La vicepresidente y candidata demócrata para la presidencia Kamala Harris eligió al gobernador de Minnesota, Tim Walz, como su postulante para la vicepresidencia de Estados Unidos. Ahora, tres meses de campaña hacia la incertidumbre.
Del lenguaje
El nombre de la actual vicepresidente de Estados Unidos debe pronunciarse “Kámala”, y no Kamala como es natural en español con su preferencia por las palabras graves.
El detalle importa porque el candidato presidencial republicano Donald Trump, su compañero de fórmula y senador James D. Vance, con coro mediático hacen esfuerzos notables por pronunciar mal el nombre de Kamala Harris.
La mala pronunciación deliberada del nombre, que en sánscrito significa “flor de loto”, busca que los votantes vean en Harris alguien extraño, foráneo y más amenazante si viene con piel oscura. La madre de Harris, Shymala Gopalan emigró de India a Estados Unidos en 1958. Su padre, Donald Harris, inmigró de Jamaica a EE.UU. en 1961 y es actualmente profesor de economía en la Universidad de Stanford.
La misma táctica infantil ya se usó durante la campaña presidencial de 2008 y durante toda la presidencia de Barack Obama, cuando los conservadores enfatizaban el segundo nombre del primer presidente de piel oscura, Hussein.
En el mismo territorio del lenguaje cargado de significados la campaña presidencial demócrata este año se prendió con gusto a la etiqueta de weird, asignada en diciembre pasado por Walz a Trump y sus aliados.
Uno de los placeres, o tormentos, de los traductores es el encuentro con expresiones que en un lenguaje se satisfacen con una palabra y en otro requieren una larga lista de términos. Weird puede traducirse como anormal, raro, aberrante, desvariado, diferente, grotesco, inusitado.
Y weird son varias de las ideas y propuestas que ofrece Trump en sus discursos y entrevistas, y más weird son las expresadas por Vance.
Ambas campañas sacan todo el jugo posible de esta táctica: Trump dice disparates, lanza insultos o miente porque ello genera polémica y reacciones escandalizadas que le ganan la atención de los medios, y sus adversarios usan cada dislate de Trump para ganar la atención de los medios.
El factor “izquierdista”
La selección de Waz por parte de Harris dejó contentos a quienes, dentro del Partido Demócrata, se describen como progresistas y dejó más contento aún a Trump y los republicanos que ahora tienen un cuco “izquierdista” que agitan para convencer a los votantes de que los marxistasocialistasextremistas son una amenaza real.
Por meses Trump y su campaña apuntaron su discurso a la senilidad, real o percibida, del presidente Joe Biden, de 81 años, y demasiado fláccido como para entusiasmar a los votantes.
El 21 de julio, Biden se retiró de la competencia y avaló a Harris como la candidata que los delegados a la Convención Nacional pronto aceptaron como su adalid.
El quite de Biden dejó a Trump, de 78 años, y a su campaña desorientados y sin un mensaje para enfrentar a una mujer de 58 años que, además, se cuenta entre una de tantas minorías étnicas por gracia de su ancestro, y tiene una carrera como fiscal estatal en California y senadora por mérito propio.
La incorporación del campechano Walz, de 60 años, blanco, exmaestro, ex miembro del Congreso, con 24 años de carrera militar y cinco de gobernador de Minnesota, ofrece el blanco que Trump necesitaba para definir y atacar a los candidatos demócratas: son extremistas de izquierda.
La elección de Walz se acomoda fácilmente con los progresistas que quieren que el Partido Demócrata ingrese de lleno en el siglo XXI y que abogan por asuntos tales como la legalidad del aborto, el cuidado de la salud para todos, regulaciones sensatas de las armas de fuego, la extensión del derecho al voto y las normas para la protección del ambiente y los recursos naturales.
Mientras Trump promete el retorno a un pasado imaginado en el cual Estados Unidos era una “gran nación”, Harris y Walz, en su primera presentación conjunta el martes en Philadelphia, entusiasmaron a la multitud coreando “No vamos a retroceder”.
Los numeritos
Hay tres encuestas que cuentan para quienes otean el futuro: las de opinión pública, las que llevan cuenta del dinero, y las que registran los riesgos de los apostadores.
En los sondeos de opinión promediados por Fivethirtyeight.com, por meses Trump mantuvo una ventaja de hasta cuatro puntos porcentuales sobre Joe Biden. Pero desde que éste abandonó la contienda la vicepresidente Harris primero empató y luego pasó a superar a Trump aunque por menos de dos puntos porcentuales, lo cual cae dentro del margen de error.
Por meses, asimismo, esta plataforma de encuestas registró un índice de más del 50 % de los consultados que tenía una opinión desfavorable de Harris, hasta que, a comienzos de julio, aumentaron las presiones para que Biden saliera de la cancha. Desde entonces la opinión desfavorable hacia Harris la comparte el 48 % de los encuestados, en tanto que la opinión favorable ha pasado de un 36 % en enero a un 43,1 % la semana pasada.
Las varias encuestas de opinión que RealClearPolitics incluye en su promedio exhibieron por meses diversos grados de ventaja de Trump sobre Biden. De pronto, esta semana, esas mismas encuestas muestran que Harris ha alcanzado ventajas que van desde los dos a los 14 puntos porcentuales.
Las cifras de dinero recolectado por las campañas y que cada mes informa la Comisión Federal de Elecciones (FCC, en inglés) dan una idea del vuelco en el respaldo de quienes aportan sus dinerillos.
El comité de campaña del Partido Demócrata recolectó 284,1 millones de dólares desde enero de 2023 y junio de 2024, comparado con 217,2 millones de dólares en contribuciones para la campaña del Partido Republicano.
Trump terminó junio con 128,1 millones de dólares en efectivo en comparación con 96 millones de dólares en las arcas de la campaña demócrata.
Todo ello cambió con la irrupción de Harris que en julio recolectó 310 millones de dólares y tiene ahora 377 millones de dólares de dinero en efectivo. En el mismo período la campaña de Trump recolectó 138millones de dólares, pero tiene 327 millones de dólares disponibles.
El hecho de que Harris, cuya campaña comenzó oficialmente el 21 de julio, haya reunido tal monto de contribuciones refleja la excitación que su candidatura ha generado entre los votantes demócratas tan alicaídos hace apenas cuatro semanas, los votantes independientes que no veían en Biden mucho mérito, y algunos votantes republicanos disgustados por el copamiento trumpista de su partido.
Finalmente, están los apostadores.
Según el corretaje de apuestas Bet365 del Reino Unido, al 21 de julio Trump aventajaba a Harris por -100 a +200.
Tras dos semanas de campaña Trump sigue adelante en las preferencias de los apostadores, pero su ventaja es ahora de -138 comparado con +110 para Harris.
El panorama actual indica que, un día antes de la selección de Walz como candidato presidencial demócrata, los apostadores daban a Trump un 80 % de probabilidades de ganar la presidencia comparado con 47,6 % para Harris.
Ya el jueves pasado la plataforma electionbettingodds.com, que hace un promedio de apuestas de FTX.com, Betfair.com, PredictIt.org, Smarkets.com y Polymarket.com, había indicado el encogimiento de la ventaja de Trump sobre Harris.
De acuerdo con este promedio las probabilidades de que Trump ganara la Casa Blanca disminuyeron de un 67,9 % después del atentado contra su vida el 13 de julio a un 51,3 %.
Las probabilidades de victoria para Harris subieron de un 33,4 % cuando inició su campaña a un 46,3% diez días más tarde.