Rafael Cavada entre historias, ironías, y disrupciones sobre conflicto palestino-israelí y su rol de corresponsal de guerra.
Lector fanático de J.R.R. Tolkien; amante de las motos, camionetas y cualquier vehículo capaz de trasladarse por vericuetos desconocidos; admirador de Roberto Fontanarrosa; barista innato con preferencia por el café amargo, y por sobre todas las cosas un estudioso de los conflictos bélicos que han cambiado el rumbo de la humanidad. Rafael Cavada tuvo como primer sueño volar, por ello entró a la Fuerza Aérea, aunque ser un cadete no era nada fácil para un adolescente medio rebelde, pero ese amor por los aviones, las tuercas y la adrenalina lo hicieron soportar el encierro hasta que las matemáticas lo dejaron fuera de la Escuela de Oficiales.
El destino, o quizá las mismas razones que tiempo antes casi lo convirtieron en un uniformado, lo hicieron entrar a estudiar periodismo en la Universidad de Chile, donde desde un principio destacó por su pasión por los conflictos internacionales. Interés que con el paso de las décadas no lo ha abandonado (porque como dice “Sandoval” -Guillermo Francella- en El secreto de sus ojos, una pasión es una pasión) y que el 11 de octubre lo llevó nuevamente a ser parte del escenario de una zona de conflicto: la Franja de Gaza.
En menos de una hora, antes de entrar al locutorio de radio para el que será su último programa del día, Rafa Cavada se da un espacio para una conversa -pues no se trató de una entrevista con preguntas y respuestas estructuradas- la cual no estuvo plagada de su tradicional risa, sino mas bien se trató de un relato personal y profesional que dejó en evidencia cuánto le importa el tema palestino-israelí.
– La mayoría de las pasiones se sienten desde niño, ¿cuándo y por qué comenzaste a querer cubrir una guerra?
– Ufff, decirte desde cuándo es simple, es de antes de empezar a estudiar periodismo. El por qué es más complejo y es debido a que las guerras cambian la historia de la humanidad. Las guerras son el lugar donde se hace el periodismo más puro.
– ¿A qué te refieres al hablar de la pureza del periodismo?
– El periodismo está siempre sujeto a intereses, lo que a alguien le interesa que digas una cosa u otra, temas que responden a agendas personales. En la guerra tú vas a cubrirla para decir cosas que de otra manera no serían comunicadas, no responden a agenda sino a la legítima necesidad de personas que lo pasan muy mal y por lo tanto uno ahí uno cumple una labor fundamental y eso es lo que me hace sentir bien.
– Entrando a hablar del conflicto paletino-israelí, por lo menos a mi me parece que quienes afirman que la reciente arremetida en Gaza partió a razón del ataque de Hamás es sesgado, pues el conflicto se remonta no a años, sino a décadas.
– Nadie está diciendo que lo que hizo Hamás está bien, pero para entender el proceso hay que ir más allá y comprender cómo los palestinos han vivido el proceso. Al final del día la gente te puede decir que no eres objetivo, pero yo no digo mentiras, yo digo lo que veo, lo que he leído. Está bien que no estén de acuerdo conmigo, pero que me digan que soy imparcial me da lo mismo a que digan que soy bailarín de ballet, pues no lo soy.
– ¿Cómo se informa un conflicto tan complejo de la manera más neutral posible?
– No hay información que sea neutral. Christiane Amanpour (periodista) dijo que ¨la objetividad equivale a dar a la víctima y victimario espacios para que expliquen sus posturas. Jamás es tratar de la misma manera a la víctima que al victimario”. Yo creo que con eso se resume todo. Además en el caso de Israel, donde la guerra es tan compleja, con tanta historia y antecedentes que hay que conocer, yo llego no como un neófito, pues me manejo en el asunto, lo he cubierto muchos años.
– ¿Cómo lidias que te digan que eres propalestino?
– Si alguien quiere ver que ser propalestino es apoyar la “Solución de dos Estados”, entonces lo soy. Soy propalestino en la medida que creo que ambos deben tener un Estado, y que Israel se ubicó en un territorio en donde antes de 1920 eran minoría. No me molesta que lo crean, en realidad a mi a esta altura lo único que me molesta es decir cosas que no son ciertas y por ello trato siempre de estar instruido.
Una experiencia brutal
Trabajaba en TVN hace casi una década y siempre se había desempeñado en el área internacional por lo que no había quien no supiera que su sueño era cubrir una guerra; sin embargo, cuando se produjo la invasión estadounidense en Irak, el 20 de marzo de 2003, no fue a él a quien escogieron para enviar a la zona de conflicto.
– Finalmente, Irak fue la primera guerra que cubriste presencialmente.
– Tuve mucha suerte de que finalmente me mandaran a cubrir una guerra en la cual tuve palco, pues estaba en un hotel desde el cual podía ver cómo explotaban los palacios de Sadam Huseín y todo eso junto a Santiago Pavlovic, quien ya había llegado antes.
– Se dice que ese viaje te lo pagaste tú.
– No, yo solo me compré la cámara. El canal no me quería mandar y tuve que insistir bastante para que al final cedieran y me mandaran. Yo quería ir, y mucho.
– ¿Nunca te arrepentiste de haber ido?
– No, porque era lo que yo quería hacer y creo que hice lo correcto. Yo no soy de los que hincha por reportear una cosa u otra, pero esto lo quería y siento que lo hice bien. También es cierto que la experiencia es brutal, pero yo iba con un equipo que sabía mucho.
– También pienso que lo hiciste bien, pero toda acción tiene consecuencias y puede ser que te haya pasado la cuenta en lo personal.
– Me la pasó, indudablemente. Con haberlo hecho bien quedé conforme, pero me cobró mi cuenta personal… Claro que sí. Tuve muy buena y muy mala suerte en esa guerra. Yo fui a un conflicto tan particular, que había estudiado tanto y para el cual estaba tan preparado, además que estuve con el mejor periodista chileno en esa área y conocí a los mejores periodistas del mundo cubriendo guerras. Pero vi cosas que me marcaron y me hicieron tener pesadillas después, pero eso es la guerra.
– Me hablas de un aspecto muy íntimo, pero también tuvo un costo en cuanto a lo que es ser periodista, pues te hizo famoso. Los medios comenzaron a llamarte “Rambo”.
– Eso fue el punto en contra. Nunca aspiré a ello, solo llegó. Pero se entiende que nada es gratis.
– Hay un periodista argentino, el “Chiche” Gelblung, que tiene 79 años. El cubrió la Guerra de los Seis Días, a los 23 años, y la última que lo tuvo en escena fue la de Rusia-Ucrania; y aún cuando tiene tanta experiencia su familia sigue pidiéndole que no vaya. Por lo mismo te pregunto, cómo se toman tus padres, tus hermanos, tu familia en general que cubras los eventos más peligrosos del planeta.
– Ellos saben lo que significa esto para mi. Saben que no sería el mismo si no pudiera hacer lo que me gusta y lo respetan, aunque les preocupe. Y precisamente por ello es que con el tiempo he aprendido a cuidarme y comunicarme más, a dar cuenta de dónde estoy. Ellos respetan lo que a mi me apasiona y al mismo tiempo le tienen miedo a la pega.
– Es que es obvio que tengan miedo, en una guerra te mueves entre bombazos y misiles.
– Si, si es lo natural. Además yo antes me comportaba como si el peligro no existiera… Ahora tengo conciencia de eso.
– Es que para la guerra de Irak eras muy joven.
– Era inmaduro.
– Los hombres son inmaduros a los 30…
¿Se vislumbra el fin?
Si bien la prensa nacional poco y nada informa del conflicto en Israel, la guerra está lejos de acabar. Solo este fin de semana el hospital Indonesio en el norte de la Franja de Gaza, repleto de niños palestinos, fue atacado dejando doce muertos y a un grupo de bebés prematuros en estado grave, los cuales tuvieron que ser trasladados a Egipto.
– ¿La guerra palestino-israelí, irá a terminar? ¿Podrán borrar a todos los árabes de Gaza?
– No pueden borrarlos a todos. No hay quien aguante eso. Yo creo que van a borrar la mitad de Gaza y dinamitar todos los túneles, pero eso solo va a alargar el conflicto. Esto es como un globo que se infla en un lado y desinfla en el otro. Israel tiene flancos abiertos en El Líbano, Hezbollah; y si es verdad que Irán apoyó a Hamás en esta oportunidad, eso significa que tiene continuidad territorial, por lo cual Hezbollah ahora tiene influencia en Irán; además las Brigadas de Ezzeldin Al-Qassam (brazo armado de Hamás) podrían comenzar a operar a fin de año. Así el conflicto se extiende a otro frente.
– Pero eso hace pensar en un conflicto eterno.
– Yo creo que en esta oportunidad Israel, además de reventar los túneles, están haciendo una operación de castigo. Las IDF (The Israel Defence Forces) pueden decir lo que quieran, pero cuando bombardeas un campo de refugiados, sabiendo lo que es, y no te importa cuántos niños matas, y tu excusa es que Hamás los está usando de escudo humano, la única lectura inteligente es que la operación de castigo no discrimina y como no lo hace va a eternizar el conflicto. Además, Israel ha quedado en ridículo frente al resto del mundo por la falla de su sistema de inteligencia. Pero el Estado de Guerra debe terminar algún día. Israel está empezando a sufrir una crisis económica, no tienen quien ordeñe las vacas, quien coseche el campo, quien transporte las verduras, pues todos están movilizados. La ayuda de Estados Unidos, que es una manguera abierta, en algún momento va a tener que cerrarse.
– Hay quienes dicen que Israel se dejó atacar para tener una excusa para atacar a los palestinos. Una especie de visión conspiracionista.
– Si he escuchado lo de la bandera falsa, pero no hay antecedentes que digan que eso es real. Lo que sí creo, es que quedaron en ridículo porque durante años Benjamín Netanyahu le comentaba a sus compañeros del Likud que él había dado con la clave para que el mundo palestino se dividiera y no pudieran tener un Estado y esto era financiar a Hamás; sin embargo, fue engañado, porque Hamás se preparó y cuando lanzó el ataque tenía ubicadas todas las debilidades del sistema de defensa israelí, lo destruyó en pocos minutos, los dejó ciegos y avanzó sobre las “indefensas” aldeas demostrando un viejo axioma que dice que “la rutina es la madre del peligro”.
– Es difícil entender cómo la seguridad israelí pudo ser burlada tan fácilmente.
– En el aniversario del Yom Kipur, en un frente en que se le había dicho que sería problemático, Netanyahu dejó soldados en Cisjordania cuidando ceremonias religiosas ultraderechistas y ultraortodoxas, dando por entendido que Gaza -como tenía un cerco completo- iba a estar seguro, él hizo el ridículo. Luego vino la respuesta, y si bien nadie puede justificar el horror del ataque de Hamás, tampoco puedes justificar crímenes de guerra y lo que ocurre en Gaza lo son.
– ¿Debería irse Netanyahu? Finalmente fue a él a quien burló Hamás.
– Al estar bajo ataque la gente se une; pero las voces que piden investigación independiente probablemente hagan que le cueste el puesto a Netanyahu.
Detalles cotidianos
La tv muestra los bombardeos, las calles desoladas, a los periodistas con cascos y chalecos antibalas tratando de burlar las atrocidades de la guerra; ¿pero cómo es el día a día de quien cubre un conflicto? ¿Vivir entre bombardeos, dolor y tragedia, hace replantearse hasta cuándo seguir reporteando? A modo ping pong le preguntamos a Rafa Cavada sobre detalles que no se cuentan en pantalla.
– Hablando de cosas cotidianas al cubrir un conflicto, te preguntaré por lo más reciente, ¿te ubicas en las rutas en Israel?
No, porque hay rutas donde solo circulan israelíes y no palestinos, lo que hace siempre conveniente tener un guía local. Si arriendas un auto con GPS te mueves súper bien, pero si vas a Cisjordania la cosa cambia porque hay checkpoints en todos lados y necesitas la ayuda de los palestinos.
– ¿En qué idioma te mueves?
– En inglés.
– Te he escuchado en videos donde pareciera que entiendes árabe.
– (Se ríe, fuerte, como hace a diario en sus programas de radio) Algo se entiende, porque hay un contexto y la eterna repetición. Pero me muevo en inglés e incluso, en Cisjordania, en español.
– ¿Hay espacio para descansar?
– Muy poco. Con Israel hay una diferencia de seis horas. Transmitíamos hasta las tres de la mañana hora de allá y nos levantábamos a las siete.
– ¿Se puede dormir? ¿El cansancio hace que duermas donde sea y bajo cualquier circunstancia?
– El cansancio te hace dormir en cualquier lado. Una vez a un camarógrafo le pasó que no durmió por las bombas, pero llega el momento en que uno se acostumbra.
– ¿Dónde comes? ¿Te duchas?
– Nosotros nos quedamos en un hotel…
– ¿Siempre hay un hotel, aunque el mundo se acabe?
– Siempre hay un hotel o alguien que te arrienda las cosas. Pasa que en estas zonas los negocios se ven rápidamente afectados con la falta de turistas y por eso se encuentra siempre un lugar abierto. El periodista llega con dólares y, si bien nada es barato, se sabe que en el lugar hay electricidad, comida, internet y movilización… Igual en Irák nos pasó que al final el agua salía con barro y el pelo te quedaba duro, pero son cosas llevaderas.
– ¿Y a qué hora se puede comer?
– Uno desayuna y ya no sabe cuándo vas a volver a comer… De hecho no sabes si vas a volver a comer.
– Y en cuanto al temor a morir, ¿cómo manejas el miedo?
– Con calma. Es la única forma de zafar. El camarógrafo, Pedro Lobos, el primer día al escuchar una bomba soltó un garabato. El me miró, me vio calmado, y ya luego grababa sin problemas. La calma da seguridad. El control se contagia y hay que hacer la pega de manera segura. A esto nadie va obligado. También es cierto que no cualquiera puede ir. Pero siempre el trabajo se hace. Es un código que se comparte: vinimos a estar todo lo posible.
– Respecto a esa calma con la que enfrentas los bombardeos y ataques aéreos, hay un meme tuyo que dice “enamórate de quien te mire como Rafa Cavada mira a ese misil”
– (Ríe) Mmmm, no lo he visto.
Veinte años que cambiaron la tv
Cuando Rafael Cavada fue a su primera guerra en Irak, mandaba una o dos notas diarias a TVN, las cuales se recibían en la sala internacional de la casa televisiva y luego se emitían como el reportaje del enviado especial a la zona de conflicto. Hoy las cosas han cambiado, pues la tecnología permite salir al aire en cualquier momento, lo cual vuelve la información un acontecer instantáneo, eterno y sin filtro.
– ¿Estuviste en Israel casi dos semanas, sientes que te viniste muy pronto?
– Siento que me vine antes, pero también sé que las lógicas con las que operan hoy los medios son diferentes. Antes se mandaban notas, ahora transmites todo el día porque está la capacidad de salir en vivo desde cualquier parte. Entonces la saturación que se produce es alta y el tema agota al público. Yo no trabajo en Europa, en países que siguen los conflictos bélicos, estamos en el último rincón del planeta en el cual, para Ucrania, por ejemplo, la televisión estuvo atenta durante diez días y luego decayó.
– Pero dentro de ese corto tiempo que pudiste reportear, ¿cuál consideras que fue tu mejor despacho?
– Fue con Francisco Vidal para la televisión. Ese día alguien comparó a Isis con Hamás. Yo escuché, y luego les dije que la diferencia es que Isis parte desde el primer día internacionalizando el conflicto, pues una de sus intenciones declaradas es convertirlo en algo que padece Europa; mientras que los palestinos nunca lo han hecho, ya que para ellos el conflicto siempre ha estado en Gaza, Cisjordania e Israel. Ellos luchan en ese lugar. Francisco Vidal destacó el punto y acotó que la única vez que el conflicto palestino se hizo internacional fue con el éxodo en 1973. Lo que me gustó fue que ese día tuve la oportunidad de ahondar en detalles que permiten entender más profundamente los conflictos.
– También transmitiste para la radio.
– Yo tengo un segmento de público específico, y quienes escuchan el programa saben que damos background de los conflictos. La información se entrega de otra manera.
– ¿Hasta cuando vas a ir a cubrir guerras?
– No lo se. En rigor siempre digo “no se si voy a ir la próxima vez” y fui a Ucrania y luego a Gaza. Siempre termino yendo. Pero también aún mis hijos son chicos y no saben dónde voy, no sé cómo va a cambiar cuando ellos sepan bien lo que hago.
Pero por ahora pienso seguir, siento que todavía lo sigo haciendo bien.
– Y por qué deberías “hacerlo mal” en unos años, ¿solo por tener más edad?
– Porque puede llegar sangre nueva y aunque son muchos los llamados siempre sale uno bueno. Pero por ahora lo hago bien, dadas las condiciones en las que uno trabaja, tengo harto background y cubrir una guerra para mi no es algo nuevo. Conozco el armamento que usan, la historia de los conflictos, las circunstancias que llevaron a lo que se vive en el momento. Por ello, sé que aún tengo mucho que aportar…