Las Magas que cambian el mundo

por Felipe de la Parra Vial

Mi hija Valentina, siendo muy pequeña, me enseñó el sentido, las claves del teatro. Un personaje de una obra le decía a su mujer que iba a la cocina. En ese momento, el protagonista cruzaba el escenario y se iba por las bambalinas. Sorprendida, exigente, me preguntó por qué no veía la cocina. Y tenía razón.

Desde entonces aprendí que existía magia en el teatro y que toda mi vida había sido una maravillosa alegoría asumida desde muy niño y era hora que mi hija también creciera con esa sorprendente fantasía. Que entendiera que había un código secreto que se escribía con la imaginación. Que reconociera a los autores, dramaturgos, actrices y actores, escenógrafos, iluminadores, maquilladoras, sonidistas, productoras, como una banda de encantadores y videntes que recreaban la vida en cualquier época. Donde se podía vencer al final de la historia y donde la justicia humana ganaba a pesar de las sombras y los oscuros personajes de la vida real.

Valentina desde ese mismo día entendió que la vida arriba de las tablas era un sueño. Lo mismo que descifró Aristóteles miles de años atrás cuando escribió “Poética”, probablemente, el primer decálogo de la creación estética que se ha mantenido vigente hasta nuestros días. Sus directrices, sus llaves, sus hallazgos para crear una historia, siguen iluminando las tablas del mundo. Shakespeare ha sido un alumno vivo de la presentación de los personajes, de las muertes en busca de la catarsis al final del drama, el desarrollo de la trama y de tantos picaportes que hay que destrabar, como enseña la poética aristotélica.

La vida arriba de los escenarios es una imitación de la vida humana, que, finalmente, es la poesía más filosófica y más seria que la historia. Ese fue el hallazgo más importante de la obra del filósofo griego.

Finalmente, la clave de la presentación en el teatro está en la credibilidad de lo que se dice y actúa en el escenario, en que existe una cocina tras las bambalinas y que ningún espectador pone en duda.

Las Magas

Sin embargo, en el teatro chileno existe una clave aristotélica muy potente: las Magas. Ese encanto que no nos permite pensar que están actuando, sino que son de verdad. Son las actrices chilenas, dramaturgas chilenas, que han construido mundos fantásticos desde sus primeros pasos en la creación escénica. 

¡Cuántos enamorados han existido en estas más de ocho décadas del teatro universitario! ¡Cuántas Marías Maluenda, Bélgicas Castro, Mónicas Echeverría, Chelas Álvarez, Anas Marías Castro, Hildas Larrondo, que inventaron el resplandor en el escenario del Teatro Experimental! ¡Amantes furtivas, heroínas, grandes majestades y señoritas alegres!. ¡Cuántos enamorados!

¿Y ahora, quién no se enamora de las Magas que celebran el nuevo año en los estrenos del estío con gracia y talento?

Recientemente, Trinidad González y Paula Zúñiga volvieron a navegar por el “Neva” en la Rusia zarista en 1905, en la fallida revolución popular, en una actuación que debiera tener el premio nacional de los aplausos en las salas de Arica a Magallanes. 

O, en el Barrio Concha y Toro, sentado en una butaca en el Teatro del Bolsillo -por ya 25 años- descubrí el asombro por enésima vez de las desdichas de la casa de “Bernarda”, con actuaciones verdaderas que me envolvieron en la intimidad del amor, con sus caricias y con la libertad de soñar. Mágicas: Paula Villagrán, Ana Mazuelos, Priscilla Olguín, Camila Núñez, Camila Arbea, Estrella Anais, Sandra Ortiz de Rozas y la talentosa Ingrid Leyton, la Bernarda Alba.

O, en el otro lado de la ciudad, donde me encontraba con «Una mujer llena de vicios», de la saga “Teoría de King Kong”, en las voces de Patricia Rivadeneira y Antonia Zegers. ¡Asombrosas! Haciendo gala del escenario del Teatro Nescafé de las Artes, que el próximo abril recibirá el Premio “Agustín Siré” 2024, el reconocimiento de la Academia Chilena de Bellas Artes.

Transformar el plomo en oro

Por eso no es de extrañar que haya Magas pariendo el imaginario de “la caja mágica” en mundos nuevos para cambiar el país. 

Cómo no descubrir la realidad y multiplicar el gesto teatral con las actrices del Teatro El Riel –Ana María LópezCarmen Gloria GálvezBárbara ZúñigaValentina Guerrero-, encabezadas por la dramaturga y actriz Marcela Shultz con su obra “Con un pensamiento en la arena”, en los sindicatos y en las juntas de vecinos. Magas distribuyendo la palabra perdida, en una patriada popular que las distingue y se admira.

O, el encantador artilugio del Teatro-Debate de la prestigiosa -y prestidigitadora, habría que decir- Yani Núñez, que recorre las latitudes de las universidades, los barrios y las provincias, haciendo en propiedad la vida en un escenario infinito con las voces de jóvenes universitarios, campesinos y nuevos disconformes.

O, lo que hace Jacqueline Boudon en la Universidad Tecnológica Metropolitana, UTEM, multiplicando los panes en los estudiantes, entusiasmándolos a entender la vida con el arte dramático como herramienta, como parte en sus carreras universitarias.

O, Eugenia Fernández, la actriz y directora teatral de la Región de los Ríos, que logró montar “La Pérgola de las Flores” junto a un grupo de entusiastas vecinas de Valdivia en el Tetro Municipal Cervantes, regalándole una estatura profesional al mundo popular.

Y, sin ir más lejos, a la grandiosa Elsa Poblete que como Maga Merlinesa transforma el plomo en oro dirigiendo obras chilenas y formando actores y actrices al alero del Teatro-Escuela Imagen. Develando los arcanos de “la voz hablada” de la escuela de Rubén Sotoconil, del actuar de Agustín Siré y de la dirección creativa de Gustavo Meza.

Magas como la dramaturga Nona Fernández,que crea mundos desde los espejos con talento y momentos cualquieras, desnudando la realidad de nuestros días, de nuestras patrias.

¡Cómo no sentirse orgulloso de Ana María López, presidenta del Sindicato de Teatristas, Sidarte, que levanta la bandera de la dignidad de los trabajadores del arte!

¡Hay tantas Delfinas, tantas Shendas cambiando el mundo! ¡Cientos! ¡Miles!

…para así imaginar que existe una cocina tras las bambalinas y creamos lo que nos dicen las Magas desde arriba del escenario.

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4 comments

Ramon Andreu Ricart marzo 6, 2025 - 1:55 pm

Brillante texto de Las Magas. El maestro De la Parra ya nos tiene acostumbrado a sus magníficos aportes y a su aguzada pluma. Gracias.

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Osvaldo Rivas Urzúa marzo 6, 2025 - 6:39 pm

Hermoso y hondo relato que me ha dejado satisfecho y contento. Pleno de evocaiones

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Daniel Moreno Barrios marzo 6, 2025 - 9:24 pm

¡Emocionante!… este reconocimiento al trabajo de nuestras Magas sí que es valioso… mucho más que miles de elogios gratuitos vertidos en las pantallas de la televisión… Gracias por compartir tan elevadas reflexiones e invitarnos a pensar… Muchas gracias querido Maestro…

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Federico Gana Johnson marzo 6, 2025 - 11:54 pm

No encuentro la palabra, la frase exacta para expresar el orgullo, la satisfacción de pertenecer al país donde suceden cosas como las narradas aquí, en los escenarios de los cuatro puntos cardinales. El Teatro de las magas del que escribe Felipe es una historia potente y De la Parra, que sabe de Teatro desde su infancia, la trata con elegancia, respeto y , sobre todo, delicadeza. La suavidad de las palabras rinde un tremendo homenaje a las mujeres que han parido el Teatro en nuestro país. Gracias, Felipe.

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