La lluvia de ayer.

por Patricio Escobar

Todavía se puede recordar la época en que los cursos introductorios a la Economía enseñaban acerca de los bienes económicos, por contraposición a los bienes libres. Estos, por definición, eran siempre abundantes. El sol, el aire, el agua de los ríos y la lluvia nos ayudaban a comprender el significado de la escasez. Privados de la universalidad de su presencia, cada vez es más cercano el día en que deberemos pagar por vivir en un lugar en que llueva con alguna frecuencia.

En Chile la desertificación avanza un metro por día. Hace pocas décadas, lo que se podía llamar la frontera del desierto estaba en los alrededores de La Serena y Coquimbo; hoy afecta a la totalidad del secano costero entre Valparaíso y el Bío Bío, alcanzando los valles interiores y la precordillera en algunas zonas.[1] Esto significa que cerca de dos tercios del territorio nacional se encuentra afectado por un proceso de desertificación, que en la práctica es de difícil reversión, mientras que, en lo inmediato, un 23% del país se encuentra en riesgo de seguir sus pasos,[2] dado que al año 2030 se espera un aumento de 2 a 4 grados celsius entre Arica y Chiloé.[3] Esta condición afecta directamente el caudal de precipitaciones y contribuye de manera decisiva al cambio de morfología del territorio.

Los factores que explican este proceso no son fenómenos puramente naturales, sino principalmente socio-naturales, y se refieren a las modalidades de uso del suelo con fines económicos, tanto en la agricultura como en la actividad forestal principalmente. Esto implica que el uso que los seres humanos hacemos del agua es el gran causante de la destrucción de los ecosistemas que nos sostienen, con un impacto inmediato en el incremento de las migraciones internas hacia centros urbanos, ante la imposibilidad de mantener explotaciones agrícolas tradicionales.[4]

La expansión de la población urbana conduce a la ampliación de la superficie que debe destinarse a viviendas, comercio y servicios, en detrimento de territorios que participaban activamente del equilibrio del ecosistema.

Los efectos del cambio climático

Entre los efectos más visibles del cambio climático que vivimos actualmente está el aumento del nivel del mar, el incremento de las temperaturas medias en la tierra y la disminución de las lluvias en zonas que tradicionalmente las tenían como fuente de fertilización de la tierra y acumulación de stock para los diversos consumos.

La tierra se seca y pierde aceleradamente propiedades que la hacen apta para reproducir la vida vegetal en sus distintas expresiones. Reducida la densidad de la corteza vegetal, la erosión ocasionada por el viento y el agua de las lluvias le asesta el golpe final.

Elaborado con datos de https://www.ine.cl/docs/default-source/variables-basicas-ambientales/publicaciones-y-anuarios/informe-anual-de-medio-ambiente/informe-anual-de-medio-ambiente-2021-(versi%C3%B3n-actualizada-al-06-de-abril-del-2022).pdf?sfvrsn=71718c5b_10

Actualmente llueve un 36% menos que a inicios del periodo analizado. Ello tiene un conjunto de implicancias en tanto es la principal fuente de agua dulce disponible. Ciertamente el aumento de las temperaturas promedio viene provocando un acelerado deshielo de los glaciares, lo cual supone un incremento del agua dulce disponible. Pero ello no es parte de un ciclo natural que se reproduce en el tiempo.

Esta condición se puede apreciar con intensidad similar en las distintas zonas del territorio chileno. Así, la reducción de precipitaciones experimentada por la zona Norte alcanza al 31,3%. En el caso de la zona Central del país, la caída es del 37%, mientras que en el Sur esa variación negativa es del 36,2%

Elaborado con datos de https://www.ine.cl/docs/default-source/variables-basicas-ambientales/publicaciones-y-anuarios/informe-anual-de-medio-ambiente/informe-anual-de-medio-ambiente-2021-(versi%C3%B3n-actualizada-al-06-de-abril-del-2022).pdf?sfvrsn=71718c5b_10

Reducción de las precipitaciones

Ciertamente el principal efecto de las menores precipitaciones que observamos tendencialmente es una menor disponibilidad de agua para los diversos usos. Con ello se produce una sustitución de actividad agrícola por masa forestal, lo cual supone una mayor presión sobre el agua disponible, por cuanto el consumo de los árboles es mucho mayor.

La menor disponibilidad de agua sobre el suelo reduce la acumulación en las napas subterráneas, las que a su vez alimentan los pozos que son ampliamente utilizados en diversas zonas en que escasean otro tipo de fuentes. En ese entendido, la situación de las diversas regiones es distinta en términos de la dependencia que tienen de las aguas lluvia.

Fuente: Tomado de Banco Mundial. (2021) “El agua en Chile. Elemento de desarrollo y resiliencia” https://documents1.worldbank.org/curated/en/857121632811878667/pdf/El-Agua-en-Chile-Elemento-de-Desarrollo-y-Resiliencia.pdf

La dependencia observada de las regiones del Sur respecto a las aguas lluvia, ayuda a explicar la aceleración del proceso de desertificación en el secano costero.

Fuente: Fundación Chile “Escenarios hídricos 2030” https://escenarioshidricos.cl/noticia/usos-del-agua-en-chile-medir-para-gestionar/

Alternativas frente al problema

Enfrentados a una situación que no tiene un camino de retorno en un futuro previsible, los cursos de acción disponibles son acotados.

El primero es reducir el consumo humano, y para eso se requieren tecnologías más eficientes para las tareas de higiene, limpieza y comportamientos más ahorrativos de este bien.

La segunda se relaciona con el tratamiento de las aguas servidas y su reutilización para fines diversos: regadío, descarga de estanques de WC y de higiene personal, según los tratamientos de reutilización que puedan recibir.

La tercera está relacionada con los procedimientos de desalinización más eficientes. En la actualidad el costo de desalinizar duplica al de producir agua potable, y como procedimiento posee un conjunto amplio de externalidades negativas relacionadas con el consumo de energía que requiere el proceso y la disposición de los residuos que resultan. No obstante, es una alternativa ampliamente utilizada en algunas latitudes.

Sin embargo, en este ámbito estamos hablando de un tipo de consumo que no supera el 4% del total. El consumo del sector silvoagropecuario representa el 96% del total[5], y es allí donde deben realizarse los mayores esfuerzos por aumentar la eficiencia, puesto que el 73% de la extracción de agua se destina a actividades de riego agrícola.[6]

Fuente: Tomado de El Orden Mundial

Actualmente, una parte importante de Sudamérica se encuentra sometida a procesos de desertificación. Se estima que, en Argentina, el 70% del territorio se encuentra sometido a un manejo económico no sostenible[7]; en Brasil, el 16% del territorio es ya un desierto[8]; en Perú esa condición afecta al 20% del país[9], situación que se reproduce en varios otros países de la región.

Países afectados por sequias graves en los últimos dos años

Fuente: Tomado de https://www.unccd.int/sites/default/files/2022-05/Drought_in_Numbers_%28English%29.pdf

En el futuro cercano la lluvia no regresará. Deberemos habitar territorios más desérticos y aprender a vivir con menos agua. Urge hacer más eficiente la actividad agrícola e intervenir la masa forestal que invade tierras antes cultivadas y que, por la baja productividad alcanzada por la escasez de agua, han quedado sin atención ni mantenimiento.

Este fenómeno natural tiene un mecanismo de autorregulación que son los incendios. Cuando aumenta excesivamente la biomasa en un territorio, los incendios naturales, que en Chile son casos más raros, sirven para regular ese exceso. Sin embargo, la expansión de las ciudades y la presencia humana en zonas antes vírgenes hace inviable esta alternativa. Pero esto no inhibe el hecho de que es necesario un control de la masa forestal, dada la presión que ejerce sobre la disponibilidad de agua.

Así, riego más eficiente, control de la masa forestal y un uso humano más racional del recurso, resulta una necesidad impostergable frente a un mundo en que la lluvia será un evento cada vez más esporádico.


[1] https://www.terram.cl/2017/08/la-desertificacion-en-chile-avanza-un-metro-por-dia/

[2] https://www.ciperchile.cl/2022/08/04/avanza-el-desierto-en-los-valles-semiaridos-de-chile/

[3] https://www.terram.cl/2017/08/la-desertificacion-en-chile-avanza-un-metro-por-dia/

[4] https://www.uchile.cl/noticias/164396/academicos-u-de-chile-alertan-sobre-riesgos-de-la-desertificacion

[5] https://escenarioshidricos.cl/noticia/usos-del-agua-en-chile-medir-para-gestionar/

[6] https://www.gestiopolis.com/recursos-hidricos-en-chile/

[7] https://www.argentina.gob.ar/ambiente/bosques/desertificacion

[8] https://efeverde.com/especialistas-denuncian-la-desertizacion-amenaza-al-16-brasil/

[9] https://www.euroclima.org/images/Publicaciones/Suelos/Peru_4Inf_Desertificacion1.pdf

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