El que no salta es mapuche. Por Fernando Villagrán

por Fernando Villagrán

¿Pudo sorprenderse Sebastián Piñera del provocador debut de su nuevo jefe de gabinete en territorio mapuche? ¿Puede sorprenderse alguien de sus inmediatas consecuencias: con fuerzas policiales inducidas por manifestantes violentos en horario de toque de queda para agredir a comuneros que ocupaban municipios en solidaridad con el machi Celestino Córdova y otros 27 presos mapuche en huelga de hambre? ¿Puede sorprender la quema de un auto por los agresores que gritaban “el que no salta es mapuche” ante la pasividad policial?

¿Pudo sorprenderse Sebastián Piñera del provocador debut de su nuevo jefe de gabinete en territorio mapuche? ¿Puede sorprenderse alguien de sus inmediatas consecuencias: con fuerzas policiales inducidas por manifestantes violentos en horario de toque de queda para agredir a comuneros que ocupaban municipios en solidaridad con el machi Celestino Córdova y otros 27 presos mapuche en huelga de hambre? ¿Puede sorprender la quema de un auto por los agresores que gritaban “el que no salta es mapuche” ante la pasividad policial?

Tampoco pudo sorprender que el flamante ministro Pérez quitara relevancia a esos actos de violencia protegidos por la impunidad y palabras comprensivas, de buena crianza, con una de las incitadoras que indujo al descontrol: Gloria Naveillán, vocera de APRA y conocida cercana de la elite oficialista que la ha apoyado públicamente en sus pretensiones electorales en la región. En definitiva, nada puede sorprender en torno a los hechos conocidos a través de grabaciones más que elocuentes.

¿Cuántas veces la autoridad oficial ha ignorado la aplicación del artículo 10 del Convenio 169 de la OIT que establece la obligación de trato a los Estados al imponer sanciones penales a miembros de pueblos indígenas?

¿Cuántas veces la autoridad oficial ha ignorado la aplicación del artículo 10 del Convenio 169 de la OIT que establece la obligación de trato a los Estados al imponer sanciones penales a miembros de pueblos indígenas?

En definitiva, la basura bajo la alfombra es la lógica acentuada por el nuevo jefe de gabinete. De qué sorprenderse si tenemos a la vista su trayectoria desde “potrillo” en territorio mapuche. Como alcalde designado por la dictadura, entre 1981 y 1987 en Los Ángeles, hizo escuela en su relación con los que han disfrutado las ventajas del usufructo del territorio ancestral del pueblo mapuche y no puede ignorar sus cercanías con el entonces todo poderoso criminal Paul Schäfer – Colonia Dignidad – y las más evidentes con el cuestionado empresario José Miguel Steigmaier, que llegó a ser designado gobernador en el primer gobierno de Sebastián Piñera. Los votos del entonces parlamentario Pérez en el retorno a la democracia defendiendo al enclave nazi constan en actas y documentos de fácil acceso. Valga acudir a la desagradable memoria para consignar que la defensa de Shäfer se mantuvo por connotados dirigentes de la UDI hasta que se certificaron las aberraciones y abusos sexuales allí practicadas. La complicidad con violaciones flagrantes a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad no fue obstáculo para una abierta cercanía de parte de la dirigencia gremialista.

¿Cuánto cambia la responsabilidad por sus actos al pasar de senador a ministro encargado del orden interno del país? Por sus actos más que por su rudo y enérgico verbo lo conoceremos en los eventos ciudadanos más que relevantes programados para los próximos meses.

¿Cuánto cambia la responsabilidad por sus actos al pasar de senador a ministro encargado del orden interno del país?

El mal llamado conflicto indígena es objeto de un tratamiento vergonzante en los medios oficiales, con escasas excepciones en las propias autoridades responsables aún en tiempos de convivencia democrática, de la que el pueblo mapuche aún es excluido. Hasta el agote se consigna, como un pequeño detalle, que Chile es el país latinoamericano con significativa población indígena (casi 13% del total) donde se ignora su reconocimiento constitucional. ¿Se abre una oportunidad con el proceso constituyente próximo? Creamos que sí.

¿Se abre una oportunidad con el proceso constituyente próximo? Creamos que sí.

La pobreza marca tristes récords de la región y los intentos de reactivación emprendidos con singular entusiasmo por algunas iniciativas oficiales (recordemos, de lo más próximo, la abortada gestión del ex ministro Moreno) han continuado pecando de eludir lo esencial: el derecho a la tierra ancestral, que más allá de iniciativas para paliarlo – donde resaltó la conducción inicial del ex presidente Aylwin – continúan quedando cortas y requiriendo de una represión criminal que condiciona las reacciones de diversas comunidades que se movilizan por el derecho originario ( lo más reciente, el asesinato de Camilo  Catrillanca) mientras otros renuncian a la movilización activa y pacífica, optando por la violencia contra pertenencias de las grande forestales instaladas en la zona. Con instituciones policiales marcadas por el abuso de una fuerza cada vez más sofisticada y militarizada y una conducción manchada por la corrupción y mentiras “oficiales” como lo han demostrado las instancias judiciales responsables. El sendero que parece privilegiar el nuevo jefe de gabinete no augura paz ni diálogo en la región.

El sendero que parece privilegiar el nuevo jefe de gabinete no augura paz ni diálogo en la región.

La furia de los que animaron la violencia gritando “El que no salta es mapuche” no resiste racionalidad civilizada ni democrática alguna. Es razón de una vergüenza que trasciende nuestras fronteras nacionales, aunque las principales autoridades del país intenten ignorarlo. Esos brutos odiosos quisieran aniquilar lo imposible: una causa y un derecho ancestral de largos siglos que la corona española no pudo avasallar y que la mal parida criminal “pacificación de la Araucanía” dejó con las huellas que hoy percibimos no solo desde las comunidades de esas regiones sureñas sino también en el resto del país donde medio millón de mapuches no pierde el vínculo con sus comunidades de origen.

donde medio millón de mapuches no pierde el vínculo con sus comunidades de origen.

Se cumplen décadas en pleno siglo XXI y las promesas electorales se las continúa llevando el viento. La lista es extensa y agotadora para los que han cifrado esperanzas. ¿Cuántos años espera el proyecto de un empoderado Ministerio de Asuntos Indígenas? Para qué repetir lo del Consejo de Pueblos Indígenas, con autonomía para resolver las necesarias conexiones con lo que define el Convenio 169 de la OIT. Porque, sabemos, que el mapuche es solo una de las etnias involucradas.

Se cumplen décadas en pleno siglo XXI y las promesas electorales se las continúa llevando el viento.

La reiteración de las frustraciones agota, aunque no justifique el cansancio que conduce a la opción de responder al abuso y la represión con violencia. Creamos que el próximo futuro debate de una nueva Constitución abre ventanas y puertas hoy cerradas de mala manera. Para superar el estilo del ministro Pérez y los gritos de la vergüenza: “El que no salta es mapuche”

La reiteración de las frustraciones agota, aunque no justifique el cansancio que conduce a la opción de responder al abuso y la represión con violencia.

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1 comment

Francisco Lussich agosto 7, 2020 - 5:24 pm

Hoy son los propios chilenos», si el ministro de justicia es otro pinochetista asiduo a Colonia Dignidad, es claro que el despojo, el crimen goza en Chile de buena salud.Pero el pueblo mapuce es indoblegable. Que lo sepa este canallita VPerez y los chilenos.

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