Por Rodolfo M. Vega[1] y Mónica Silva Monge
Los miembros de la «mafia de PayPal» —entre ellos Elon Musk— emergen como figuras influyentes en la intersección entre tecnología, política e ideologías ultraconservadoras. Su impacto se extiende a políticas públicas en inteligencia artificial (IA), educación, defensa y el desmantelamiento del gobierno federal estadounidense. A continuación, un análisis estructurado de sus antecedentes, vínculos ideológicos, roles en el gobierno de Trump y su influencia actual.
“La mafia PayPal” es un término acuñado por el editor de Fortune, Daniel Roth 2007[2], identificando a un grupo de exejecutivos de la aplicación PayPal organizados en una red de inversionistas y fundaciones orientadas a las tecnologías computacionales, con gran influencia en Silicon Valley[3]. Su visión empresarial es agresiva y con orientación disruptiva. Casi todos tienen lazos ideológicos con libertarios o neo-reaccionarios. En este grupo están Peter Thiel, Elon Musk, Reid Hoffman, Max Levchin, David Sacks y otros.
Antecedentes ideológicos y conexiones políticas
Lo siguiente es un breve mapeo de los miembros de la mafia PayPal que aparecen incidiendo más activamente en la política de los Estados Unidos de América.

De posturas libertarias, apoya a causas y figuras de la derecha ultraconservadora estadounidense. Con donaciones significativas a candidatos republicanos de extrema derecha, respalda iniciativas de reducción del estado federal[5], además de la desregulación en salud, en protección del medioambiente, derechos civiles, etc., por considerarlas trabas al emprendimiento.
En 2016, apoyó a Donald Trump y fue parte de su equipo de transición, influyendo hoy en la tecno-política. Financió a J.D. Vance, actual vicepresidente del país, y posee un gran potencial de influencia a través de una red de aliados en posiciones clave del gobierno. Está asociado a iniciativas de la extrema derecha, como el Proyecto 2025 -al parecer, la fuente inspiradora de Trump en sus primeros meses- que busca reestructurar el gobierno de acuerdo con los valores ultraconservadores y de la élite “tecno-feudalista[6]”. Su visión incluye sistemas de gobernanza más eficientes y centralizados, desmantelando de paso todas las leyes sociales, que para él son escollos en el desarrollo económico y fuente de corrupción del orden natural basado en la jerarquía del mérito.
Libertarismo y neorreaccionarismo: Libertario crítico de la democracia liberal, la considera el verdadero problema a sacarse de encima, Thiel está fuertemente influenciado por pensadores como Curtis Yarvin[7], a quien financia, que es fundador intelectual del movimiento neo-reaccionario (NRx) que propone reemplazar la decadente democracia liberal por un gobierno tecnocrático y autoritario, dirigido por “élites eficaces”. Es decir, el gobierno debe ser reemplazado por una “corporación soberana”, gestionada como una empresa privada, y los ciudadanos como clientes.

Vinculaciones con la extrema derecha alternativa: Thiel ha financiado proyectos y candidatos del nacionalismo más conservador, y al Freedom Caucus, grupo ultraconservador del Congreso, que aboga por un nacionalismo populista trumpista, con visión y acción insurreccional de la política, deslegitimando las instituciones democráticas judiciales y federales. A través del fondo Thiel Capital, apoya al Claremont Institute, think tank que defiende una «contrarrevolución cultural» que frene lo que ven como erosión de los valores tradicionales a causa de los movimientos sociales de izquierda, sobre todo por el multiculturalismo, feminismo y derechos LGBTQ+, y también por la inmigración, donde se alinea según algunas críticas, con la “teoría de reemplazo étnico”.
Intelectuales como Yarvin, financistas como Thiel y operadores legislativos como el Freedom Caucus, conforman lo que puede llamarse una nueva derecha posliberal y tecnocrática.

David Sacks y el ultra conservadurismo tecnocrático
Junto con otros miembros clave de la mafia PayPal, Sacks ha jugado un papel crucial en el moldeado de la nueva derecha tecnológica y en la defensa de un modelo de capitalismo libertario y tecnocrático, en busca de una reconfiguración de las instituciones políticas y económicas a través de la tecnología y el libre mercado.
Al igual que Thiel, Sacks se convirtió en un inversionista activo en Silicon Valley y se centra en empresas tecnológicas emergentes.
Ultra conservadurismo tecnocrático: Sacks adoptó una postura anti «woke«, atacando las políticas de diversidad, inclusión y justicia social, estimándolas barreras para el desarrollo de un capitalismo dinámico y libertario. Junto a otros empresarios y capitalistas de riesgo, promueve ideas antisistema criticando el establishment político y la influencia del progresismo en la cultura corporativa y social, tomando posiciones escépticas y anti-ciencias frente al cambio climático, centrándose en la libre competencia, sin el estorbo de las regulaciones éticas en la innovación tecnológica.
David Sacks promueve la idea de que las élites tecnológicas deben guiar a una gobernanza eficiente, de estilo autocrático, reemplazando a la democracia liberal tradicional por una estructura centralizada y gobernada por las mejores mentes tecnológicas.

Alianzas políticas: Desde 2016 hasta hoy, Sacks ha mostrado su respaldo al trumpismo en la transformación de las instituciones del gobierno hacia valores ultraconservadores. También ha respaldado a Vivek Ramaswamy, un empresario y precandidato presidencial en las primarias republicanas de 2024, quien ha criticado la influencia «woke» en la política y la cultura corporativa, abogando por un sistema federal autoritario y elitista.
Apoyo a las teorías conspirativas de fraude electoral: Sacks ha sido un donante significativo de campañas y candidatos republicanos, en particular de aquellos alineados con su visión de un gobierno más pequeño y menos intervencionista. Respaldó a figuras como Kari Lake, candidata republicana a la gobernación de Arizona, una de las principales promotoras de las teorías de fraude electoral en 2020. Este respaldo es parte de su apoyo a candidatos contra el sistema electoral estadounidense y que promueven la idea de que los resultados electorales pueden ser manipulados o impugnados, para minar la confianza pública en las instituciones democráticas del país.
Impacto en la política de Silicon Valley: Al igual que otros miembros de la Mafia PayPal, Sacks ha influido con su visión criticando a las grandes corporaciones tecnológicas y su relación con el poder gubernamental, defendiendo la desregulación y la censura en las plataformas digitales.
Populismo nacionalista tecnológico y el rol político de Elon Musk

Musk es un destacado miembro de la mafia PayPal. Fundador y líder de exitosas empresas innovadoras como SpaceX, Tesla, Neuralink y The Boring Company, se consolidó como uno de los empresarios más influyentes a nivel global.
Tecno-nacionalismo libertario y autoritarismo pragmático: Musk, figura central de la nueva élite tecnológica estadounidense, se ubica entre el libertarismo radical y un pragmatismo empresarial que favorece el monopolio y la autonomía respecto al Estado. En los últimos años ha adoptado una retórica antiprogresismo, posicionando la llamada ideología woke como una amenaza para occidente, reforzando su imagen de figura clave en un populismo nacionalista y tecnocrático.
Twitter/X como plataforma ideológica: La adquisición de Twitter -rebautizado como X en 2022- marcó un punto de inflexión en su rol político. Musk utilizó la plataforma para reinstalar cuentas previamente vetadas por incitación al odio, aludiendo a su “defensa” de la libertad de expresión. No obstante, diversas investigaciones señalan que aumentaron los discursos de odio, teorías conspirativas como el «Great Replacement»[8], y contenidos misóginos, racistas y antisemitas, sin mecanismos efectivos de moderación, favoreciendo la radicalización de ciertos sectores políticos y amplificando voces ultraconservadoras.
Vinculaciones políticas y ambigüedad estratégica: Aunque evita identificarse con el supremacismo blanco o movimientos fascistas, sus decisiones y afinidades políticas han generado preocupación, como su apoyo a políticos afines al nacionalismo blanco y a la agenda populista autoritaria de Donald Trump. Además, ha favorecido a candidatos negacionistas del cambio climático, afines al conspiracionismo electoral y políticas antimigratorias.

Participación en la administración Trump 2025: Tras la reelección de Donald Trump, Musk fue designado al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado para eliminar “ineficiencias burocráticas”. Aunque presentada como reforma tecnocrática, esta agenda es leída como parte de un proyecto mayor de desmantelamiento del Estado regulador -un antiguo “sueño libertario”-, junto con la reducción de personal en agencias clave, la eliminación de normativas ambientales y de protección civil, y la consolidación de funciones estatales bajo estructuras que se acercan a lo privado.
Normalización del autoritarismo tecnodigital: El papel de Musk ilustra la creciente convergencia entre intereses empresariales tecnológicos, autoritarismo digital y populismo nacionalista. Su uso del poder corporativo para influir en el debate público y en la política de Estado es una mutación del poder tradicional, donde la soberanía se ve desplazada hacia actores privados no electos, operando con lógicas de eficiencia empresarial por sobre la representación democrática.
La influencia de la mafia PayPal en las políticas públicas actuales
Inteligencia artificial bajo la administración Trump 2025

Peter Thiel: A través de Founders Fund, invierte en empresas de IA con enfoque ultraconservador en seguridad nacional. Critica la regulación “excesiva” y aboga por la supremacía tecnológica de las mega industrias de IA estadounidenses frente a China. Su empresa Palantir, de análisis de datos, colabora con agencias de defensa en aplicaciones de IA militar, y se posiciona hoy estratégicamente en el control de datos de EE.UU. hacia el control autoritario trumpista.

David Sacks: Trump lo posicionó recientemente como el zar de IA y criptomonedas, para liderar el desarrollo de esta industria y orientar las políticas públicas de IA. Trump declaró que Sacks estará a cargo de “salvaguardar la libertad de expresión en línea y alejarnos del sesgo y la censura a las grandes tecnológicas”.
Ya sabemos quiénes sí gozarán de libertad de expresión y quiénes no. Luego, cabe preguntarse a qué se refiere con “sesgo” y “censura” a las megatecnológicas, las tecno-feudalistas. Es decir, ¿habrá reglas para asegurar la privacidad de las personas, evitar el uso abusivo y sin control de los datos, y otros aspectos de ética y derechos de las personas, y sin concentración monopolista?

Musk: Aunque cofundó OpenAI, y al comienzo advertía sobre los riesgos de la IA no regulada, despidió al equipo de X que la autorregulaba desde la ética, y al reponer las cuentas de incitadores de extrema derecha, incluyendo sus propios posteos, demuestra su afiliación a la extrema derecha. Su empresa Neuralink y su influencia en Tesla lo posicionan como actor clave en debates estratégicos y la fundación de un estado autoritario de extrema derecha en EE. UU. y, por ende, en otros países clave.
La educación bajo la administración Trump 2025
Peter Thiel y el desmantelamiento del ideal universitario liberal

Ha sido un crítico sistemático de la educación superior tradicional. Su programa Thiel Fellowship, lanzado en 2011, ofrece financiamiento a jóvenes para que abandonen la universidad y desarrollen emprendimientos tecnológicos. Más que una crítica a la ineficiencia o alto costo del sistema universitario, el programa ha sido una plataforma ideológica para la deslegitimación de la universidad como institución de producción y transmisión de conocimiento, caracterizándola como una «burbuja ideológica progresista». Esta narrativa se inserta en la genealogía del anti-intelectualismo de la derecha radical vigente desde la Guerra Fría, que ve en la academia una amenaza al orden social jerárquico y al libre mercado.
El discurso de Thiel ha ganado tracción dentro de la administración Trump 2025, donde su influencia se expresa a través de políticas que reducen el financiamiento federal a universidades públicas, penalizan investigaciones con enfoques de justicia social, y promueven criterios de «neutralidad ideológica» para el otorgamiento de fondos a centros de investigación. Estas medidas han sido celebradas por el Claremont Institute y fundaciones asociadas a Thiel, hacia la «deswokenización» del sistema educativo.
David Sacks y Elon Musk: Educación privatizada y guerra cultural

Asesor de Trump en tecnología y libertades digitales, Sacks es defensor de escuelas chárter y otras formas de educación privatizada subsidiada por el Estado. A través de plataformas como el podcast All-In, promueve una visión empresarial de la educación centrada en la eficiencia, el control parental y la erradicación de contenidos “ideologizados”, promoviendo campañas contra la enseñanza escolar de la Teoría Crítica de la Raza y los contenidos de género, alineándose con grupos de presión como Moms for Liberty y el movimiento anti-DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión).
Musk ha utilizado su influencia para amplificar estas posturas. Desde su adquisición de Twitter/X, ha favorecido discursos que denuncian el «adoctrinamiento woke» en universidades y colegios, y ha promovido alternativas “independientes”, como la escuela experimental Ad Astra, fundada para sus propios hijos, y orientada hacia una enseñanza tecnocientífica desideologizada (es decir, contrarias a su propia ideología), al margen del currículo oficial. Más recientemente, respaldó públicamente leyes que exigen la revisión de programas educativos considerados “progresistas” o “antiamericanos”, lo que incluye la supresión de varios momentos de la historia del país no dignos de recordar, dado que “dividen”, favoreciendo así el negacionismo histórico.
Institucionalización de estas ideas en el gobierno Trump 2025

El Departamento de Educación “reestructurado” -léase “desmantelado”-, como parte de la agenda del Proyecto 2025, ha recortado programas federales de becas para estudiantes de bajos ingresos, especialmente en carreras de humanidades y ciencias sociales, y se han incrementado los incentivos fiscales para familias que opten por alternativas privadas o homeschooling.
Asimismo, se crearon comités de revisión curricular con presencia de actores cercanos a la «Mafia PayPal», encargados de auditar los contenidos educativos en función de una «neutralidad ideológica», lo que en la práctica ha llevado a una censura sistemática de perspectivas críticas al capitalismo, al racismo estructural, la desigualdad de género y la historia social.
La Mafia PayPal en las políticas de defensa y militarización de Trump 2025
El grupo ha consolidado un rol estratégico en esta área, alineando los intereses de grandes tecnológicas privadas con la reestructuración del Estado y sus funciones militares y de seguridad. Esta alianza tecno-política redefine la relación entre el capital tecnológico y el poder estatal, desplazando funciones tradicionalmente públicas hacia lógicas corporativas privadas y de gestión autoritaria.
Peter Thiel y la privatización del aparato de inteligencia
Thiel ha sido clave en el avance de la privatización del sistema de seguridad nacional. A través de su empresa Palantir Technologies, provee software de vigilancia, análisis masivo de datos e IA a múltiples agencias gubernamentales y ejércitos aliados. Palantir ha sido contratista habitual del Departamento de Defensa y del Departamento de Seguridad Nacional, y es considerada un ejemplo paradigmático de la creciente externalización de funciones estratégicas del Estado hacia empresas privadas con vínculos ideológicos con la nueva derecha. Una suerte de servicios de mercenarios. Algo similar a lo que le pasó al Imperio Romano en su proceso de decadencia.
Esta integración a las operaciones militares y de inteligencia no solo es una tercerización de la soberanía digital, sino que refleja un modelo de gobernanza basado en la eficiencia tecnocrática, el secretismo operacional y la concentración de poder en manos de élites tecnológicas privadas. La dinámica se intensifica con Thiel en el entorno cercano a Trump 2025, donde más de una docena de excolaboradores suyos ocupan posiciones clave en defensa y seguridad del Estado.
Elon Musk: eficiencia privatizadora y militarización orbital

El rol de Musk en Defensa se expandió desde su nombramiento como jefe del DOGE. Su tarea principal es auditar el presupuesto del Pentágonoque, en nombre de una racionalización del gasto, paradójicamente, favorece a sus propias empresas: SpaceX firmó contratos multimillonarios con el Departamento de Defensa y la NASA, siendo responsable del despliegue del sistema Starlink para comunicaciones militares y satelitales.
El caso de Starlink en Ucrania mostró el nuevo tipo de dependencia geopolítica que se configura cuando estados-nación dependen de infraestructuras privadas para operaciones militares críticas. Esto ha sido modelo para el uso creciente de sistemas satelitales y plataformas orbitales para la defensa nacional, que algunos analistas ya denominan una militarización privatizada del espacio.
SpaceX figura también entre los beneficiarios principales de las políticas industriales de Trump 2025, recibiendo subsidios e incentivos fiscales mientras amplía su influencia en proyectos estratégicos, lo que hace cierto que estamos ante una muestra de conflictos de intereses entre sus negocios y su rol encabezando DOGE.
David Sacks y la inteligencia artificial como doctrina militar

Como «zar» de Inteligencia Artificial y Criptomonedas, Sacks ha sido el arquitecto de una visión tecno-libertaria del poder militar. En enero de 2025 se emanó una orden ejecutiva (decreto) para posicionar a Estados Unidos como líder mundial en IA, con foco especial en su uso para defensa, vigilancia y control social. ¿No nos recuerda esto, de algún modo, las novelas y películas de ciencia ficción sobre distopías: sociedades enteras controladas por sistemas de inteligencia artificial? Bueno, ¡acá estamos!
Además, Sacks aboga por la reducción del control civil sobre los mandos militares y la creación de un ecosistema militar-empresarial sin restricciones burocráticas, argumentando que la “hiperregulación” es la mayor barrera a la seguridad nacional. Su cercanía ideológica con Thiel y Musk configura un bloque coherente en la agenda de defensa de Trump 2025, con centro en la autonomía tecnológica, la disrupción de organismos multilaterales y la supremacía nacional a través del dominio digital y orbital, con el control tecnológico en manos de megaempresas privadas (las suyas).
Conexiones entre la Mafia PayPal y la extrema derecha en Estados Unidos
Peter Thiel, Elon Musk y David Sacks desempeñan un rol significativo en el auge de la nueva derecha tecnológica, autoritaria y postliberal, vinculada a la extrema derecha, el nacionalismo blanco y supremacista. Ninguno reivindica abiertamente posiciones racistas o eugenésicas, pero sus inversiones, alianzas y discurso han facilitado la legitimación y expansión de sectores que promueven visiones excluyentes, xenófobas y antidemocráticas.
Peter Thiel: nacionalismo tecnocrático y financiamiento ideológico

Thiel ha construido una red de influencia ideológica que incluye el respaldo financiero al Claremont Institute, promotor de un nacionalismo excluyente que coquetea con la teoría del «gran reemplazo». El Claremont jugó un papel clave en la justificación intelectual del asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, a través de su publicación The American Mind y de asesores como John Eastman, su fundador.
Thiel financió a J.D. Vance, quien ha expresado simpatía por narrativas antiinmigrantes desde el nacionalismo blanco. Si bien Thiel evita pronunciamientos explícitamente racistas, su cercanía con ideólogos neo-reaccionarios como Curtis Yarvin —quien defiende la «desigualdad natural» y el fin de la democracia liberal— lo conecta con visiones jerárquicas y autoritarias.
Elon Musk: «libertad de expresión» como vector de radicalización

Desde su compra de Twitter, Musk ha contribuido directamente a la reactivación y normalización de la extrema derecha. Aunque justifica estas decisiones en nombre de la libertad de expresión, muchos analistas señalan que su política de moderación es asimétrica y represiva con las voces progresistas o críticas hacia él y sus aliados.
Además, sus interacciones públicas con figuras como Andy Ngo[9] -asociado a campañas de desinformación y criminalización de movimientos antirracistas– y su participación en espacios digitales frecuentados por supremacistas y conspiracionistas generan preocupación por la creciente influencia de Musk como facilitador del extremismo.
David Sacks: puente entre Silicon Valley y la derecha nacionalista

Aunque menos visible que Thiel y Musk, Sacks consolidó su influencia como ideólogo y operador político en el entorno Trump 2025. En su popular podcast All-In, promueve narrativas anti-progresistas, anti-inmigrantes y el escepticismo climático. Sacks, como dijimos, ha respaldado abiertamente a Vivek Ramaswamy y Kari Lake, y ha sido vinculado al Council for National Policy (CNP), organización secreta que conecta a líderes evangélicos blancos, nacionalistas ultraconservadores y financieros de la extrema derecha.
El CNP, históricamente ligado a políticas de segregación y al supremacismo blanco, ha operado como plataforma de articulación entre sectores religiosos fundamentalistas y tecnocráticos libertarios como Sacks, que comparten una visión del orden social antiestatal, elitista y profundamente excluyente.
Finalmente…
Así entonces, la «mafia de PayPal» ejerce una significativa influencia política y económica mediante el uso de capital financiero, el control de plataformas tecnológicas y una red de conexiones políticas. Esta red está ligada a una mezcla de libertarismo tecnocrático con elementos del ultraconservadurismo nacionalista, buscando reducir el tamaño del Estado en áreas sociales mientras aboga por un fortalecimiento de las instituciones de defensa y seguridad, en donde la empresa privada asume un papel preeminente, gestionando funciones que tradicionalmente han sido responsabilidad del sector público.
Las políticas propiciadas por figuras como Peter Thiel, Elon Musk y David Sacks, y sus lazos con movimientos de extrema derecha, son un desafío para las instituciones democráticas, mientras concentran el poder en manos de una minoría tecnocrática.
En áreas clave como la inteligencia artificial, la educación y la defensa, estos actores impulsan un modelo que plantea inquietudes mayores por aquella concentración del poder tecnológico y económico. La influencia de estas figuras sobre los futuros desarrollos de la IA y sus alianzas con grupos nacionalistas y extremistas, cuestionan el modelo de gobernanza global y democrático. Así resulta crucial examinar más a fondo sus políticas y las implicaciones de su creciente influencia en la sociedad global.
[1] Rodolfo Vega, M.Ed., Ph.D., es Académico Investigador en el Instituto de Tecnologías del Lenguaje y Director de Enlace Internacional del Centro de Inteligencia y Seguridad de la Voz de la Escuela de Ciencias de la Computación de la Universidad Carnegie Mellon (CMU), en Pittsburgh, Pensilvania, EE.UU.
[2] Roth, D. (2007, November 13). The PayPal Mafia. Fortune Magazine. Retrieved from
https://archive.fortune.com/magazines/fortune/fortune_archive/2007/11/26/101232838/index.htm
[3] California, Estados Unidos.
[4] “I no longer believe that freedom and democracy are compatible.” Thiel, P. (2009, April 13). The education of a libertarian. Cato Unbound. https://www.cato-unbound.org/2009/04/13/peter-thiel/education-libertarian/
[5] El poder en los EE.UU. se divide entre los gobiernos de los estados y el gobierno federal (de tres ramas: legislativa, ejecutiva y judicial).
[6] Varoufakis, Yanis (2023). Technofeudalism: What Killed Capitalism. New York: Melville House Publishing.
[7] Conocido bloguero que usa el seudónimo de «Mencius Moldbug».
[8] Teoría conspirativa que previene del reemplazo de la población blanca y cristiana por inmigrantes.
[9] Influencer de derecha de origen vietnamita