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Como un buen altar tengo velas
que arden majestuosas durante las noches
y mi primer poema escrito con lápiz rojo.
También una vieja fotografía de mis padres
y otra de mi hermano que murió a los 33 años.
Ahora bien, no tengo precisamente
un Cristo crucificado o una Virgen de la Salvación.
Debo decir realmente que tengo un altar
para rendir honores a mis amigos
que dieron su vida por un mundo más hermoso.