Creamos el mundo humano hablando. Las palabras que salen descuidadamente de nuestra boca delatan cómo es nuestro mundo, y quiénes somos.
“Es una situación compleja”, delata que no sabemos qué hacer. Y delata que escondemos nuestras incapacidades culpando al mundo. Tiene un parentesco con decir que hay un problema en vez de reconocer que estamos aproblemadas.
“Estamos trabajando activamente”, delata que no nos comprometemos a producir ningún resultado. Y delata que queremos despertar comprensión y simpatía por el esfuerzo que decimos que hacemos. Tiene parentesco con el garzón que nos pide paciencia con nuestro pedido porque el maestro está con mucha pega y trabaja intensamente en la cocina.
“Se activaron los protocolos”, delata que se encarga a un automatismo, no a una persona, que se haga cargo. Y delata nuestra creencia que, una vez activado el protocolo podemos irnos para la casa. Total, si algo sale mal, no hay culpables, es solo una falla del protocolo.
“La falta de señalética causó el accidente” – la neblina, las malas condiciones de la carretera, el exceso de tráfico, súmele y sígale -, delata que escamoteamos nuestras responsabilidades culpando al mundo. Parece ser un deporte favorito.
“Debemos reflexionar” – aprender de los errores, preocuparnos, no olvidar, ser transversales… -, delata que no decimos nada, engañándonos a nosotros mismos. Tiene parentesco con “debemos evitar el pecado”, y otras oraciones que empiezan con la palabra “debemos”. Y delata cómo, sin costo alguno, con una flatus vocis que tiene resonancias morales, podemos creernos santos y juiciosos.
“Creamos una mesa de trabajo”, delata que no se trata de trabajar como carpintero en un mesón, precisamente. Es pariente de “organizar una junta” entre compañeras de colegio.
“Presentamos una querella contra quienes resulten responsables”, delata cómo traspasamos responsabilidad, y la falta de compromiso con los resultados. Y nos delata a nosotros como seres indolentes. Tiene parentesco con “se hará una investigación interna para descubrir responsabilidades”
“Es inaceptable que sigan” – los femicidios, declara la encargada nacional de la mujer, los asaltos callejeros, denuncia un jefe de carabineros, la elusión tributaria, sostiene el encargado de impuestos internos, el violento comportamiento de nuestros hijos en el colegio dice un padre indignado. Sin comentarios.
¿Importa mucho que hablemos así? Estoy seguro de que no es indiferente. Si no nos importa el significado de lo que decimos (en lengua gringa: “if you don´t care what you mean”), a qué se atienen quiénes nos escuchan, conversar carece de sentido por más que estemos a favor del diálogo, como buenos demócratas. O “what you mean” está anclado en compromisos claros – o sea, exigibles – o no quiere decir nada, Peor, oculta y escamotea cada vez que se dice. Y si no nos pueden cobrar lo que decimos cuando decimos lo que decimos, estamos muy jodidos, porque solo podemos hablar para entendernos. Si hablar da lo mismo, desprestigiamos al ser humano en su raíz más honda. Después de eso, la molotov y el fusil son peccata minuta.