¿Recesión con crisis financiera?

por Gabriel Loza

El mejor escenario que podría ocurrir en 2023 sería que la recesión económica solamente se focalice en una parte de los países avanzados, como en el Reino Unido el Área del Euro y en algunos países emergentes (Chile) y la inflación continúe cediendo de manera que se desaceleren los incrementos de las tasas de interés de los bancos centrales, paren de subir (como en el caso chileno) e, incluso, empiecen, a disminuir.  De esta manera el impacto en la deuda tanto en las economías avanzadas y, en especial, en las economías emergentes sería menor y podría visualizarse una luz en el largo túnel del 2023.

El peor escenario, es el que la recesión se prolongue y se multiplique a más economías, que la inflación no ceda claramente y continúe los aumentos de las tasas de interés de los Bancos Centrales, el problema de la deuda se acentúe y se genere un contagio financiero. Este escenario, es el que acaba de describir Kenneth Rogoff, un economista “serio” que no tiende a hacer predicciones llamativas:

Con la inflación en aumento y la era de las tasas de interés ultra bajas terminada, los mercados financieros enfrentarán una gran prueba de estrés en 2023. Si bien los sistemas bancarios son más robustos de lo que eran en 2008, una caída inmobiliaria podría afectar gravemente a las empresas de capital privado fuertemente apalancadas, produciendo una crisis sistémica.( https://www.project-syndicate.org/commentary/looming-financial-crisis-2023-rising-interest-rates-by-kenneth-rogoff-2023-01)

Sin embargo, en mi opinión, el contagio financiero no vendría a partir de una crisis inmobiliaria, sino de la sobre reacción de los mercados bursátiles, en especial del NASDAQ que refleja el comportamiento de las acciones de las empresas tecnológicas. El año 2022 finalizó con una caída del 34% en el índice NASDAQ (Gráfico), del 20% en el Standard & Poor’s (S&P) y de solo 9,4% en el tradicional índice del Dow Jones.

Fuente: https://www.bbc.com/news/topics/c08k88ey6d5t/nasdaq

El problema de la sobre reacción y el efecto del comportamiento en manada se da especialmente en momentos y situaciones de un aumento notorio de la incertidumbre, tal como está sucediendo en 2022 según el Índice Mundial de Incertidumbre (Gráfico).

El comportamiento de mercados bursátiles se vuelve altamente sensible a datos, a medidas económicas y ahora, por ejemplo, al rebrote del COVID. Si el dato del empleo es bueno, las bolsas caen porque esperan que la Reserva Federal de EEUU aumente la tasa de interés, como sucedió en diciembre, y si el dato del empleo es malo, en caso de que aumente la tasa de desempleo, por ejemplo, también caerían porque quiere decir que ya viene la recesión y que no conviene invertir ni comprar acciones, sino vender.

En forma similar sucedió con los aumentos en las tasas de interés. Se supone, que los mercados se anticipan a las subidas de la tasa del Fed, lo que quiere decir que en sus decisiones de hoy ya descontaron los efectos de una medida que recién va a ser ejecutada. El comportamiento de las bolsas es que empezaron a caer antes que la Fed subiera el 16 de marzo de 2022 de 0,25% a 0,50% y luego, pese a seis alzas consecutivas de la tasa del Fed que la impulsaron hasta alcanzar un 4,5%, siguieron con su tendencia a la baja con pequeñas recuperaciones esporádicas hasta terminar las bolsas de los EEUU, según Bloomberg Línea el viernes 30 de diciembre, en su peor año después de la crisis financiera de 2008. Durante 2022 la inflación se acrecentó eliminando “una quinta parte del valor de las acciones mundiales” y “pocos previeron la venta que se produciría a continuación”.

Se supone que los mercados siguen atentamente las metas del Fed sobre la inflación y de cuál va a ser la tasa de interés, por ejemplo, al final del año. Según Rachel Siegel, https://www.washingtonpost.com/business/2022/12/12/fed-projections-economy/ en los dos pasados años, la Fed se ha equivocado notablemente en su evaluación inflacionaria. Sus pronósticos han estado tan alejados del índice real que algunos de sus exfuncionarios los han desestimado pública y repetidamente, algo que se ve muy pocas veces. Así, hace un año, en diciembre de 2021 pronosticó una tasa de interés a diciembre de 2022 de 0,9%, luego en marzo la subió a 1,9%, después en junio volvió a elevarla a 3,4% hasta que en septiembre la trepó a 4,4%, que, por suerte, es casi igual a la tasa con que terminó el año pasado.

Gráfico: Tasa de interés de la Reserva Federal de EEUU

Fuente: https://www.global-rates.com/en/interest-rates/central-banks/central-bank-america/fed-interest-rate.aspx

Lo único concreto y visual fue que mientras las tasas de interés subieron, las bolsas tendieron a la baja.

Por último, está el comportamiento de las bolsas con el COVID. Cayeron fuertemente cuando empezó a oficializarse la pandemia en febrero hasta marzo de 2020, en 29% en el caso del NASDAQ y 35% en el Índice del Dow Jones. Después crecieron ininterrumpidamente hasta diciembre de 2021, con un año excepcional en el que el S&P, según Bloomberg, alcanzó máximos históricos consecutivos. Empero, resulta que en el 2022 se volvieron sensibles a la política del COVID cero en China como resultado de nuevos confinamientos, pero también reaccionaron mal ante la finalización de la política del cero COVID con la reapertura de China.

En síntesis, estamos en un contexto de alta incertidumbre mundial, de tal manera que cualquier evento relevante, como el caso de las viviendas o las tecnológicas, o la crisis de las cripto monedas, etc., puede gatillar una crisis financiera que vaya junto de la mano a una estanflación. Habrá que tocar madera para que no se produzca este escenario y el aterrizaje sea suave.


Por Gabriel Loza T.
Expresidente Banco Central de Bolivia

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