En tiempo de elecciones, la situación o estado de la economía pareciera que juega un mayor papel que el de los economistas, ya sean candidatos o asesores, como en el caso de los Estados Unidos.
Es mundialmente conocida la famosa frase utilizada por Bill Clinton, candidato de los demócratas, contra Busch padre en 1992, aspirante de los republicanos: «La economía, estúpido», que le permitió ganar la carrera presidencial. La cuestión, ahora, es si Biden podrá utilizar dicha frase después de que la economía de EEUU capeó una posible recesión con inflación o, si en cambio, ganará de todas maneras Trump, como señalan algunas encuestas. https://www.270towin.com/2024-presidential-election-polls/
Generalmente se da por sentado que los problemas económicos o el estado de situación de una economía es muy esencial para definir al candidato ganador como, por ejemplo, en el caso reciente de Milei en la Argentina. Sin embargo, utilizando la manida frase del economista Dany Rodrik: depende.
Así, en un estudio econométrico sobre los Presidentes de EEUU y su economía, Alan S. Blinder y Mark W. Watson concluían que: “La economía estadounidense se ha comportado mejor cuando el presidente de Estados Unidos es demócrata que republicano, casi independientemente de cómo se mida el rendimiento. En el caso de muchas medidas, incluido el crecimiento del PIB real (en el que nos centramos), la brecha de rendimiento es grande y significativa. Este artículo se pregunta por qué. La respuesta no se encuentra en cuestiones técnicas de series temporales ni en una política monetaria o fiscal sistemáticamente más expansiva bajo los demócratas. Más bien, parece que la ventaja demócrata se debe principalmente a shocks petroleros más benignos, un desempeño superior de la productividad total de los factores (PTF), un entorno internacional más favorable y quizás expectativas de consumo más optimistas sobre el futuro a corto plazo”.
https://www.aeaweb.org/articles?id=10.1257/aer.20140913
El voto de las Bolsas
Tradicionalmente antes y después de un proceso electoral se muestra la reacción de los mercados bursátiles como un indicador relevante sobre el candidato en cuestión, puesto que hay postulantes más favorables y otras menos proclives al mercado. En el caso de los EEUU, además, un indicador es qué partido es más favorable al aumento del gasto público o a la rebaja de impuestos y disminución del gasto fiscal.
Si eso es así, en lugar de asumir altos costos que significan una campaña electoral para consultar a millones de electores, ¿Por qué mejor no se les pregunta a los mercados quién quiere que sea presidente? Y así nos ahorramos mucho dinero. En el Gráfico 1 encontramos el desempeño del Standard & Poor’s desde 1945, donde muestra que en promedio su rendimiento fue mejor con los Demócratas (11,2%), que con los Republicanos (6,9%). Esta diferencia se supone se ampliaría si se toma el rendimiento récord hasta el primer trimestre de 2024.
Gráfico 1
Rendimiento del Standard & Poor’s desde 1945
En porcentajes
Indicadores macro
Desde 1945, el PIB de EEUU creció un promedio de 4,1% bajo los demócratas, en comparación con el 2,5% bajo los republicanos, debido a que muchas expansiones económicas han muerto durante las administraciones republicanas. Diez de las últimas once recesiones, que se remontan a la década de 1950, comenzaron durante una Casa Blanca dirigida por el Partido Republicano, ojalá no se cumpla esta regla para 2024 con Trump si gana. https://edition.cnn.com/2020/09/23/investing/stock-market-election-trump-biden/index.html
Gráfico 2: Índice de Miseria: tasa de inflación más la tasa de desempleo
En porcentajes
Fuente: Extraído «It’s the economy, stupid» doesn’t ring so true in era of hyperpartisanship Cullen S. Hendrix (PIIE). January 31, 2024.
En los 19 mandatos presidenciales desde la Segunda Guerra Mundial, desde Harry S. Truman hasta Biden, la creación de empleo ha promediado un 1,7% anual bajo administraciones demócratas, en comparación con el 1% bajo el Partido Republicano. https://www.project-syndicate.org/commentary/us-economic-performance-consistently-better-under-democratic-presidents-by-jeffrey-frankel-2024-03 . Actualmente, la economía de EEUU creció un 4,9% y un 3,2% en el tercer y cuarto trimestre de 2023 y a febrero de 2024 el desempleo está en 3,9%, la inflación en 3,2 % y el crecimiento de los salarios reales ha vuelto a su tendencia alcista previa a la pandemia.
Si se utilizan los llamados “kitchen table”, como el índice de miseria que suma la tasa de inflación más la tasa de desempleo, se observa que Trump, excepto el episodio del COVID, tuvo un buen desempeño comparativo como se observa en el Gráfico 2. Empero, fue el primer presidente en no ser reelegido a pesar de ocupar el cargo durante tiempos ampliamente prósperos.
Nivel de popularidad
Comparada con la gestión de Trump, al mismo periodo de Gobierno de tres años, la popularidad de Biden se encuentra por debajo de Trump (45,4%), aunque este último terminó con un 38% su periodo de Gobierno. La aprobación de Biden está por debajo de la de Obama (48,8%) y de Bill Clinton (51,8%), autor de la frase con que empezamos el análisis: La economía, estúpido. https://www.piie.com/blogs/realtime-economics/2024/its-economy-stupid-doesnt-ring-so-true-era-hyperpartisanship
En cuanto al tema de la popularidad y su sostenibilidad, el nivel de popularidad o aprobación de Biden bajó de 53,1% en enero de 2021 a un 39,3% en marzo de 2024 (Gráfico 3).
Gráfico 3: Nivel de aprobación de Biden economics
En porcentajes
Como todo problema económico, el voto tiene un referente teórico, un marco conceptual, por eso existe también, aunque usted no lo crea, una teoría económica del voto. Así, en Economic Voting, Stegmaier y Lewis-Beck, concluyen que: “Lo que mantiene unida a la teoría del voto económico es la noción de que los votantes eligen a los candidatos en función de su influencia económica. En particular, los titulares que han presidido la prosperidad económica son recompensados en las urnas, mientras que aquellos que se consideran responsables del declive son castigados”.
https://www.oxfordbibliographies.com/display/document/obo-9780199756223/obo-9780199756223-0057.xml
La literatura sobre el voto económico es extensa y comprende qué variables macroeconómicas son importantes, la dimensión temporal del voto económico y la estabilidad de la función de popularidad, pero al final encuentran que habría una relación entre prosperidad económica y premio electoral y entre debacle económico y castigo. Esta idea podría explicar mejor que las teorías psicopatológicas entre el masoquismo y el sadismo sobre el triunfo de Milei en Argentina.
¿Hay diferencias económicas entre Biden y Trump?
Desde el Sur cuesta entender las grandes disputas electorales en EEUU y si un candidato por sí solo cambiará el devenir de su economía y, por supuesto por su peso específico, el de la economía mundial. Y eso pasó con el triunfo de Biden sobre Trump en 2020 cuando se pensó que iba a cambiar, entre otras cosas, su Política Exterior agresiva y en especial su Política Comercial Neoproteccionista, y resulta difícil encontrar grandes cambios bajo su administración actual, salvo en el gasto fiscal y cambios menores en la política de inmigración.
Las diferencias entre los partidos republicano y demócrata, desde el punto de vista económico, son más finas y aparecen como diferencias en el tipo de la gestión o administración de la política económica y en las políticas públicas en general. Ningún partido postula, como al Sur de Rio Grande, un cambio en el modelo económico o en el sistema capitalista, ni grandes cambios que llamamos “reformas estructurales” bajo el marco del Consenso de Washington.
Sin embargo, es en el marco de la Política Comercial donde se podría encontrar mayores diferencias con el famoso neoproteccionismo de Trump, que lo defino en mi reciente libro como “la aplicación basada en argumento no económico y difuso de la “seguridad nacional” en forma unilateral, discriminatoria y discrecional no solo de medidas arancelarias o no arancelarias sino también de cualquier medida administrativa que prohíba u obstaculice la libre importación o uso de tecnología o servicios de información y comunicación”. Estas medidas administrativas también incluyen en los flujos migratorios. https://www.researchgate.net/publication/340739350_El_nuevo_proteccionismo_Trump_Brexit_y_Bolivia
En este contexto, Biden no solo continuó la política de seguridad nacional de Trump, sino que la profundizó, estableciendo, por ejemplo, en su Estrategia Nacional como objetivo explícito contener a China. https://www.ft.com/content/398f0d4e-906e-479b-a9a7-e4023c298f39?shareType=nongift
Así analiza Dani Rodrik respecto a Biden que “Las nuevas medidas son descomunalmente ambiciosas y apuntan nada menos que a impedir el ascenso de China como una potencia de alta tecnología”. Trump había apuntado contra compañías individuales como Huawei. Biden con los nuevos controles de exportaciones, ya no hace ninguna distinción entre las tecnologías que ayudan directamente al ejército chino y las tecnologías comerciales, lo que significa que “han triunfado quienes sostienen que es imposible separar las aplicaciones militares de las comerciales”. https://www.project-syndicate.org/commentary/us-china-high-tech-trade-restrictions-by-dani-rodrik-2022-11/spanish
El Neoproteccionismo de Trump, basado en parte en la aplicación de aranceles y restricciones para proteger a algunos productores, no solo continuó bajo la administración Biden sino que se amplió creando oportunidades para construir proyectos, contratar trabajadores y fabricar equipos necesarios para fortalecer las cadenas de suministro nacionales con la aplicación de más de 20 incentivos tributarios, dentro de la llamada Inflation Reduction Act: “Una de las mayores inversiones en la economía, la seguridad energética y el clima de Estados Unidos que el Congreso ha realizado en la historia de la nación”. (https://home.treasury.gov/policy-issues/inflation-reduction-act ).
Al final, pareciera que América Latina y el Caribe seguirán esperando, como siempre, algunos cambios de la política exterior de EEUU hacia su patrio trasero, que ahora cuenta con un interesado como es China y posiblemente con un nuevo interlocutor, en un corto plazo, con el arribo de la India.