La Fuerza del Apruebo.

por Fernando Balcells

Si nos preguntamos ¿Quién ganó el plebiscito? Nos encontraríamos con una larga lista de nombres de personas, movimientos y sectores que formaron parte del Rechazo. Si en cambio preguntamos ¿Qué propuestas ganaron con el Rechazo? el conjunto está vacío.

Las personas y las fuerzas políticas que impulsaron el Apruebo fueron derrotadas en su pretensión de convertir ese texto preciso en una nueva Constitución para Chile. En lo que viene, el espíritu del Apruebo sigue plenamente vigente. Me explico en lo que sigue.

La hueste del Apruebo, al igual que las manifestaciones de octubre del 19, está formada por un contingente diverso y entusiasta que tiene en común dos cosas; primero, es gente que no ha renunciado a la búsqueda de una sociedad más grata y más justa; segundo, lo que une a la gente del apruebo es una trama generosa de reconocimientos y donaciones, que enlazan a las minorías desplazadas.

Si el texto de la propuesta constitucional coleccionó 400 artículos es porque la Convención intentó hacer un espacio a todas las demandas sociales maltratadas por el sistema político. Desde los pueblos originarios hasta los discapacitados neurológicos, los investigadores científicos y la delgada capa vegetal de la tierra, todos encontraron un espacio en la Convención para hacer presente sus anhelos. Aquí hubo generosidad de las mujeres hacia las disidencias sexuales, de los hombres hacia las mujeres y del conjunto hacia los pueblos originarios.

Lo cierto es que el entusiasmo con el que se defendió la propuesta de la Convención tenía más que ver con el sentido de una integración de los excluidos que con el diseño de una sociedad revolucionaria. Aquí la utopía se limitaba a darnos cabida a todos en el entramado constitucional.

Es verdad que este gran contenedor de reclamos de justicia tenía problemas a la hora de implementar su operación. Por eso, en distintos tonos, la mayoría estuvo de acuerdo en que el texto debía ser corregido. También es verdad que la Convención tuvo un sesgo pasivo-agresivo hacia la derecha política y el capitalismo. Las explicaciones de este sesgo son más complejas que las críticas formuladas por los rechazadores.

Finalmente, en lo que importa, los partidarios del rechazo tuvieron razón. No solo ganaron la elección, sino que demostraron que los chilenos no querían el texto propuesto. Los motivos del voto de rechazo encuentran su expresión en todos los argumentos esgrimidos y sumados; la soberbia, el sectarismo, la mala escritura, el exceso de derechos, la generosidad ejercida con bienes jurídicos y financieros de los que no se puede disponer, el riesgo de empeoramiento de las condiciones sociales, la exageración de los derechos indígenas, los roces con los símbolos patrios y el concepto mismo de plurinacionalidad y la disminución de la unidad de la Patria.

Los millones de personas que votaron Rechazo lo hicieron dando crédito a cada una de las negativas propuestas y guardando todavía otros impulsos más complejos y difíciles de expresar. Innumerables factores emotivos, desafectos, inseguridades, miedos y resentimientos frente a un proceso político que parecía dirigido a descalificar a una generación completa de demócratas, intervinieron decisivamente en la devolución del texto propuesto.  

¿En qué nos equivocamos?

Erramos en lo que se puede. Nos equivocamos en creer que podíamos dar forma y llevar a cabo la versión más extendida de nuestros anhelos sumados. El error sobre lo posible es un error político, desde luego, pero es sobre todo una falla ética. No tomamos en cuenta y dejamos fuera de nuestra formulación las inseguridades y también los deseos de una parte mayoritaria de la población.

¿Qué es lo que fue derrotado y qué lo que reafirmó su vigencia?

Los chilenos rechazaron la propuesta de Constitución que suscribimos. No se rechazó ninguna otra cosa. Es más, lo que sigue permanece dentro del espíritu de la propuesta Convencional. El espíritu al que aludo no es el texto sino lo que lo anima. Todavía estamos de lleno en medio del proceso de cambios desencadenados en octubre de 2019. Veamos un breve balance.

1.- Permanece la voluntad de reconocer a los pueblos originarios y su derecho a una historia y a una cultura diferente. La plurinacionalidad quedó destituida, como palabra a emplear y probablemente como concepto a perseguir.

Entonces, ¿Cuáles son los contornos de la diferencia indígena que el país puede acoger? Probablemente no habrá en lo inmediato, autonomía territorial, ni jurídica. Los escaños reservados, si sobreviven, tendrán que ajustarse a una norma de proporcionalidad más estricta. Supongo que se espera de parte de los representantes Mapuches un compromiso firme con la unidad del país y con la paz.

2.- El principal cambio civilizatorio que nos ha movilizado en estos años, la participación paritaria de las mujeres en las instituciones se va a mantener.

3.- El sistema político, en lo relevante, en el reequilibro de la relación de los ciudadanos y los poderes del Estado, ha avanzado en una democratización de la que no va a retroceder.  Definitivamente se ha roto el candado que impedía las reformas a la Constitución y el quorum de 4/7 garantiza una adecuación más fluida de las instituciones a la voluntad popular.  

La introducción de posibilidades de iniciativa ciudadana de ley amplía radicalmente la democracia refrescando la representación con mecanismos de participación directa en la formación de las leyes.

4.- El catálogo de los derechos reconocidos en la Constitución va a ser revisado en esta segunda etapa, pero el triunfo del Rechazo no debe ocultar los avances de inclusión logrados en el reconocimiento de derechos fundamentales.

Lo que viene es un ajuste que considera, a la vez, una resta en los derechos consagrados en la propuesta rechazada y la suma de un nuevo modelo de orden público económico que permita potenciar las inmensas capacidades creativas y productivas con las que cuenta el país.

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