Cuando la Nueva Mirada estaba en plena edición digital, el 2 de abril fue declarado por Trump el «Día de la Liberación«, el nuevo Independence Day, ya no atacado por alienígenas o extraterrestres sino por aquellos países aliados o enemigos con los que tiene déficits comerciales de 1,2 billones de dólares que amenazan su seguridad nacional, nuevo argumento no económico para fundamentar su neoproteccionismo. El arma principal de defensa y ataque es la aplicación de un arancel recíproco tanto a la altura de los gravámenes que los países superavitarios aplican a las exportaciones estadounidenses, como para contrarrestar sus barreras comerciales no arancelarias, con el objetivo de hacer de nuevo a Estados Unidos un gran país, Make America Great Againe (MAGA).
Dicen los españoles que guerra avisada no mataba moros y el hecho es que la guerra comercial avisada de Trump 2.0 no debería sorprender a nadie, puesto que fue anunciada desde 2017 durante su primera gestión (Trump 1.0) con la revisión del Tratado Comercial con México y Canadá (T-MEC), la imposición de aranceles al acero y al aluminio y el inicio de la guerra comercial y tecnológica contra China. También fue avisada durante su campaña electoral cuando pregonó con altavoces su nueva guerra arancelaria, el “ojo por ojo” para corregir desequilibrios comerciales. El hecho es que la mayoría de los analistas dudaba de su alcance y aplicación, hasta que el 20 de enero de 2025 con su arsenal de Proclamaciones, Órdenes Ejecutivas y Memorandos preparó e inició su batalla, bajo el estandarte de su Política Comercial América Primero (America First Trade Policy) abriendo unilateralmente el inicio de hostilidades declarando:
Los estadounidenses se benefician y merecen una política comercial de Estados Unidos Primero. Por lo tanto, estoy estableciendo una política comercial robusta y revitalizada que promueva la inversión y la productividad, mejore las ventajas industriales y tecnológicas de nuestra nación, defienda nuestra seguridad económica y nacional y, sobre todo, beneficie a los trabajadores, fabricantes, agricultores, ganaderos, empresarios y empresas estadounidenses. https://www.whitehouse.gov/presidential-actions/
Para tal efecto, proclamó que el Gobierno de EEUU “investigará las causas de los grandes y persistentes déficits comerciales anuales de bienes de nuestro país, así como las implicaciones y riesgos económicos y de seguridad nacional que resulten de dichos déficits, y recomendará medidas apropiadas, como un arancel suplementario global u otras políticas para remediar esos déficits”.
El “Plan Justo y Recíproco”
Tres semanas después, el 13 de febrero Trump, mediante Memorando presidencial “ordena el desarrollo de un plan integral para restablecer la equidad en las relaciones comerciales de Estados Unidos y contrarrestar los acuerdos comerciales no recíprocos”, dado que ha encontrado que la falta de reciprocidad es una de las fuentes del gran y persistente déficit comercial anual de bienes de Estados Unidos.
https://www.whitehouse.gov/articles/2025/02/reciprocal-trade-and-tariffs/
El Memorando precisa la medida del arancel recíproco a aplicar: “Bajo el Plan, mi Administración trabajará enérgicamente para contrarrestar los acuerdos comerciales no recíprocos con los socios comerciales, determinando el equivalente de un arancel recíproco con respecto a cada socio comercial extranjero”. Los nuevos impuestos a la importación se adaptarán a cada socio comercial de Estados Unidos.

Este enfoque tendrá un carácter integral, para lo cual evaluará los siguientes aspectos:
(a) aranceles impuestos a productos de los Estados Unidos;
(b) impuestos injustos, discriminatorios o extraterritoriales a empresas, trabajadores y consumidores de los Estados Unidos, incluyendo un impuesto al valor agregado;
(c) barreras o medidas no arancelarias y prácticas injustas o perjudiciales, incluidos subsidios y requisitos regulatorios onerosos para las empresas de los Estados Unidos que operan en otros países;
(d) políticas y prácticas que hagan que los tipos de cambio se desvíen de su valor de mercado, supresión salarial; y otras políticas mercantilistas que hagan que las empresas y los trabajadores de los Estados Unidos sean menos competitivos; y
(e) cualquier otra práctica que imponga cualquier limitación injusta al acceso al mercado o cualquier impedimento estructural a la competencia justa con la economía de mercado de los Estados Unidos. https://www.whitehouse.gov/articles/2025/02/reciprocal-trade-and-tariffs/
De esta manera, concluye el Memorándum: “Los aranceles recíprocos devolverán la equidad y la prosperidad al distorsionado sistema de comercio internacional y evitarán que se aprovechen de los estadounidenses”.
Por tanto, para la Administración Trump, las causas de los déficits comerciales se deben a la “falta de reciprocidad” y al aprovechamiento del mercado de EEUU mediante prácticas injustas y perjudiciales de cualquier tipo, para lo cual cree necesario contrarrestar y defenderse aplicando el “equivalente de un arancel recíproco con respecto a cada socio extranjero”.
El arancel recíproco y el déficit comercial
Trump afirmó que “El 2 de abril va a ser el día de la liberación para EE.UU. Hemos sido estafados por todos los países del mundo, amigos y enemigos”.
En medio de un desorden tercermundista, los funcionarios hablan de un arancel más selectivo, que la lista de países afectados podría no ser universal y que otros aranceles existentes, como el del acero, podrían no ser necesariamente acumulativos, es decir no se sumarian a los nuevos aranceles.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el principal asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett- dijeron que la administración centre el muy esperado anuncio de aranceles recíprocos del 2 de abril en un conjunto más reducido de países con los mayores déficit comerciales y altas barreras arancelarias y no arancelarias.

El secretario del Tesoro, Bessent se refirió a ellos como los «15 sucios«. Según los datos oficiales de EEUU los principales 15 países con los que registra déficits comerciales están China, la Unión Europa y sus socios del T-MEC (Canadá y México) además de sus aliados estratégicos Israel, Taiwán, Corea del Sur (Gráfico 1).
Gráfico 1
Los quince “sucios” comerciales de EEUU
En millones de dólares

Por tanto, según estos altos funcionarios, el concepto de aranceles recíprocos significaría que los aranceles van a afectar a las importaciones de los países con los que registra déficits comerciales. Estos 15 principales países representan en 2024 el 83,3% de las importaciones totales de EEUU, siendo que China, la Unión Europea, Canadá y México concentran el 60% de sus importaciones.
La cuestión principal es que el comercio en el marco de los 14 Tratados de Libre Comercio que tiene EEUU según la OMC (2022) “representó 417.000 millones de dólares de importaciones libres de derechos en 2021, y otros 426.000 millones de dólares entraron sin aranceles debido a la condición de franquicia arancelaria NMF, por lo que en total unos 843.000 millones de dólares, es decir, el 29% del total de las importaciones de mercancías de Estados Unidos”. Registra superávits comerciales con la mayoría de los interlocutores en los acuerdos de libre comercio, pero también déficits significativos con los principales socios de los acuerdos de libre comercio.

Así tenemos que el problema más relevante del concepto de arancel recíproco se dará con las importaciones provenientes de México y Canadá, ya que en virtud del acuerdo el 78,5% de las importaciones originarias en Canadá entran libre de aranceles, mientras que el 91,4% de las procedentes de México están libre de tarifas. En el T-MEC, Canadá y México dan similar tratamiento a las importaciones procedentes de los EEUU. Teóricamente el arancel recíproco debería ser cero, pero no hay que olvidar que el concepto para EEUU abarca cualquier barrera, medida o práctica discriminatoria de cualquier tipo, en la que están subsidios, inclusive el IVA, regulaciones que protegen los datos personales, protección intelectual y tipos de cambio regulados, etc. y más etc. Obviamente el problema será su cálculo, será interesante que expliquen cómo suman peras con manzanas, pero es muy probable que sea un arancel equivalente del 25%, que es el numerito que tiene Trump en mente y en sus órdenes ejecutivas con los aranceles del aluminio y acero y en los aplicados a México y Canadá por el fentanilo.
El arancel recíproco: la gran distorsión mundial
La Teoría Pura del Comercio Internacional condenaba al arancel por generar distorsiones en la asignación eficiente de recursos mediante el libre mercado y solamente aceptaba “un arancel óptimo” en presencia de distorsiones externas, como en la situación de que un país enfrente la presencia de monopolio o un monopsonio externo. En el caso de EEUU se puede afirmar que no enfrenta monopolios externos que justifiquen sus aranceles, sino que su percepción es que los países los estafan contraponiendo aranceles altos a sus exportaciones, así como medidas y prácticas desleales, como los subsidios, que hacen que las importaciones rivales compitan deslealmente con su producción nacional y se aprovechen de su mercado. Para Trump, el arancel es la “palabra más hermosa en el diccionario”, según el Wall Street Journal.
Según la Hoja Informativa de la Casa Blanca, sin citar un informe de 2019, dice que “concluyó que en 132 países y más de 600.000 líneas de productos, los exportadores estadounidenses enfrentan aranceles más altos más de dos tercios”. https://www.whitehouse.gov/fact-sheets/2025/02/fact-sheet-president-donald-j-trump-announces-fair-and-reciprocal-plan-on-trade/. No obstante, según la OMC (2025), actualmente, aproximadamente dos tercios del comercio internacional se realizan sin aranceles, ya sea porque los países han optado por reducirlos bajo el trato de Nación Más Favorecida (NMF) o mediante acuerdos comerciales.
Por tanto, el arancel recíproco de Trump no está destinado a corregir distorsiones sino, por el contrario, a crear más distorsiones en el mercado mundial, proliferando aranceles por producto (aluminio y acero), por sector (automotriz) y por país (déficit comercial), aunque declaró que sería ahora más selectivo. Incluso un arancel recíproco uniforme del 25% a todos los países con déficit comercial y a los productos de esos países afecta el precio de los productos terminados y sus insumos, sube los costos de los productos de la cadena de valor nacional y mundial (CVM), altera la asignación de recursos dentro de la integración en las CVM así como la localización dela Inversión Extranjera Directa e incluso afecta la relocalización de la producción en función de países amigos (friend shoring), dado que ahora todos los países son enemigos según Trump y solo quiere que inviertan en EEUU, el llamado on-shoring.
El ámbito de los aranceles serían los países con déficit comerciales y que apliquen aranceles altos y barreras arancelarias a las exportaciones de EUU. Se excluirían a los países superavitarios, que aplican bajos aranceles, que rebajen sus aranceles o trasladen sus plantas a EEUU. El arancel de Trump es un arancel a la medida según la presión y el lobby de los industriales, que empezaron con el acero y el aluminio y ahora continúan con los automóviles y el cobre. Estrictamente, en teoría, el arancel reciproco es un nuevo arancel que consiste en sumar al arancel todos los efectos equivalentes de cualquier medida discriminatoria contra EEUU. Su cálculo, aunque con IA es complicado y, lo peor, difícil de demostrar y verificar, aunque parece que el numerito mágico ya está calculado de antemano, entre 10% y 25%. Por último, el arancel de Trump es un instrumento fiscal, de recaudación puesto que según él “Nos han estafado todos los países«, predijo que los aranceles esperados recaudarían cantidades «bastante astronómicas» de dinero para las arcas estadounidenses, permitiendo el recorte de las tasas impositivas.

El problema que no entiende Trump es que el comercio mundial bajo el título de países lo realizan las empresas, por lo que el arancel recíproco afectará no solo a los países sino principalmente a las empresas trasnacionales, que según datos concentran tres cuartas partes del comercio mundial. La UNCTAD (2024) informa que las 100 empresas multinacionales (MNEs) más grandes del mundo, el 51% de sus ventas destinan al extranjero. La idea de la retaliación, como empezó China y lo está pensando la UE y Canadá, es a las principales empresas de EEUU, a los principales financiadores de Trump y a las producciones de los Estados más republicanos. Así, que tendremos un frente de batalla interesante de países y empresas.
El Disenso de Washington
La crítica clásica a la agenda comercial de Trump es que, tarde o temprano, terminará reconociendo que producir bienes en Estados Unidos aumenta los costos, perjudica a los consumidores y erosiona la competitividad de las exportaciones estadounidenses. Y que más bien los EEUU, tienen ventajas competitivas en los servicios, la propiedad intelectual y la inversión. El punto ciego comercial de 16 billones de dólares de Trump by Ricardo Hausmann – Project Syndicate.

Adam Smith se estaría dando varias vueltas en su tumba: por la división del trabajo, por el libre comercio y, la última, por la mano visible de Trump.
Sería interesante que las instituciones que propiciaron el Consenso de Washington en 1980, como hicieron con las economías en desarrollo, critiquen a rajatabla el Disenso de Washington del 2025 y promuevan la aplicación de aranceles uniformes (flat) y bajos que no distorsionen la competencia ni la asignación de recursos a nivel nacional y mundial, como prescriben los manuales de economía internacional y, además aclaren, que el arancel no es un instrumento de recaudación ni de sanción como pretende Trump y que hay otros instrumentos para incentivar la producción industrial.
De imponerse la Nueva Política Comercial de Trump 2.0, los países en desarrollo y emergentes deberían por lo menos coordinar sus políticas de respuesta y, entretanto se pongan de acuerdo, como retaliación deberían aplicar un arancel similar y correspondiente a todos los textos de economía procedentes de EEUU que hagan mención y propaganda del libre comercio y que critiquen a los aranceles proteccionistas.
Así, finalmente, en el día de la Liberación Nacional, Donald Trump anunció la aplicación de aranceles recíprocos al resto del Mundo, los cuales varían en función de los aplicados por otros países a las exportaciones estadounidenses, entre un 10% y un 50%. Destaca la aplicación a China del 34%, a la Unión Europea del 20% y entre los más bajos, el 10% aplicado a Chile y el Reino Unido.