Cecilia Morel lo predijo en octubre de 2019… Y la noche del reciente 16 de mayo el pánico y desazón cundió en buena parte de la elite política y del gran empresariado cuando sus millonarios aportes se perdían mientras desconocidos por ellos celebraban como alcaldes y constituyentes electos. Los alienígenas y marcianos llegaban ya, pero – como en la canción de Tito Rodríguez – lo hacían bailando ricachá…
Encuestas telefónicas a granel, pronósticos de pitonisos y especulaciones mercuriales, se confundían con los deseos de una elite gatopardista – que todo cambie para que todo siga igual – para invisibilizar la urgencia de las transformaciones pendientes. La peste y represión policial de un gobierno indolente parecían alentar la apuesta de la minoría que no ha dejado de obtener ganancias a costa de la pauperización y endeudamiento de millones de compatriotas.
El oasis proclamado por Piñera se había desnudado transitando al top ten de los golpeados mortalmente por la pandemia y sus secuelas de miseria y hambre con un Estado ausente. Que cada uno se rascara con sus propias uñas de fondos de un pretendido sistema de previsión social que se hacía trizas, desnudando el negociado inventado por otro Piñera(Pepe) e impuesto en dictadura. Espacio propicio para el parche que intentó capitalizar con astucia la aventurera pareja Jiles – Maltés, apostando al encanto de nietecitos tratados como subnormales que, mayoritariamente, no pisaron el palito sumando la singular pareja a la lista de los castigados por el voto popular el reciente fin de semana.
Para horror de la cota mil, la derecha no alcanzó el tercio de los constituyentes ocupando esos esquivos cupos unos innombrables, mezcla rara de marxistas, marginales, y frenteamplistas resucitados, con la incursión de indígenas siempre desconfiables cuando no aborrecidos. La casi totalidad de aspirantes financiados por los grandes grupos empresariales se agolparon en tarros de basura electoral y, como bien lo expresaron las editoriales mercuriales, cundió el pánico y la desesperación para que la vapuleada y dividida derecha enmendara el rumbo de cara a las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales. ¿Cómo hacerlo con el ya fenecido gobierno de Sebastián Piñera?
Los medios de comunicación no estuvieron lejanos a la sorpresa por la irrupción de lo inesperado que – salvo notables excepciones televisivas, radiales y de redes sociales -ignoraron atontados por una conveniente superficialidad farandulera.
Como otras veces en nuestra historia bastaba con querer mirar y dejar de tapar el sol con un dedo para reconocer la urgencia y los beneficios evidentes del cambio. En pocas horas se comenzaba a identificar los hasta entonces ignorados nuevos gobernantes locales y sus méritos en comparación con una ya gastada casta, tantas veces salpicada por la corrupción. Fue lo que resolvieron los electores para instalar en Maipú a Tomás Vodanovic en desmedro de la abusiva tontera de Cathy Barriga; en Ñuñoa, pese a la torpe división opositora, a Emilia Ríos; en Santiago a Irací Hassler, desplazando al archi favorito de los medios oficiales y gastado Gustavo Alessandri; o en Viña del Mar a Macarena Ripamonti, terminando con 16 años de reinado de la muy burda y turbia Virginia Reginato. Coincide el progresismo de los electos con su formación profesional y conocimiento de los desafíos mayúsculos para un desarrollo urbano hoy castigado por la irracionalidad destructiva de la mera lógica del mercado impuesta por largos años. En la misma línea se sumaba, entre otros, el triunfo de la dirigente de la recordada revolución pingüina Karina Delfino en Quinta Normal.
Qué duda cabe que en la elección de constituyentes el sismo político fue mayor, golpeando fatalmente al oficialismo. Pero también remeció a la coalición configurada por PS, PPPD, PRSD y PDC(Lista del Apruebo con 25 escaños) cuyos liderazgos presidenciales debilitados exigían de ajustes urgentes de cara a noviembre próximo, al ser superada en convencionales por Apruebo Dignidad(PC y Frente Amplio, que sumaron 28 electos).
En el contexto de explicable algarabía del Frente Amplio, Gabriel Boric sorteó y superó el desafío de las firmas exigidas para respaldar su opción presidencial desde el interior de ese conglomerado, en plena conciencia de una abierta competencia con el alcalde Daniel Jadue(PC), también fortalecido por su resultado en la elección municipal de Recoleta. Boric abre el abanico de alianzas electorales más amplias, asumiendo una abierta competencia con los cálculos y prioridades del abanderado comunista.
La irrupción de la Lista del Pueblo (27 convencionales electos), asociada a organizaciones populares de base que sostuvieron la movilización activa en las calles desde noviembre de 2019, surge como un factor político incidente e imposible de ignorar de cara a las próximas contiendas electorales.
Si en algo las encuestas desnudaron su rotundo fracaso fue al despreciar la contundente incidencia que tendrían las diversas agrupaciones de Independientes, en toda su diversidad, en la Convención Constituyente, quienes concentraron buena parte de las primeras mayorías electorales y resultarán más que decisivos para construir los 2/3 de apoyo que exigen los capítulos de la nueva Carta Magna.
Ciertamente la representación indígena en la Convención plantea un desafío mayor de acuerdos, acentuando las complicaciones de la contundida y confundida derecha tras los resultados del 15 y 16 de mayo.
Una verdadera catarsis ha rodeado las recientes decisiones electorales del oficialismo, apostando la UDI a primarias con el vilipendiado Joaquín Lavín como carta de triunfo, quedando en el camino la opción frustrada de Evelyn Matthei – ahora como alcaldesa con minoría en su municipio de Providencia – en pie forzado y compitiendo con aspirantes del resto de la derecha, mientras paradojalmente la presidencia de Sebastián Piñera seguirá jugando en contra de sus posibilidades electorales, como lo hizo presente el ahora abanderado único del gremialismo.
Han sido días de terror para el gobierno y su coalición. En la cota mil cunde el pánico. Tanto han alimentado el fantasma del comunismo (desaparecido del planeta) y de Chilezuela que les rebota como flagelo en días de desesperanza y una amenaza constitucional que llegaron a imaginar como sorteada antes de tiempo.
Ahora los alienígenas y marcianos parecen más jóvenes y peligrosos. Así lo hicieron sentir en las bolsas al día siguiente de la elección. Replican sus terrores autoinflingidos desde la negación de una realidad que continúan ignorando con ceguera y sordera compartida con un sector poderoso de la elite empresarial.
Poco les ayuda la insensibilidad reiterada hasta el hartazgo por Sebastián Piñera.
La historia a través de los siglos se tiende a repetir como tragedia o comedia.
Para los que tienen pesadillas con los alienígenas que, en su momento, quitaron el sueño a Cecilia Morel sería ilustrador conocer algo del pensamiento de un marxista italiano llamado Antonio Gramsci que hace poco menos de un siglo sufrió la represión del fascismo de Mussolini y quien durante su larguísima prisión (antes de morir, a sus 46 años) escribió en sus “Cuadernos de la cárcel”: Lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir…en ese interregno aparecen los monstruos”…
1 comment
Interesante análisis. Ciertamente la derecha enfrenta una catástrofe, como no se había visto en décadas. No me queda claro si lo que corresponde es insistir en esfuerzos de unidad, a veces contra natura, o abrir conversaciones amplias para establecer pactos post primera vuelta. Es hora de las alianzas razonadas y que los que siempre han tenido que ceder el protagonismo a otros, por el temor a que gobierne la derecha, hoy compitan por la adhesión popular. Luego de eso y sabiendo «cuantos pares son tres moscas», hablamos.