La Gran Transición

por Patricio Escobar

Una de las principales herencias de la Edad Moderna, que abarca desde la época de los descubrimientos hasta la Revolución Francesa, es la creciente influencia de la razón a la hora de decidir los destinos humanos. Comparado con otras épocas, los procesos sociales se guían por indicios bastante más creíbles que los provenientes de las entrañas de una cabra, las pesadillas de un rey u otros oscuros designios religiosos.

Pero, en realidad, lo que tiende a imperar es un cálculo pragmático, más que el ejercicio de la razón pura, que nos lleva al conocimiento del ser, o el de la razón práctica, que alude al deber ser, según Kant.[1] Así, “…ningún conocimiento precede a la experiencia y todo conocimiento comienza en ella.”[2] Según el filósofo de Königsberg, el resultado es una síntesis entre la experiencia sensible y nuestra propia razón. Sin embargo, la razón humana es y se produce en un contexto social, un contexto de clases sociales.

El imperio de la razón, por sobre la teología, nos ha llevado a pensar que tenemos firmemente cogidas las riendas de nuestros destinos, cuando realmente ellas están en manos de un segmento ínfimo de la humanidad que, con sus acciones, fijan los derroteros por los que el resto transitamos. En efecto:

“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio (…). La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. [Para] (…) representar la nueva escena de la historia universal.”[3]

Hay una microhistoria en que cada uno, atado a sus condiciones y circunstancias, da forma a su destino, y la historia propiamente, en que la acción de los grupos dominantes con sus propios determinantes dibujan los gruesos trazos del devenir.

La (escasa) sabiduría de los viejos liderazgos

Entre los diversos tipos de liderazgos que poseen las naciones, existen aquellos que pueden calificarse de “sabios”, y ese atributo se observa con claridad en los momentos históricos en que una vieja potencia dominante deja paso a una nueva. La sabiduría, en ese contexto, consiste en enfrentar esa transición inexorable de la manera menos traumática posible, con el fin de asegurar un nuevo y digno lugar para el “viejo rey”.[4] Diversos analistas señalan que Estados Unidos enfrenta desde hace años una situación similar respecto a China, y su gran desafío es comportarse como un líder sabio, cosa no tan simple, como veremos.

El caso que paradigmáticamente reflejaba esa senda había sido la posta entre Gran Bretaña y Estados Unidos, que se inició luego de la Primera Guerra Mundial y culminó tras la segunda. El viejo imperio ya agotado veía emerger su reemplazo y buscó la manera de que ello no afectara demasiado la hegemonía global construida desde los inicios del capitalismo, buscando ocupar un lugar secundario que le aseguraba ciertas prerrogativas, como mantener a Londres como centro financiero internacional y ser el aliado privilegiado de la nueva potencia emergente.

Fruto de esta transición, la arquitectura del mundo posterior a la Segunda GM se mantuvo relativamente estable. La vieja relación colonial que unió a ambos países permitió una cultura común que, junto a un paradigma político y económico también compartido, hizo de esa transición un camino sin grandes sobresaltos.

Muchos siglos antes, algo similar ocurrió en el Imperio Romano, cuando lenta e inexorablemente, el centro del poder global en el mundo conocido se desplazó desde Roma a Constantinopla, la ciudad que Constantino fundó a orillas del Bósforo. Así, el Imperio de Oriente tomó el relevo de la ciudad eterna como centro del mundo durante los siguientes mil años. Roma ya no fue más la expresión del poder secular y la riqueza, pero conservó el ascendiente celestial desde el cual influir en los destinos humanos.

Sin embargo, estos casos fueron la excepción y no la regla. Entre las cosas que generalmente las personas pierden con la edad están la dignidad, la compostura e incluso, muchas veces, el sentido del ridículo. A las naciones les ocurre algo parecido. Como viejos y cansados deportistas que no aceptan que es tiempo de retirarse, pretenden mantener su hegemonía mucho más allá de lo que es factible, que, en términos de gramscianos, alude a la forma de ejercer el poder que raramente requiere el uso de la fuerza, y en que los dominados no se enteran mucho de su condición de tales.[5] En su ausencia, surgen infructuosos y cruentos conflictos con las fuerzas emergentes que solo alargan lo dolorosamente inevitable, a un alto precio.

El fundamento del viejo poder

No resulta difícil identificar un amplio conjunto de elementos que hacen de un país como Estados Unidos la potencia mundial que aún es. Con una superficie de casi diez millones de km2 es el cuarto país del mundo en tamaño.[6] Cuenta con una amplia superficie cultivable y una gran cantidad y variedad de materias primas. A eso agrega una población de 340 millones al presente año[7] que, en conjunto, hacen de su economía una de las más dinámicas del mundo. Junto con este stock de factores productivos, posee una gran capacidad de innovación y de capital humano.

Sin embargo, todo ello es insuficiente a la hora de explicar el rol de primera súper potencia mundial. De hecho, existen varios lugares que comparten atributos similares, partiendo por Rusia, Europa y China. El elemento diferencial que posee Estados Unidos, y en el cual ha fundado su estatus imperial, es el dólar. Algunos hitos fundamentales:

  • Año 1944. Una Inglaterra muy endeudada con Estados Unidos, dependiente de su financiamiento y, al igual que el resto de Europa, devastada por la guerra, “acuerda” con USA el nuevo orden financiero internacional. En Bretton Woods, se establece ese nuevo orden con la creación del FMI, el Banco Mundial y el compromiso de USA de anclar el valor de su moneda al oro (US$ 35 por cada onza de oro), ya convertida en moneda de referencia para las transacciones internacionales.[8]
  • Década del 70. Cada vez resultaba más notorio que el patrón oro está acabado. Es decir, USA no cuenta con las reservas de oro necesarias para cumplir el acuerdo. El financiamiento de la Guerra de Vietnam y la crisis petrolera ha llevado a EE.UU. a emitir dólares por encima de las reservas disponibles de oro. Varios países de Europa reducen sus reservas en dólares, cambiándolas por oro a la tasa de cambio comprometida, pero eso no es sostenible si se masifica.
  • Año 1971. Nixon comienza a presionar al rey Faisal de Arabia Saudí, principal productor de petróleo, para que el combustible se transe obligatoriamente en dólares en el mercado internacional, mientras que, ante la presión de los tenedores de dólares y las necesidades de financiamiento de su déficit, USA abandona definitivamente el patrón oro.
  • Año 1974. Finalmente USA impone la dolarización del mercado de los combustibles a todas las monarquías petroleras, ofreciendo como contrapartida la protección norteamericana ante cualquier amenaza. Adicionalmente, consigue que los excedentes obtenidos por los productores se inviertan en títulos de deuda norteamericanos. Así, los bonos del tesoro y el propio dólar se convierten en los principales instrumentos de reserva en el mundo.
  • Siglo XXI. Desde 1974 hubo intentos de salir de esa obligación contraída por los principales productores de la OPEP.[9] Primero fue el gobierno de Muhamad Gadafi que en los años 90 planteó la necesidad de establecer contratos en otras monedas distintas al dólar. Luego Sadam Husein, en 2000 señaló junto al nacimiento del euro que había que cambiar los contratos petroleros para denominarlos en la nueva moneda. Tiempo después lo hizo Siria, y en el 2018, Irán[10] y Venezuela.[11] No es necesario abundar demasiado en lo que esas acciones acarrearon.
  • Año 2011. Rusia logra materializar ese objetivo cuando en el mar Báltico puso en marcha el gaseoducto Nord Stream a finales del 2011, destinado a transportar gas natural a Europa vía Alemania, para lo cual suministraría 9 millones de m3 anuales, con un contrato a 25 años establecido en euros.[12]
  • Año 2023. El 28 de marzo China y la francesa TotalEnergies en los Emiratos Árabes concretaron su primer contrato de gas natural, denominado en yuanes.[13]

El camino iniciado hace más de diez años es ahora un proceso irreversible. Las principales economías y mercados del mundo comienzan a abandonar el dólar en sus transacciones y eso posee un efecto devastador para la economía norteamericana.

En la superficie, el poder de USA se asocia a las distintas flotas navales que controlan los lugares más recónditos del planeta, y la magnitud de su complejo militar industrial destinado a intervenir cada vez que lo han considerado necesario para torcer el curso de la historia. Sin embargo, detrás del garrote, la verdadera fuente de su poder es el dólar.

En el principal mercado del mundo, en términos de volumen de transacciones, los oferentes se han visto obligados a vender solo en dólares. Ello implica que, junto a los demandantes, deben incurrir en gastos financieros para obtener y operar con esa moneda, favoreciendo directamente a quien la emite.[14] Así, USA provee abundantes dólares para las distintas transacciones, que luego retornan para convertirse en reservas, financiando así los crecientes déficits de la economía norteamericana.

A mediados del siglo XIX tuvieron lugar las llamadas “guerras del opio” entre la Inglaterra victoriana y la China de la dinastía Qing.[15] El gobierno chino quiso detener ese comercio que las compañías inglesas operaban, dado los notables perjuicios que acarreaba sobre su población. En dos cortas guerras, la armada británica le impuso a China las condiciones de ese comercio y las indemnizaciones que debía pagar a las compañías importadoras de opio por los “perjuicios ocasionados”.

La historia del petróleo no es muy distinta. Es cierto que el petróleo es el gran dinamizador de la segunda revolución industrial y de la expansión capitalista resultante. Pero como el verdadero manantial de poder es su moneda, las distintas acciones con que ha intervenido en los procesos de los países productores, más que buscar apropiar el recurso o controlar su precio en el mercado, han estado destinadas a asegurar las condiciones establecidas para su funcionamiento. Esto se evidencia en que los episodios de subidas de precios no alteran demasiado la política norteamericana, puesto que incluso ello supone una mayor demanda de dólares.

Para un país cualquiera, su moneda es un instrumento destinado a satisfacer las funciones del dinero: facilitar transacciones comerciales, servir como unidad de cuenta y como depósito de valor. Al facilitar las transacciones, genera bienestar. Sin embargo, en el caso de Estados Unidos, adicional a esa función económica, el que el dólar sea la divisa internacional posee una serie de efectos cruciales.

El primero es directo y proviene del hecho de ser el emisor de la moneda que el resto del mundo debe usar para sus transacciones. Cada vez que en algún lugar del mundo alguien compra un bien producido en otro país, Estados Unidos está recibiendo un beneficio de esa transacción que, si bien puede ser marginal en lo individual, en términos agregados es significativo.

El segundo resulta del carácter fiduciario de las monedas. Al no estar vinculadas a un respaldo real, su valor se sostiene sobre la confianza de quienes las usan en el gobierno que las emite. Estados Unidos financia su exorbitante gasto militar con déficit y deuda, y lo consigue a través de la emisión de dólares que otros necesitan para su comercio. Así, un billete de un dólar cuyo costo real es menor a un centavo, es comprado por un ciudadano del mundo por su valor nominal, un dólar, con el fin de comprar algún bien o servicio; con el beneficio obtenido, USA financia su gasto.

Finalmente, y vinculado a lo anterior, la posición hegemónica del dólar en el concierto internacional hace que los demás lo consideren como una reserva. Así, quienes poseen excedentes (Estados y particulares), los guardan en la forma de deuda norteamericana. El Estado de Chile o de Singapur compra un billete de cien dólares y con él compra en el Tesoro de USA un bono de deuda por el mismo valor, con la promesa de pago futuro más un interés. El Estado de Singapur, de Chile o cualquier otro, cuenta ahora entre sus reservas con un bono del Tesoro norteamericano. Como contrapartida, USA vendió un trozo de papel de escaso valor, por un total de cien dólares, que luego recibió de vuelta a cambio de otro papel que es una promesa de pago a futuro por cien dólares. Así, Estados Unidos recoge el ahorro del resto del mundo y financia su política exterior de zanahorias y garrotes, y parte de sus gastos domésticos.

La Gran Transición

Desde inicios del presente siglo se viene observando la escalada imparable de China por alcanzar la primacía económica en el mundo. Ello no había ocurrido aún, a pesar de que en algunas mediciones del PIB ya alcanzaba un volumen mayor de producto.[16] Pero el PIB no es la única medida de la potencia económica de un país. Junto con él se encuentran el volumen y la calidad del capital humano disponible, el stock de recursos físicos con que se cuenta, el potencial de innovación, el volumen de ahorro y otras muchas variables. En conjunto, aún mantienen a USA en una posición de privilegio, pero sin llegar a modificar la tendencia. Este escenario ha experimentado sacudidas importantes que han acelerado los procesos.[17] Las razones principales son el impacto que aún persiste de la gran crisis del 2008, la pandemia del 2020 y la guerra de Ucrania.

Desde inicios del presente siglo se viene observando la escalada imparable de China por alcanzar la primacía económica en el mundo

Este recambio en el polo hegemónico mundial es lo que estamos llamando “la Gran Transición”, y las características que adopte dependen de múltiples procesos simultáneos: el funcionamiento del comercio internacional, el mercado de deuda norteamericana, la guerra de Ucrania, la relación entre China y Taiwán, y la próxima cumbre de los BRICS en agosto, que presentará su proyecto de nueva divisa, todos ellos procesos que son inmediatos e inestables.

La sabiduría de los liderazgos

Al principio de este texto apuntamos a cierta desconfianza que nos provoca la vejez, contrariando la actitud reverencial a que da lugar ese estado muchas veces. La sabiduría no va de parte de los liderazgos viejos, porque ninguno está dispuesto a renunciar a sus privilegios, que sería lo razonable para conservar algunos. Lo que tanta sangre ha costado (propia y ajena) generalmente no se entrega sin luchar. Pero ello no implica que las perspectivas sean una catástrofe inevitable. Puede ocurrir que la sabiduría sea un atributo de los liderazgos jóvenes, aunque tal vez resulte impropio referirse en esos términos a una cultura y un Estado de más de cuatro mil años de antigüedad.[18]

Nuevamente la historia se construye en atención a las condiciones reinantes y no necesariamente a la voluntad de sus protagonistas o la razón pura. En ese entendido, hay una serie de elementos que condicionan la Gran Transición:

  1. China entiende (junto a los BRICS) que no pueden permitir la derrota de Rusia en Ucrania, puesto que sería el siguiente objetivo en solitario en la guerra aún fría con USA, y el escenario de ese enfrentamiento se encuentra en el estrecho de Taiwán.

Sin embargo, China también sabe que no debe precipitar la caída descontrolada del dólar, por su impacto en las finanzas internacionales, ni tampoco involucrarse muy directamente en la guerra europea si está a las puertas de alcanzar una posición de liderazgo global. La incapacidad de Occidente para contener a Rusia hace que las expectativas de un liderazgo que termine con el conflicto sean cada vez más amplias, al tiempo que en la propia Europa aparecen voces que buscan alternativas para salir del conflicto. Las visitas de Sholtz, Macron y Sánchez a China en estos días van en esa dirección.

  • Estados Unidos es consciente de que el derrumbe del dólar, en el cual Rusia y China son actores protagónicos, le imposibilita sostener su papel de policía internacional y le obliga a replegarse a su propio territorio,[19] lo cual supone abdicar del liderazgo que ejerce.

Adicionalmente, aún pende sobre su cabeza la amenaza, tácita hasta ahora, de que China acelere la liquidación de los bonos del Tesoro norteamericano, lo cual les dejaría a las puertas del impago de su abultada deuda.

Ante este cuadro existen dos alternativas de evolución de los acontecimientos. Una en la que el acróbata chino no logra mantener todos los platos girando sobre una varilla de bambú,[20] y la Gran Transición adquiere un signo catastrófico. Enfrentados a ese escenario, sería posible observar algunos de estos elementos:

  • Estados Unidos, con el fin de contener el ascenso de su competidor, provoca una intervención militar de China en Taiwán, abriendo un segundo frente con Occidente en lo que claramente sería la III GM. Ello obligaría a un alineamiento de los distintos países ante los dos bloques.
  • China liquida los bonos del Tesoro y eso provoca una estampida de tenedores de deuda norteamericana y dólares. La respuesta de la FED frente a un estallido inflacionario sería incrementar la tasa de interés, lo que aceleraría la crisis del frágil sistema bancario internacional.
  • Estos factores harían insostenible la posición de Occidente y el bloque acabaría fracturándose, sin posibilidad de influir en las definiciones de una transición ordenada.
  • Estados Unidos desaparece como Estado federal, dividido entre los Estados ricos que buscan una nueva inserción en un mundo incierto y los Estados pobres refugiados en la religión y las armas, retrocediendo, así, doscientos cincuenta años en la historia.
  • El sistema financiero internacional se derrumba sin que exista un sustituto pleno del dólar, y los esfuerzos del nuevo bloque hegemónico no alcanzarían para una solución en el corto plazo. El mundo se encontraría frente a una crisis mayor.

No obstante, existe la posibilidad de que el proceso pueda encausarse y la Gran Transición adquiera una cadencia tal que evite graves alteraciones en el funcionamiento del sistema internacional. Ello dependerá de la maestría china en la ejecución del arte de estirar el chicle hasta lo imposible. En ese contexto, debieran estar presentes los siguientes elementos:

  1. La propuesta de paz de China logra consenso suficiente para que Europa deje de impulsar el conflicto al apoyar a Ucrania. La OTAN vuelve rápidamente a su condición prebélica, que en palabras de Macron era de “muerte cerebral.”[21]
  2. La conferencia de agosto de los BRICS acuerda el lanzamiento de su nueva divisa de intercambio para el comercio, la que rápidamente gana espacio entre las 35 naciones que esperan su ingreso al acuerdo.
  3. En Europa ganan fuerza las corrientes que defienden un centro de gravedad europeísta por contraposición a la mirada atlantista que ha primado hasta ahora, junto con intentar reposicionar al euro como moneda de reserva internacional.

Juan Sin Tierra y el futuro de Estados Unidos

La tortuosa vida de los hijos de Leonor de Aquitania y Enrique II en la Inglaterra del siglo XII, estuvo marcada por innumerables conflictos que llevaron a que la corona finalmente recayera en el menor de los hermanos, de nombre Juan y, según algunos, el menos dotado de talento y también de recursos, puesto que en el reparto de posesiones territoriales que su padre hizo en vida, no le tocó ninguna. De allí, que fuera conocido como “Juan Sin Tierra”, condición a la que debió agregar la verdadera tragedia de su reinado: haber perdido las posesiones continentales a manos del rey francés Felipe II.

Cronistas más caritativos con la figura de este monarca señalan que ese hecho fue un punto de inflexión en la formación de Inglaterra, puesto que la corona se curó del estrabismo que suponía prestar atención simultánea a intereses tan distantes. De allí en más, la corona se abocó a la tarea de gobernar y fortalecer su territorio de Inglaterra.[22]

Las transformaciones de nuestro tiempo no harán desaparecer del escenario a una potencia global como USA, pero la empujarán de regreso a casa, un lugar pleno de contradicciones en que distintos territorios se enfrentan a diferentes crisis a las que la vocación imperial ha impedido prestar la atención necesaria.

Por nombrar solo dos temas candentes: el primero es que, en la actualidad, el 22% de hogares norteamericanos necesitan la ayuda federal para poder alimentarse.[23] Décadas de globalización neoliberal han acabado golpeando el corazón de Occidente, agravando la distribución regresiva de la riqueza y el poder. El segundo es que, en medio de la crisis medioambiental, Estados Unidos encabeza la lista de las emisiones de CO2 per cápita,[24] condición que no precisa más comentarios.

Estados Unidos, volcado en sí mismo, puede rentabilizar de mejor modo el potencial de ahorro y los distintos otros factores de que dispone buscando un nuevo espacio en un mundo ahora multipolar, un mundo en que la Razón Práctica tenga un digno lugar al costado de la más pura.


[1] https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-22012013000100014

[2] Kant, I. (2013) “Crítica de la razón pura” Ed. Taurus. Madrid, España. Pág. 28.

[3] Marx, K. (2003) “El 18 brumario de Luis Bonaparte” Ed. Fundación Federico Engels. Madrid, España. Pág. 10. https://aulavirtual4.unl.edu.ar/pluginfile.php/7094/mod_resource/content/1/18_brumario_de_luis_bonaparte_Karl_Marx_.pdf

[4] Es el caso reciente de Benedicto XVI, que acabó sus días en el Monasterio Mater Ecclesiae en las cercanías del Vaticano, luego de renunciar al trono pontificio.

[5] Gransci, A. (2016) “Hegemonía y Lucha Política en Gramsci. Selección de Textos”, Cap. Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado moderno. Ed. Luxemburg. Buenos Aires, Argentina. Págs. 108 y ss.

[6] https://www.infolaso.com/paises-por-superficie.html

[7] https://datosmacro.expansion.com/paises/usa

[8] https://www.elblogsalmon.com/entorno/los-petrodolares-y-el-interes-monetario-de-las-guerras-por-el-petroleo

[9] https://fundacionbariloche.org.ar/wp-content/uploads/2021/06/IDEE-2015-01-1.pdf

[10] https://www.elblogsalmon.com/entorno/los-petrodolares-y-el-interes-monetario-de-las-guerras-por-el-petroleo

[11] https://www.mordorintelligence.com/es/industry-reports/venezuela-oil-and-gas-market

[12] https://www.nord-stream.com/the-project/pipeline/  También sabemos lo que pasó cuando se intentó poner en marcha la segunda etapa de este proyecto, el Nord Stream II.

[13] https://www.criptonoticias.com/negocios/china-completa-primera-compra-internacional-pagando-yuanes-no-dolares/

[14] https://www.businessinsider.es/pacto-petrolifero-arabia-china-danaria-dolar-1031657

[15] https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2448-654X2016000200391

[16] https://es.linkedin.com/pulse/ppa-china-la-primera-econom%C3%ADa-del-mundo-y-brics-al-g7-curisinche

[17] Jim O’Neill, director del área de investigación económica de Goldman Sachs y quien acuñó la sigla BRICS para referirse a las nuevas potencias emergentes, pronosticó en el 2007, que en dos décadas esas economías superarían al G7. Este año 2023 esa predicción ya se cumplió. https://economex.blog/2023/03/26/termina-el-reinado-del-g7-y-comienza-el-de-los-brics/

[18] Gernet, J. (2021) “El mundo chino” Ed. Planeta. Barcelona. Pág. 601.

[19] https://sputniknews.lat/20230403/marco-rubio-se-queja-del-inminente-colapso-de-la-hegemonia-occidental-1137664587.html 

[20] https://www.youtube.com/watch?v=mASmodGzCKM

[21] https://es.euronews.com/2019/11/07/macron-predice-la-muerte-cerebral-de-la-otan

[22] Asimov, I. (2014) “La formación de Inglaterra” Alianza Editorial. Madrid. Pág. 292-293.

[23] https://www.brookings.edu/blog/future-development/2023/04/10/the-us-is-leaving-millions-behind-american-exceptionalism-needs-to-change-by-2030/

[24] En ese listado, solo es superado por Qatar, pero que apenas cuenta con 445 mil habitantes https://datos.bancomundial.org/indicator/EN.ATM.CO2E.PC

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