¿Postneoliberalismo?

por Gabriel Loza

La preocupación actual de los efectos en la mayoría de la gente de la policrisis global en sus distintas manifestaciones: climática, financiera, fragmentación geopolítica y perturbaciones del cambio tecnológico, como la IA, ha tendido a centrarse en discusiones relativas a buscar nuevos paradigmas o respuestas como el post capitalismo y, en particular, en el post neoliberalismo. Lo llamativo es que la discusión se está dando curiosamente en los países del Norte, conocidos como adelantados y no como se hubiese esperado en los países del Sur o en subdesarrollo. La premisa de Mayer (2024) es que el capitalismo se ha convertido en una fuente importante de problemas globales, cuando debería ofrecer soluciones a los desafíos ya existentes. Colin Mayer  Capitalismo y crisis: cómo solucionarlas: un alegato a favor de un cambio radical (ft.com)

 Esta incapacidad del capitalismo ha llevado a la búsqueda de caminos alternativos (19) (PDF) Más allá del PIB: el otro desarrollo (researchgate.net). Así las teorías del posdesarrollo postulan su crisis como final inevitable o la sustitución intencional del capitalismo o, también, su reemplazo espontáneo cuando se vuelva obsoleto o estacionario. La corriente dominante (main stream) cree que el capitalismo tiene un crecimiento ilimitado, y, por lo tanto, no entrará nunca en crisis o se adaptará y superará las crisis cíclicas que ha enfrentado desde su surgimiento.

Otra corriente más moderada reconoce que el crecimiento dentro del sistema capitalista está sujeto a límites, como la población, los recursos naturales renovables, la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, las perturbaciones del cambio tecnológico y la profundización de las desigualdades de riqueza e ingreso y, ahora, de la brecha digital. Para superar estos límites, dado que el mecanismo del mercado no lo hará de manera automática, surge y se justifica la necesidad de la intervención directa e indirecta del Estado mediante políticas públicas o políticas anticíclicas para prolongar su larga vida como alternativa a la ausencia de políticas económicas o Estado veedor que se supone postula el Neoliberalismo.

¿Qué viene después del Neoliberalismo?

Es así como, recientemente, ha cobrado importancia en los países adelantados el preguntarse qué viene después del neoliberalismo. En el caso de EEUU los recientes fuertes aumentos arancelarios sobre los productos chinos de la administración de Joe Biden son parte de una larga serie de políticas económicas intervencionistas que van en contra de décadas de ortodoxia neoliberal. El problema es que este cambio de políticas se ha extendido a otros países adelantados, puesto que “un número creciente de gobiernos, economistas e instituciones están reconsiderando la doctrina del libre mercado que suscribieron durante mucho tiempo”. What Comes After Neoliberalism? Jun 2024, Mehrsa Baradaran, Anne O. Krueger, Mariana Mazzucato, Dani Rodrik, Joseph E. Stiglitz, and Michael R. Strain. Project Syndicate. ¿Qué viene después del neoliberalismo? – Sindicato de proyectos (project-syndicate.org)

Sin embargo, los enfoques son diferentes y por tanto sus recomendaciones. Así, para el enfoque liberal, como el de Mehrsa Baradaran (2024), ante la pregunta ¿Qué sigue después del neoliberalismo? postula simplemente como solución Un verdadero libre mercado”. Parte enfatizando que “Desde el principio, el neoliberalismo fue un caballo de Troya. Prometió libertad de mercado, pero cumplió lo contrario”. En la práctica, el neoliberalismo invadió y reformó el Estado regulador, convirtiendo a la burocracia en cómplice involuntario de su propia deslegitimación. Es un enfoque muy cercano a los anarcocapitalistas y al experimento de Milei en Argentina.

Para Anne Krueger (2024), ante la ola de proteccionismo, lo que hay que hacer es aplicar la “fórmula neoliberal”: puesto que ha funcionado antes y que “la evidencia sugiere que, históricamente, una gran parte de los esfuerzos del sector público por “elegir a los ganadores” o tomar la iniciativa en la producción de bienes y servicios han tenido malos resultados. Los subsidios son un juego de suma negativa” y, por lo tanto: “Para mejorar el bienestar de todos y generar recursos para futuras actividades gubernamentales, la fórmula neoliberal (confiar en incentivos y competencia en el sector privado para la mayoría de las actividades, dentro del marco de la política de competencia, códigos comerciales y estándares sensatos) sigue siendo la mejor”. Este enfoque fue predominante en Chile especialmente en los medios académicos.

Frente a estos enfoques se encuentran los economistas de la nueva economía que enfatizan en el retorno del Estado, como Mariana Mazzucatto que contesta afirmativamente “Sí, el Estado está regresando. Pero para que el neoliberalismo se convierta realmente en una cosa del pasado, ese regreso debe adoptar una forma diferente. Así, para enfrentar los desafíos globales como la crisis climática “requerirá esfuerzos más sostenidos para lograr un “gobierno impulsado por una misión”, que reconozca que la economía no crecerá por sí sola en una dirección social y ambientalmente deseable. Esto requerirá un nuevo contrato social entre el Estado y las empresas, y entre el capital y el trabajo”.

Bajo este enfoque se encuentra el de Dani Rodrik (2024) que señala que el consenso neoliberal ha sido superado por nuevas preocupaciones globales pero que: “No debemos lamentar su desaparición, ya que era insostenible y tenía muchos puntos ciegos. Que de ello salga algo bueno dependerá de la naturaleza de la respuesta, que puede ser reactiva o constructiva.” “Así, la respuesta constructiva aborda problemas sociales, económicos y ambientales genuinos, con el objetivo de reparar las fisuras creadas por las políticas neoliberales, sin preocuparse por lo que hacen otros países”, … “reequilibran la economía hacia las necesidades de la gente común, en lugar de las grandes corporaciones o los intereses financieros”. Este enfoque se encuentra en el Programa de Gobierno del presidente Boric y en varias de las medidas tomadas durante su gestión, así como en el Gobierno de Petro en Colombia.

Declaración de Berlín

En mayo de 2024, la discusión sobre qué viene después del neoliberalismo se trasladó a Berlín, donde un grupo de renombrados economistas se reunieron con el imperativo de “debemos abordar urgentemente las causas profundas del resentimiento de la gente” y sacaron la Declaración de Berlín.

Según Rodrik et al (2024), la cumbre «Recuperar al pueblo» condujo a algo parecido, a un nuevo entendimiento que puede reemplazar al «Consenso de Washington» liberal de mercado, que durante cuatro décadas enfatizó la primacía del libre comercio y los flujos de capital, la desregulación, la privatización y otros lemas promercado”. Del Consenso de Washington a la Declaración de Berlín por Dani Rodrik, Laura Tyson y Thomas Fricke – Project Syndicate (project-syndicate.org).

La Declaración de Berlín es un consenso “sobre los principios que deben guiar a los responsables de la formulación de políticas. Reconocer que los mercados por sí solos no detendrán el cambio climático ni conducirán a una distribución menos desigual de la riqueza es solo un paso hacia el diseño de estrategias óptimas que puedan abordar de manera efectiva los desafíos reales que enfrentamos”.

En lo que se refiere al rol del Estado, la Declaración de Berlín plantea: “establecer un nuevo equilibrio entre los mercados y la acción colectiva, evitando la austeridad contraproducente y apostando por un Estado innovador eficaz; reducir el poder de mercado en mercados altamente concentrados”.Declaración de la Cumbre de Berlín de mayo de 2024 – Foro para una Nueva Economía (newforum.org)

Sin embargo, la obsesión por el Consenso de Washington sigue presente. Así, Antara Haldar (2024) concluye que su fantasma sigue impidiendo el surgimiento de un nuevo paradigma de desarrollo, así señala: “De hecho, el fantasma del Consenso de Washington sigue persiguiéndonos. Las negociaciones mundiales sobre el clima no podrían ser más importantes para el futuro del planeta y de la civilización humana. Sin embargo, cada vez que se plantea la cuestión de la financiación climática, los países en desarrollo son sometidos al mismo tipo de trato humillante que el Consenso de Washington prescribía en su día”. (Todavía obsesionado por el Consenso de Washington por Antara Haldar – Project Syndicate project-syndicate.org)

El Consenso de Washington vive en el FMI

Este trato humillante se expresa en los programas de ajuste estructural del FMI, que, bajo la excusa del desequilibrio externo o dificultades de balanza de pagos de los países en desarrollo, viene aplicando desde los años 50 en la región de América Latina y el Caribe en la forma de un modelo de equilibrio contable basado en cuatro ecuaciones formalizado por JJ. Polak (1957), que era en realidad de profesión contador y que influyó en la actual Programación Financiera del FMI. https://www.elibrary.imf.org/…/journals/024/1957/002…

El modelo Polak, denominado “enfoque monetario de la balanza de pagos,” para el caso de una economía pequeña y abierta con tipo de cambio fijo, establece vínculos explícitos entre los sectores monetario y externo, es decir el comportamiento del sector monetario con la balanza de pagos y concluye que el desequilibrio externo es producto del desequilibrio monetario, específicamente, de la expansión de la oferta monetaria. Así: 

De este modelo se deduce que existe una relación formal entre las variaciones del componente interno de la oferta monetaria (crédito interno) y las de las reservas internacionales, que puede utilizarse luego para la formulación de políticas económicas. Concretamente, el modelo de Polak permite obtener un valor sobre el crédito interno que sea congruente con el saldo adecuado de la balanza de pagos. Este es precisamente el marco utilizado para los programas respaldados por el FMI. Establecemos una meta para la balanza de pagos (o las reservas internacionales) y obtenemos el nivel adecuado de crédito interno, el cual nos indica los ‘límites de crédito’ habituales en dichos programas”. Finanzas y Desarrollo, junio de 2008 – GENTE DEL MUNDO DE LA ECONOMÍA, por James L. Rowe traza una semblanza de Jacques Polak (imf.org)

Lo cierto es que la variable crédito interno se convirtió en la variable explicativa de la pérdida de reservas, pero en realidad la variable de fondo y del Fondo era y (es) el crédito interno del Banco Central al sector público, que se expandía debido al creciente déficit fiscal. Por lo tanto, más que un enfoque monetario era y es en la práctica un enfoque fiscal de la balanza de pagos. De ahí viene la receta del FMI para más de 180 países: en caso de pérdida de reservas internacionales, déficit cero. El programa con Argentina es clarísimo: metas de reservas internacionales y metas de déficit fiscal (primario o global).

Si la receta es la misma, por qué no aplicar la Inteligencia Artificial en los programas del FMI de manera que se podría ahorrar viajes, planilla de sueldos, misiones, seminarios, informes por países con base al criterio de austeridad que predica y no practica. 

Lo que parece, que está faltando es una Declaración del Sur, tal vez la Declaración de Santiago. La declaración de Berlín es la preocupación ante un neoproteccionismo populista conservador, a fin con la extrema derecha, pero no para validar un retorno al neoliberalismo. En el caso de la región preocupa ese resurgimiento de la extrema derecha pero que curiosamente está más asociada con los anarcocapitalistas con Un verdadero libre mercado”, como en el caso de Argentina y Ecuador. Empero también preocupa que, como alternativa, se presente el neopopulismo que ha mostrado serias limitaciones en Venezuela, Ecuador de Correa y Bolivia. La discusión en realidad debería ser entre modalidades de la relación estado y mercado (Mazzucatto) y de arreglos institucionales (Rodrik), como señalo en mi libro digital Neoliberalismo vs Neopopulismo: un falso dilema, que plantea: 

“que la discusión si bien tendría que ser entre liberalismo económico frente al intervencionismo estatal, en la realidad lo es entre los diferentes grados y modalidades de intervención estatal ya se directa, a través de empresas públicas, como indirecta, a través de los diferentes instrumentos de la política económica y de arreglos institucionales. Así, no se trata de buscar nuevos paradigmas ni recetas universales ni tampoco suponer que el paradigma neoliberal está muerto y ha surgido un nuevo paradigma estatal. La realidad muestra que no existe una receta única de medidas de política económica y que, la equidad y la reducción de la pobreza, deben ser parte de los objetivos explícitos de la política económica junto con la estabilidad y el crecimiento. Asimismo, existe una amplia gama de instrumentos y arreglos institucionales, cuya aplicación va a depender de las particularidades de la economía de cada país, así como del momento y tiempo histórico que atraviesan”.

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