Milei: con tu pan te lo comas

por Juan. G. Solís de Ovando

El mundo parece estar enredado para Javier Milei. Un enredo del que no sabe salir, entre otras cosas, porque está entretejido con sus propios materiales tóxicos. Experto en la comunicación directa, fácil, básica y tan llena de exabruptos como de medias verdades, y de simplificaciones infantiles, Milei empieza a probar su propia medicina y los resultados de ese mileismo que, como las selvas tropicales, cultivan exóticas vegetaciones casi siempre incontrolables. ¿A quién culpar? Cúlpate a ti mismo sugiere el dicho español, con tu pan te lo comas cuando los arrogantes caen bajo las ruedas de su propio carro.

Una de ellas es Karina, su hermana, que -paradoja de paradojas-, ocupa al más puro estilo peronista el cargo de Secretaria General de la Presidencia, puesto que pugna con el de la vicepresidenta Victoria Villarroel, y a la que el presidente llama el “jefe”, un eufemismo para que todos la vean como la factótum de la Casa Rosada. Por allí se deslizan las decisiones del día a día y cada vez más al descubierto las tareas y acciones más indecorosas. Algunas tan indecorosas como señalarle al orfebre Juan Carlos Pallarols -elegido para la confección del bastón de mando- para que antes de agendar una visita al presidente debería depositarle en su cuenta bancaria la cantidad de $2.000 dólares.

La deriva de estos actos horteras y más propios de chorros que de funcionarios de estado, han concluido recientemente, en el escándalo mundial de la estafa de la criptomoneda LIBRA con el concurso directo y desembozado del propio mandatario argentino que, en una maquinación fraudulenta, concluyó en la estafa de más de 700 millones de dólaresen perjuicio de centenares de norteamericanos y también algunos argentinos. Los primeros ya han contratado a despachos jurídicos estadounidenses para realizar las acciones penales y civiles colectivas correspondientes. También en Argentina se están realizando acciones legales para perseguir los delitos que el fiscal argentino, de momento, agrupa en tres: estafa, tráfico de influencias, y negociaciones incompatibles con el ejercicio del cargo.

Todo indica que hay delito, hay delincuentes y hay conspiración para cometerlos y en todos y en cualquier forma de participación criminal: autor, cómplices o encubridores, se involucra al presidente, y a la secretaria general de la presidencia entre otros probables actores del gobierno argentino.

O sea, que el mismo que recién ayer prometía legislar para castigar con cárcel a los que realizaran emisiones monetarias con consecuencias inflacionarias, hoy, aparece, directamente involucrado en la emisión de monedas truchas en perjuicio de los que, al saber que el presidente promocionaba directa y personalmente el producto monetario, se fueron a ojos cerrados a invertir fatalmente en una moneda más falsa que Judas.

Un buen sacudón cuando el momento no está para sacudones. Ni para paradojas decadentes. 

Y a propósito de paradojas decadentes ¿Qué puede haber más decadente que el que ayer se erigiese como el enemigo más irreconciliable del Fondo Monetario Internacional (FMI), dependa ahora, desesperadamente, de los 20.000 millones de dólares a ser aportados por el Fondo para seguir sosteniendo así artificialmente un dólar bajo?

Milei -que multiplica a sus enemigos con deleite de artesano- se le cruzó en el FMI, el economista chileno y ex ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, encargado de este organismo para América LatinaMilei culpa al funcionario chileno del trato burocrático que la multinacional da al gobierno transandino. Lo cierto es, sin embargo, que el FMI no presta fondos para uso discrecional de los países solicitantes. Además, que la operación encierra una gran mentira: el gobierno solo podrá disponer de 6.000 millones de dólares. Los restantes 12.000 millones solo servirán para amortizar intereses de la deuda pendiente. Exactamente lo contrario de lo que los monetaristas proponen. Pero ese no es el problema principal. Este debe verse desde una perspectiva teleológica. Y esta al menos en el parlamento no se conoció: Nunca el gobierno informó a los congresistas sobre el propósito, monto involucrado, ni las asignaciones dispuestas para el préstamo, como manifestaron los parlamentarios de oposición, en su momento.

Todos saben, empero, cuál es el propósito, aunque el gobierno no lo pueda verbalizar porque hacerlo equivale a reconocer que es incapaz de costear con las medidas del equilibrio fiscal el cepo del dólar bajo. Necesita sostener artificialmente ese porque si se ajusta al libre equilibrio de la oferta y la demanda la moneda estadounidense subirá inexorablemente. Y si esto ocurre se incrementará, como es lógico, la inflación lo que equivale a perder el gran éxito y caballito de batalla de Javier Milei: Conseguir que la inflación en el mes de marzo se mantenga en un significativo 2,8 % aunque es un porcentaje muy menor si se compara con los últimos meses del gobierno de Alberto Fernández.

Los signos no son buenos. De hecho, los mercados están ya asumiendo que el cepo no se levantará por un acto controlado del gobierno, sino que se asemeja más al salto de la tapa de la olla a presión. Los signos más importantes son el adelantamiento que el mercado empieza a mostrar incrementando anticipadamente los precios de los productos que se verán probablemente más afectados por la rotura del cepo.

Y si eso ocurre, y todo indica que así será, se concluirá dos cosas: una mala y otra muy mala. La primera, es que la cantidad de dólares que se pusieron en el mercado solo sirvieron para que las divisas se fueran del país y se quedaran, por ejemplo, en las tiendas de electrodomésticos de Chile y, segundo, la muy mala será la comprobación de que gran parte de esos dólares hayan servido esencialmente para enriquecer a los ya enriquecidos bolsillos de los amigos de Caputo, el poderoso ministro de Economía. O sea, quedaron en las arcas de los mismos de siempre.

Sea como sea lo cierto es que el cepo no resistirá mucho tiempo. Y el tiempo es para Milei fundamental. Su impacto se medirá de diferente forma si se produce previa o posteriormente a las elecciones de octubre de este año, momento en que se renovará la mitad de los diputados y un tercio de los senadores Senado

Eso hoy lo complica todo para el gobierno y mañana lo puede complicar aún más. Si las elecciones las gana Milei los mercados se comportarán lealmente al gobierno. Pero si lo que ocurre – y hay síntomas que lo hacen presagiar-, que el gobierno pierde, por ejemplo, en Buenos Aires provincia, los mercados reaccionarán como siguiendo un guion escrito de antemano por el propio Milei: Vuelve el kirchnerismo, el populismo, el caos y el gobierno no podrá detener a ese león que se soltó de su jaula y está ávido de tomar venganza contra sus cuidadores.

Ese podría ser un golpe letal, una mala combinación de regreso de un proceso inflacionista, cese de disposición de dólares (ya bastante escasos), mercados desconfiados, estancamiento de la economía, desempleo y pobreza. Demasiado. Y sobre todo demasiado en tan poco tiempo.

Milei parece desinflarse en su mejor momento y cuando gozaba del mejor escenario político posible: Una oposición dispersa y extraviada. Además, dividida. Luchas intestinas que se desatan especialmente entre los grupos peronistas y radicales y radicales opositores al gobierno, que, con su comportamiento sectario, parecen preferir una victoria del gobierno que de un opositor diferente a la de la facción en disputa. Esto tiene varias consecuencias positivas para el gobierno, además de la obvia de enfrentar a un enemigo debilitado internamente: Ha podido sacar leyes fundamentales como el DNU, la aprobación del empréstito del FMI, así como varias leyes dirigidas en contra de los derechos laborales y sindicales de los trabajadores argentinos. Pero peor que eso es el que la división de la oposición atenta directamente a la consolidación de líderes que como Angel Kisiloff pueda disputar en serio las elecciones próximas y futuras.

Como era de esperar Milei ha contado con el apoyo explícito de los empresarios más gravitantes de la política y los negocios de la Argentina empezando por el G-6, que reúne a las principales cámaras de comercio e industria de Argentina

Por su parte, la CGT, ha decepcionado a muchos al mostrarse conciliadora con las políticas antisindicales o, al menos no suficientemente combativa frente al despojo de los derechos laborales de los trabajadores transandinos que asisten inmovilizados y silentes frente a las ofensivas antilaborales de Milei.

Tampoco el presidente puede quejarse de los parlamentarios -a quienes en su momento denominó nido de ratas-, y menos aún de los partidos que lo componen, especialmente radicales. De hecho, estos últimos, han aprobado con sus votos prácticamente todas las iniciativas legales del gobierno aún y cuando algunas de ellas han sido cuestionadas por éstos en el hemiciclo y luego fueron votadas favorablemente por ellos mismos.

Milei, a pesar de la extensión y profundidad de los efectos de sus políticas públicas, no ha generado en una parte de la opinión pública un efecto particularmente adverso. Por el contrario, y aunque empieza experimentar una baja en sus apoyos y consecuentemente un alza en los niveles de rechazo, los estudios demoscópicos siguen siendo generosos con el gobierno que aún mantiene números razonablemente buenos (un 43 % de imagen positiva contra 51% de imagen negativa), y ello a pesar de la dureza de las políticas de ajuste fiscal y sus repercusiones directas en los bolsillos de los jubilados y otros sectores vulnerables.

El kirchnerismo ni en sus mejores momentos tuvo el apoyo del que Milei ha gozado. Esto incluye, también, a medios que como el Diario El Clarín -feroces oponentes del gobierno de Alberto Fernández-, recién ahora, empiezan a mostrar un leve distanciamiento, muy condicionado, por cierto, por las expectativas de hacerse con el control accionario de Telefónica Argentina, cuyo patrimonio los españoles han decidido vender. La Nación en cambio, va quedando como el BOE argentino (forma irónica con que los españoles bautizan a los medios obsecuentes por su semejanza al Boletín Oficial del Estado que publica las leyes promulgadas).

Sin embargo, y a pesar de todas esas grandes ventajas que Milei ha tenido para implementar sus políticas de gobierno, se le empieza a acabar el tiempo de bonanza.

Milei es como esos niños narcisistas que prefieren jugar solos. Incapaz de comprender que la política se mueve como una sutil partida de ajedrez en que la que los movimientos de una parte movilizan inmediatamente a las piezas contrarias, es completamente sordo a los efectos de la implementación de sus políticas de ajuste. Y no puede comprender, por ello, que la inmovilización y pasividad de los primeros momentos no podía durar mucho tiempo, y la cultura de las movilizaciones callejeras de nuestro país vecino, mostraron que estaban dormidas, pero no muertas.

Primero fueron los jubilados, que uniendo la desesperación y la rabia se autoconvocaron frente al parlamento los días Miércoles. El gobierno mostró su cara represiva y autoritaria. El apaleo de ancianas y ancianos impactó profundamente a la ciudadanía. Cuando por la tarde del día 12 de marzo se denunciaba el criminal atentado de las fuerzas de seguridad contra el reportero gráfico Pablo Grillo que cuando fotografiaba los acontecimientos era alcanzado directamente en la cabeza con una bomba lacrimógena dejándolo al borde la muerte, las explicaciones y justificaciones de la ministra de seguridadPatricia Bullrich, no hicieron más que mostrar el desprecio del gobierno por el derecho de manifestación pública y su voluntad de no permitir disidencia alguna. Así, lo que parecían pataletas de un niño de play station mostraron que la cosa iba en serio; afirmación que se juntó a su contraria: los jubilados, y otros sectores sociales descontentos de los argentinos también van en serio. Pero cuando volvieron nuevamente a las calles fueron acompañados por un amigo inesperado: los hinchas de varios clubes de fútbol marcharon en apoyo de los jubilados -que lo hacen cada miércoles frente al congreso nacional en protesta por las políticas gubernamentales que los perjudican-, todos defendiendo a los abuelosVer a los ancianos y ancianas bonaerenses vitoriados por los futboleros era la imagen de la Argentina profunda reaccionando contra el despojo y desprecio de sus valores más profundos.

Pero la corta visión de Milei no alcanza a comprender este tipo de valores. Por eso, y si bien el conflicto con los jubilados se comprendían dentro de las consecuencias de sus políticas fiscales las que los llevaron a licuar, limitar, impedir el acceso a pensiones dignas, el presidente consiguió provocar a la mayor movilización de la época mileista y esta vez no como consecuencia de sus políticas macroeconómicas, sino como respuesta a las agresiones innecesarias e injustificadas al mundo de los Derechos Humanos: desde las víctimas de la represión sangrienta y criminal de la dictadura militar argentina, hasta los actuales colectivos LBGTI, estos últimos desvergonzadamente humillados por el presidente que, cobardemente, no lo hizo en su patria, sino en el espacio del Foro de Davos, protegido e impune.

Y así es como la Argentina de estos tiempos convulsos, y distópicos, que parece ir hacia ninguna parte, se debate entre un pasado reciente que todavía hiede a corruptela y políticas públicas desprestigiadas, y experimentos decimonónicos mal vestidos de modernidades en las redes, pero que busca, sin embargo, reencontrarse con las viejas multitudes, que otrora le dieron gloria, y, sobre todo, poesía.   

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