Las mujeres de Frida. A la vanguardia de la pasión

por Cristina Wormull Chiorrini

«Tan absurdo y fugaz es nuestro paso por este mundo, que solo me deja tranquila el saber que he sido auténtica, que he logrado ser lo más parecido a mi misma».  Frida Kahlo

Han pasado casi 118 años desde el nacimiento de Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón (Frida Kahlo) en Coyoacán el 6 de julio de 1907, criada en el matrimonio entre el fotógrafo alemán Guillermo Kahlo y la mexicana Matilde Calderón. La historia de Frida es, por sobre todas las cosas, una historia de lucha; de ahí su atractivo y la inspiración que genera en personas sensibles de diferentes clases sociales, géneros, etnias y regiones del mundo. De ahí que se haya convertido en símbolo y diosa de las generaciones actuales.

Como decíamos en una crónica anterior, hay amores que nunca pueden olvidarse… y podemos agregar que hay otros que no solo son inolvidables, sino también atrevidos, a destiempo, a la vanguardia de movimientos y evoluciones.  Es el caso de Frida Kahlo y las mujeres que amó.  Ella era abiertamente bisexual en un tiempo en que la homosexualidad era un pecado y no solo eso, era un delito castigado con cárcel y repudio, incluso, en algunos países, con la pena de muerte.

Hay que ser muy libre, muy audaz para haberse declarado, como Frida, una heterosexual con tendencias lésbicas. Y quizás también es muy, pero muy relevante que su gran amor, Diego Rivera, el infiel, el promiscuo, el machista aquel que no tuvo freno en la vida (ni tan siquiera su fealdad) solo la celara cuando sus amores eran hombres, pero nunca impidiera, al contrario, que Frida sostuviera breves y apasionados romances con mujeres.

Y estas fueron varias y todas se caracterizaron por ser potentes y creadoras fuerzas de la naturaleza humana.  Es posible que fueran muchas más que las que mencionamos aquí, pero hoy solo nos remitiremos a recordar a las más renombradas de ellas:  Chavela Vargas (La Chamana), Jaqueline Lamba, Tina Modotti, Georgia O´Keeffe, Anita Brenner.

Fue un deslumbramiento al verle la cara, los ojos. Pensé que no era un ser de este mundo. Sus cejas juntas eran una golondrina en pleno vuelo. Sin tener todavía la madurez de la mujer en mí, pues era muy niña, presentí que podía amar a ese ser con el amor más entregado del mundo, el amor más atado del mundo”. Chavela Vargas

Chavela Vargas conoció a Frida cuando era muy joven en una fiesta en la Casa Azul donde fue invitada por un pintor amigo y la atracción entre ambas fue mutua desde el inicio.  Al día siguiente del festejo, fue invitada a vivir en la casa de Coyoacán donde residió junto a Diego y Frida durante un año.  Nadie ha podido confirmar el romance entre Frida y Chavela, pero esta última, muchos años después, cuando ya había cruzado los ochenta, confirmó aquello declarando que la pintora había sido el amor de su vida. Chavela, quien fue una de las primeras cantantes que se atrevió a usar pantalones en el escenario mexicano, le dedicó dos de sus más bellas canciones a Frida:  La llorona Paloma negra.

Chavela y Frida durante su relación mantuvieron un nutrido intercambio de cartas, pero la Chamana eliminó todas las cartas de amor que Kahlo le envió.  Sin embargo, hace pocos años se descubrió una misiva que Frida le envió al poeta Carlos Pellicer en la que describió la atracción que sintió al conocer a la joven Chamana.

“Hoy conocí a Chavela Vargas. Extraordinaria, es lesbiana, es más, se me antojó eróticamente”. No sé si ella sintió lo que yo. Pero creo que es una mujer lo bastante liberal, que si me lo pide, no dudaría un segundo en desnudarme ante ella. ¿Cuántas veces no se te antoja un acostón y ya? Ella, repito, es erótica. ¿Acaso es un regalo que el cielo me envía?”. Frida Kahlo

La vida y sufrimientos de Frida han sido ampliamente narrados y, a vuelo de pájaro, recordamos que nació con espina bífida, una malformación de la columna vertebral; que siendo muy niña tuvo poliomielitis y que a raíz de ello sus compañeros de escuela la llamaban “la renga”; y que a los 18, el omnibús en que viajaba fue chocado por un tranvía y un pasamanos se le incrustó en la pelvis y salió por la vagina, fracturando su columna en tres partes y la pierna derecha afectada por la polio en once por lo que tuvieron que practicarle 32 cirugías.  Como si todo eso no fuera suficiente, años después debieron amputarle dos dedos de un pie. Todo ello fue incorporado a su obra pintada mayormente desde su cama, adecuada para que ella pudiera hacerlo.

“La parte más importante del cuerpo es el cerebro. De mi rostro me gustan mis cejas y mis ojos. Aparte de eso no me gusta nada. Mi cabeza es demasiado pequeña. Mis pechos y mis genitales son corrientes. Del sexo opuesto, tengo el bigote y el rostro en general. De niña solía creer que era la persona más extraña del mundo. Pero luego pensé en que había tanta gente en el planeta y que alguien, en algún lado, debía de sentirse extraña, como yo, y debía de tener defectos, a la manera mía”. Frida Kahlo

No sólo en el arte Frida Kahlo se mostró fuera de norma. Sus grandes cejas, las mantuvo y resaltó y, mucho antes que el movimiento feminista lo impusiera, dejó de depilar sus axilas, piernas y bigote, Eso no impidió que fuera atractiva aún para gustos conservadores.  Al mismo tiempo, se impuso con un estilo de vestir personal basado en el uso de ropas típicas de diversas regiones de México, así como diseños exóticos creados por ella logrando un estilo único que deslumbró en Nueva York, San Francisco o el viejo mundo.  Sumó a lo anterior una ambigüedad de género vistiéndose eventualmente de hombre, como le gustaba desde niña y especialmente cuando se separó de Rivera y se cortó el pelo a lo garcon y vistió por un largo tiempo trajes de hombre.  Un espíritu perfectamente queer.

“Chavela si sigo adelante, si vivo, es sólo para Diego y para ti”. Frida Kahlo en carta a Chavela Vargas.

Pero Chavela no fue el primer ni el último romance femenino de Frida.  Ya en 1922 había comenzado una estrecha amistad con la gran fotógrafa mexicana Lola Álvarez Bravo, amistad que duró toda su vida.  Esta relación quedó plasmada en las íntimas fotografías que Lola tomó a Frida en La Casa Azul y otros lugares mientras ambas, casadas con hombres mayores y famosos, vieron opacada su obra durante sus vidas.  Pero en la década de los 50, Lola logró dirigir su propia galería de arte en México y organizó con unas 100 obras, la primera y única exposición individual de Kahlo en vida y a cuya inauguración, Frida asistió postrada en una cama.

«Nada es más valioso que la risa. Se requiere de fuerza para reír y abandonarse a uno, para ser ligera. La tragedia es lo más ridículo». Frida Kahlo.

Muy importante en la vida amorosa de Kahlo fue la escritora, periodista y antropóloga, Anita Brenner, que mantuvo amistad con mujeres artistas e intelectuales en México.  Por supuesto, una de ellas fue Frida que era la máxima exponente del cuestionamiento de las convenciones y estereotipos femeninos a través de su creación artística y su militancia política.

La íntima relación y el apoyo entre Frida Kahlo y Anita Brenner podría ilustrarse con el recuerdo de un largo viaje en auto que, en 1935, hicieron con su otra amiga Mary Schapiro. Después de un rompimiento de Frida con su marido por un engaño amoroso, la pintora quiso irse de México. Anita se propuso llevarla en automóvil hasta Nueva York, donde Frida se instaló por un tiempo.

La fotógrafa italiana Tina Modotti, que llegó a México en 1923 -inmortalizada entre otras cosas por la trágica historia de su amante cubano y en el libro Tinísima de Elena Poniatowska- y que fue una de las artistas vanguardistas y pionera del fotoperiodismo, feminista y activista antifascista, cayó también rendida bajo el encanto de Frida cuando se relacionó con los artistas plásticos y muralistas mexicanos.  Esta tremenda artista y luchadora social desarrolló una amistad íntima y amorosa con Frida retratada en múltiples fotografías que duró hasta que sus ideales políticos las separaron. 

Por otra parte, está su especial amistad con Georgia O’Keeffe, considerada la madre del modernismo en Estados Unidos y famosa por sus pinturas de flores, paisajes de Nuevo México y rascacielos de Nueva York se convirtió en una relación espejo, una simbiosis erótica y amorosa para Frida a partir de su encuentro en el museo de Arte Moderno (MoMa) en Nuevas York.  Ambas casadas con hombres infieles, con estilo propio y pasión por el tequila, compartían el gusto por las naturalezas muertas para plasmar su erotismo en las pinturas y de las salidas en pareja con sus maridos pasaron muy pronto a las escapadas solas.

Por último, es necesario destacar a Jaqueline Lamba, pintora surrealista francesa. y la segunda esposa de André Breton, considerado el fundador y primer exponente del surrealismo, que invitó a Frida a que participara en una exposición colectiva en París que se organizó en 1939. En la capital francesa, Frida y Jaqueline entablaron una relación íntima y creativa que, por ejemplo, puede verse reflejada en una carta de Frida para Jaqueline que la artista mexicana transcribió en su diario.

Frida y Rivera, que le llevaba veinte años, se casaron dos veces, en 1929 y en 1940, separación de por medio. Pero el amor tóxico entre ambos duró toda la breve vida de Kahlo. 

 “Sufrí dos accidentes graves en mi vida; el del tranvía y el de Diego. El de Diego fue de lejos el peor”. Frida Kahlo.

En julio de 1954 murió Frida a la edad de 47 años de una embolia pulmonar, aunque se especula que puede haber sido una sobredosis de demerol que ella misma se inyectaba para soportar el dolor.  Su última anotación, días antes de morir, fue “Espero alegre la salida y no volver jamás”, 

 “Quemen mi cuerpo. No quiero que me entierren. He pasado demasiado tiempo acostada. Sólo quémenlo”. Frida Kahlo 

Su velatorio y funeral estuvo a la altura de su leyenda que ya comenzaba a gestarse.  La velaron en el Palacio de Bellas Artes, a cajón abierto, con su look legendario de poblana, rodeada por Diego Rivera, y múltiples personajes como David Alfaro Siqueiros o el expresidente de México Lázaro Cárdenas. Al día siguiente, tal y como ella había solicitado, pero entre el fanatismo de sus seguidores, su cuerpo fue lanzado al fuego por ellos mismos no sin antes arrancarle los anillos mientras se dirigían al horno.  

 “Dolor, placer y muerte no son más que el proceso de la existencia. La lucha revolucionaria en este proceso es una puerta abierta a la inteligencia”. Frida Kahlo.

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1 comment

F enero 24, 2025 - 12:55 pm

Interesantísimo. Me encanta todo lo relacionado con Frida

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