Escozores autoinmunes 

por Mario Valdivia

De emergencia paulatina, las picazones autoinmunitarias nos hacen encontrarnos de súbito con preguntas quemantes, o puede ocurrir al revés, cuando el surgimiento de interrogantes irritadoras gatillan reacciones autoinmunes. Como sea, pasa que después de una crisis inflamatoria aguda, superada apenas a punta de inmunosupresores, se imponga el reflejo sanador de hacer visibles preguntas contenidas inmunológicamente que no se dejaban ver: ¿con qué me estoy auto envenenando? Es la interpretación que tengo de las preguntas inesperadas que me hace un viejo amigo cuyo sistema inmunológico lo tiene en la entrada del crematorio.  

¿Está bien apoyar la democracia en el mundo, compañero? (me alarma oírlo referirse a mí con ese viejo término comprometedor, pero estamos en privado) Lleva a alinearse con los gringos, ¿no?, son la gran potencia democrática del mundo, pero mire la furia desmesurada de los gringos, su violencia arbitraria concentrada y rencorosa, su autoritarismo destructor evidentemente fascista (pa qué andamos con weás, hay que decir las cosas como son, asegura) en Ucrania, en Gaza y Líbano, donde usted los vea actuar, para no recordar Irak, Libia y otras linduras criminales cometidas around the world en nombre de la democracia. ¿Ucrania?, nada más que afanes de expansión imperialistas de la OTAN para arrinconar a los rusos, ¿cuál vendría siendo el propósito democrático de instalar armas nucleares en Kiev, derrotar el autoritarismo de Putin en nombre de la democracia mundial?  ¿Y qué decir de Arabia Saudita y los emiratos, y China? Bueno, pero está la democracia europea, trata de tranquilizarse a sí mismo, pero no le sirve, el picor lo jode demasiado, la verdad es que se la manda guardar el gringo, ¿quién maneja la OTAN? ¿quién tiene la fuerza, los recursos, las tecnologías?, hay que dejar de hacerse esperanzas con Europa. De otro lado, qué decir de su creación máxima, la Unión Europea, ¿en serio un sistema político democrático? 

¿Apoyar la autodeterminación de los pueblos, entonces compañero (se queda pegado con el alarmante apelativo), la autonomía nacional? Con Ucrania basta y sobra para cacharnos lo desorientador que es ese principio, la mendacidad que esconde por lo general, ¿no?, hay que recordar el golpe de estado gringo en contra del gobierno democrático de Ucrania que rechazaba la incorporación a la OTAN, ¿acaso la autonomía nacional no vale para Venezuela? ¿o tal vez la democracia es más importante que aquella, incluida la democracia de un estado bajo sospecha fundada de genocidio, como califica a Israel la Corte Internacional de Justicia?, ¿y la autonomía del estado nacional no habría justificado apoyar a Pinochet cuando el mundo entero se permitía intervenciones al menos verbales en Chile? 

¿Y los derechos humanos? (menos mal que corta el compañereo). ¿En verdad hay que alinease con los gringos una vez más?, porque democracia y derechos humanos están conectados ¿cierto?, sin embargo, los negros, perdone compañero (el hábito de nuevo), los americanos de origen africano, las cárceles gringas, los adictos a las drogas, ¿qué de los derechos humanos de ellos? ¿Cómo calificar, la mirada distante y aséptica a China, Arabia Saudita, Irán, los emiratos, en estas materias? ¿Y dejándonos de weás, ¿no hay na que criticar de los derechos humanos en las cárceles nuestras, en las que sí podríamos hacer algo?  

 Bueno, apoyar al feminismo urbi et orbe sí, dice aliviado, eso orienta universalmente, el de Suecia es quizás el caso más destacado, ¡una sociedad que se declara oficialmente feminista!, pero, vacila, en su momento más avanzadamente feminista ¿no termina por meterse en la OTAN, compañero (joder) por la cresta, esa agrupación belicista, dando un mentís a la idea esperanzadora de que las mujeres son más pacíficas? (Para no mencionar a Finlandia) 

Antes, compañero (¡una vez más!), teníamos una mirada universal que nos orientaba sin ambigüedades: apoyábamos lo que hiciera avanzar el socialismo en el mundo, atacábamos lo que se le opusiera. Preciso, concreto, nada de abstracciones descontextualizadas de democracia, autonomía nacional, derechos humanos, feminismo. Simple y claro, lo malo es que el tinglado socialista se desmoronó como castillo de naipes, querido compañero (su madre), y ahora andamos extraviados en busca de orientaciones firmes, universales, como las que dábamos por obvio que había que tener, y considerábamos evidente que existían, era cosa de estudiar y encontrarlas. ¿Vale la pena seguir con el empeño?, ¿a lo mejor tiene algo ingenuo, dado como es el mundo, o como se ha ido poniendo, no le parece que tiene algo infantil, compañero (¿no estará jodiendo de adrede?), como no querer aceptar que la historia no tiene un fundamento último, y que lanzados hacia adelante por ella (sin tener velas en ese entierro), no nos queda más que inventarla, al menos nuestra casa y nuestro barrio? 

De ser así, cachar el poder que tenemos para constituir el mundo y hacerlo visible ante nosotros mismos vendría siendo esencial para orientarnos, ¿sí, compañero? (!!), para lo cual cacharse quiénes somos y quiénes podemos ser ayudaría mucho. Ubicarnos con ese nosotros que nos sale al paso en esta conversación en cada recoveco, compañero (¡chuta!), que por no cachar quién es, nos envenena con ideales universales todopoderosos que irritan nuestras defensas inmunológicas.   

Me alegra que por fin se vaya, ¿andaría cocido?, pero me deja cachudo.

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