prohibiendo la venta de chips semiconductores de vanguardia, el equipo avanzado necesarios para fabricarlos y la experiencia en semiconductores de los Estados Unidos profundizando la guerra tecnológica iniciada por Trump. Por último, recientemente la administración Biden mediante Orden Ejecutiva: «Abordar las inversiones de los Estados Unidos en ciertas tecnologías y productos de seguridad nacional en países de interés», anunció el 9 de agosto un nuevo régimen propuesto para examinar y prohibir algunas inversiones estadounidenses en China que podrían ayudar a Beijing a desarrollar tecnología militar https://www.piie.com/blogs/realtime-economics/bidens-new-outbound-investment-restrictions-china-are-sensible-compromise.

De esta manera, ordena al Secretario del Tesoro (el Secretario) que emita reglamentos que identifiquen las categorías de transacciones que involucran tecnologías y productos que pueden contribuir a la amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos. El problema de reglamentar y prohibir surge porque las tecnologías y productos avanzados, que son cada vez más desarrollados y financiados por el sector privado, forman la base de las capacidades militares, de inteligencia, vigilancia y cibernéticas de próxima generación como ciertos semiconductores avanzados y microelectrónica, tecnologías de información cuántica e inteligencia artificial (IA) https://www.piie.com/blogs/realtime-economics/bidens-new-outbound-investment-restrictions-china-are-sensible-compromise.

Los reglamentos no se aplicarían a las inversiones ya existentes de EEUU en China, así las reglas no serán retroactivas, aplicándose solo a inversiones futuras, según un funcionario de la administración.Sin embargo, las inversiones de EEUU en la industria tecnológica china que vinieron declinando después de la Guerra Comercial, se recuperó en 2022 para caer fuertemente en 2023, como se observa en el Gráfico 1 extraído de Reuters.

Gráfico 1

La desaceleración del comercio mundial y la fragmentación global

La economía mundial está atravesando por una etapa muy crítica, caracterizada por una agudización de las tensiones comerciales y tecnológicas y por la supremacía de los intereses nacionales que ponen en riesgo el orden multilateral prevaleciente después de la segunda guerra mundial y la propia globalización alcanzada.

Después de la crisis financiera, el crecimiento del comercio mundial entre 2015-2022 fue similar al del producto mundial, cuando tradicionalmente era dos veces el crecimiento del PIB mundial, mostrando una pérdida de dinamismo comparado con el período por ejemplo 1983-2008. El crecimiento del comercio y la producción durante el 2022 se vio frenado por varios factores económicos adversos, que colectivamente llegaron a considerarse como una «policrisis». Para la Organización Mundial del Comercio  (WTO por sus siglas en inglés) “La mayor de estas crisis” fue la Guerra entre Rusia y Ucrania.  El volumen del comercio mundial de mercancías creció 2,7% en 2022 y se proyecta un crecimiento del 1,7% en 2023, por debajo del PIB mundial (2,4%) y solamente se espera que en el 2024 el crecimiento del comercio sea mayor que el producto mundial (Gráfico 2).  Las débiles perspectivas para 2023 suponen que la alta inflación y el aumento de las tasas de interés socavarían el crecimiento del PIB mundial y reducirían la demanda de bienes comercializados en las principales economías.  

Gráfico 2
Crecimiento del volumen del comercio mundial y del PIB mundial: 2015-2024

Fuente: Extraido de https://www.wto.org/english/res_e/booksp_e/anrep_e/ar23_spotlight_trade-polycrisis_e.pdf

A diferencia del pasado, en que eran los países en desarrollo los que no cumplían las “reglas multilaterales”, actualmente los Estados Unidos, la cuna moderna del liberalismo retornó a los viejos principios de la seguridad nacional para justificar la aplicación de medidas proteccionistas unilaterales, discriminatorias y discrecionales al comercio de bienes, servicios, tecnología y flujos de trabajadores.

También te puede interesar

Deja un comentario