Virginia Bolten. Ni dios, ni patrón ni marido.

por Cristina Wormull Chiorrini

“Si vosotros queréis ser libres, con mucha mayor razón nosotras, doblemente esclavas de la sociedad y del varón; ya se acabó aquello de: ‘Anarquía y libertad, las mujeres a fregar’. ¡Salud!». Virginia Bolten, feminista sindicalista argentina

Virginia Bolten nació en 1870 en la Ciudad de San Luis, Argentina, aunque mucho se la elucubrado con que fuera uruguaya, pero una serie de estudios recientes ha confirmado que es argentina.  Virginia fue una feminista sindicalista a la que como a todos los que protestaban en aquellos años, se le colgó el cartel de anarquista. Desde antes de cumplir los 20 años inició una lucha no solo por los derechos de los trabajadores, sino, por la reivindicación de aquellos de la mujer y en un acto premonitorio de lo que han sido los perversos actos denunciados a los miembros de la iglesia católica, se declaró abiertamente anticlericalista haciendo frecuentes llamados a que los padres mantuvieran a sus hijos lejos de las manos de los pastores y de las iglesias, no importa cuál fuera su credo.

Nuestros hijos tendrán la libertad de elegir religión, si alguna les gusta, después de estudiarlas todas, si tienen tiempo que perder. Entonces sabrán a qué atenerse: nos parece un absurdo dar al niño una religión al nacer, cuando no puede protestar; por eso le dejamos libre de prejuicios, dándoles la libertad en nombre de la nuestra. He ahí lo que somos y lo que no somos. Párrafo final de un escrito de Virginia Bolten en La Protesta Humana, nº 96, 28 de octubre de 1900. El texto fue recuperado por Laura Fernández Cordero, Agustina Prieto y Pascual Muñoz en Tras los pasos de Virginia Bolten.

Siendo una adolescente encabezó la primera manifestación del Primero de Mayo, en Rosario.  Dicen que todos se impresionaron con esta niña que portaba una bandera negra con la leyenda “Fraternidad Obrera Universal” y, en letras más pequeñas una bajada que decía “Los obreros de Rosario cumplen las resoluciones del Comité Internacional Obrero de París” , en referencia a que un año antes se había acordado conmemorar la fecha en homenaje a los obreros anarquistas involucrados en el incidente de Haymarket, aquellos llamados los mártires de Chicago, presos tras una manifestación violenta y que en su mayoría habían sido ejecutados en 1887. 

Ese día fue la presentación en sociedad de Bolten quien pronunció uno de los discursos más revolucionarios que se habían escuchado, convirtiéndose de paso en una de las primeras mujeres oradoras en una concentración obrera.

 Ella subió al escenario vestida de negro portando la bandera del anarquismo y denunciando la explotación laboral de las mujeres. Era una mujer tan fogosa que la llamaban la ´Luisa Michel´, en honor a la heroína de la Comuna de París”, comenta Nora Usenky, historiadora e investigadora de Bolton

Nadie ha podido determinar en qué momento comenzó a convivir o se casó con Márquez o Manrique (la historia lo ha dejado en un absoluto segundo plano) con el que tuvo al menos tres hijos. Los antecedentes sobre su vida privada son muy escasos, pero se sabe que cuando él fue exiliado a Uruguay, los hijos (Milagra Zulema, Urano Líber y Acracia) que eran muy pequeños, se fueron con él mientras Virgina Bolton se quedó en Buenos Aires trabajando por las reivindicaciones de obreros y mujeres.  Hay que precisar que el   matrimonio era algo despreciable para los anarquistas que consideraban que “No hay nada más promiscuo que el amor burgués” y defendían la libertad en todos sus aspectos, incluyendo al amor y/o el matrimonio.

El objetivo, el sueño de vida de Virginia fue generar conciencia social en la clase trabajadora y, sobre todo, enfatizar la opresión que sufrían las mujeres trabajadoras.   

Con ese objetivo, en 1896, Virginia participó en la versión rosarina de la fundación del periódico anarcofeminista La Voz de la Mujer bajo el lema “Ni dios, ni patrón, ni marido”. Éste fue escrito por y para las trabajadoras, especialmente las de la Refinería de azúcar donde ella trabajaba, pero alcanzó a publicar pocos números, que fueron financiados por las mismas mujeres que lo fundaron y se distribuyó en forma casi clandestina.  A través de sus páginas se plasmaron los derechos que perseguían las mujeres en lo laboral, religioso, social y familiar.  Uno de los temas relevantes fue evidenciar la figura de los esposos como explotadores de sus mujeres. Bolten denunció, a través de sus escritos, que también fueron publicados en La protesta humana, de la cual era corresponsal y en otros medios, la sumisión y postergación de las mujeres criticando a la sociedad de su época y especialmente a la institución eclesiástica.

Pese a la corta vida de La Voz de la Mujer, sus publicaciones produjeron gran revuelo porque desde sus páginas se convocaba a la rebelión de las mujeres contra la opresión masculina, pero sin abandonar la lucha proletaria.  En su primer número se podía leer este saludo:

¡Salud Compañeras! La Anarquía

Ya tremola el pendón libertador;

¡Hurra, hermanos queridos, a la lucha!

¡Fuerte el brazo, sereno el corazón!

Que no haya entre nosotras rezagadas

Nuestra lucha es a muerte y sin cuartel;

¡Hurra! Hermanas queridas, otro esfuerzo,

Y ¿quién duda que habremos de vencer?

Rebelarse contra la figura masculina tuvo sus consecuencias, los hombres se espantaron y no faltó aquel que le prohibió a su mujer participar junto a estas “malas mujeres”, Bolton decidió dar la cara frente a las críticas y en uno de sus números publicó   Cuando nosotras (despreciables e ignorantes mujeres) tomamos la iniciativa de publicar “La Voz de la Mujer”, ya lo sospechábamos ¡oh, modernos cangrejos! Que vosotros recibiríais con vuestra macanística y acostumbrada filosofía nuestra iniciativa porque habéis de saber que nosotras las torpes mujeres también tenemos iniciativa y ésta es producto del pensamiento; ¿sabéis?, también pensamos.

Si vosotros queréis ser libres, con mucha más razón nosotras; doblemente esclavas de la sociedad y del hombre, ya se acabó aquello de “Anarquía y Libertad” y las mujeres a fregar. ¡Salud!

Su vida se desarrolló en el activismo militante y así en 1904, en Buenos Aires formó parte del Comité de Huelga Femenino y luego participó en la fallida “revolución radical” como representante del Centro Femenino Anarquista, estuvo   en la huelga de inquilinos y fundó La casa del pueblo donde, junto a otros anarquistas, se realizaban eventos político – culturales que abarcaban desde debates hasta teatro. Fue detenida una y otra vez por alterar el orden público hasta que se le aplicó la ley 4.144 de Residencia, mecanismo que servía para expulsar migrantes y enemigos políticos y, haciéndose pasar por uruguaya, fue exiliada en Montevideo donde continuó su lucha por los derechos de las trabajadoras del vecino país.

“No manden a sus hijos a ese antro de depravación que es el confesionario, porque los infames frailes buscarán corromperlos y someterlos a sus perversas pasiones”. Quién iba a decir en esos años que dichas declaraciones bien podrían formar parte de una nota actual.

Su casa en Montevideo se convirtió en el refugio de los anarquistas deportados y, aunque regresó a Buenos Aires por algunos años, finalmente se radicó en Uruguay donde trabajó en la Asociación  Femenina Emancipación, organizando a las mujeres anticlericales, integrándose al Centro Internacional de Estudios Sociales, y formando parte del grupo de anarco-battlistas, anarquistas que  apoyaron al régimen del presidente reformista uruguayo José Battle y Ordóñez que, en su segundo mandato inició un gran programa de reformas que incluía, por mencionar algunas, la separación de la Iglesia del Estado, la eliminación de crucifijos en los hospitales, implantar el día laboral de ocho horas, otorgar el derecho a sufragio a las mujeres (fue el segundo país de América en legalizarlo, después de Canadá) y legalizar el divorcio… por mencionar algunas.

Posteriormente volvió a la Argentina en 1950, ya anciana, y se entrevistó con Eva Duarte dando su apoyo al proyecto de otorgar el sufragio femenino a las mujeres.

Poco se sabe de los últimos años de su vida, pero se cree, continúo viviendo en el barrio de Manga (en Montevideo) hasta su muerte, que acaeció hacia 1960.

Hoy se la recuerda con una placa en la plaza López de la ciudad de Rosario (Santa Fe) y el Concejo Municipal de Santa Fe instauró el Premio Virginia Bolten a la labor periodística con perspectiva de género. El año 2009 se filmó la película Ni dios, ni patrón, ni marido, basada en el trabajo de investigación de Nora Usenky y Mariana Fontana (profesoras de historia e investigadoras) que se puede encontrar en las redes.

Como dato curioso, durante este último año, un grupo de actrices se separó del Colectivo de Actrices Argentinas para crear un nuevo grupo al que bautizaron como Las Bolten.  Ambos colectivos (que mantienen diferencias) se formaron con el objetivo de apoyar el proyecto de ley por el aborto legal, seguro y gratuito y luego se hicieron famosas por apoyar las denuncias por violación a Juan Darthés en Nicaragua.  Muchas figuras del medio artístico se han unido a estas agrupaciones para visibilizar abusos, violaciones y acosos en el mundo de la farándula argentina.

Huellas que no se borran. Aunque Bolten haya muerto en 1960.

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2 comments

marcia septiembre 29, 2022 - 12:06 pm

Excelente mirada la de María Cristina, al recuperar y mostrarnos el genio y figura de Bolten.
Felicitaciones

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Maria del Pilar Clemente octubre 3, 2022 - 11:02 pm

Como siempre, un aporte a la cultura para dar a conocer mujeres tan especiales a lo largo de la historia

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