Era época colegial, allá hacia fines de los sesenta del siglo pasado. Pocos años antes, una novela latinoamericana había llamado poderosamente la atención, como otras publicadas en esa misma década. Me refiero a Cien años de soledad, del escritor colombiano Gabriel García Márquez, uno de los textos más vendidos en el mercado literario mundial. ¡Y pensar que fue rechazado por una editorial! Algo así como la imaginación y creatividad al poder. Por esos años, aún no teníamos claridad sobre nuestros derroteros profesionales. Pero la mencionada novela algo despertó en nuestra mente. Nos estremeció. Una especie de latigazo. Después, con el tiempo, oiríamos hablar del llamado “boom” de la novela latinoamericana. Así empezó esta aventura que tiene como protagonista a “Gabo”, al cual redordamos por cumplirse 40 años del otorgamiento del Premio Nobel de Literatura.
Nació en Aracataca (Colombia) en 1927. Estudió con los jesuitas en Bogotá, y muy joven inició su carrera de periodista en Barranquilla. En sus memorias, Vivir para contarla, señala: “Había desertado de la universidad el año anterior, con la ilusión temeraria de vivir del periodismo y la literatura sin necesidad de aprenderlos”. Viaja a Europa como corresponsal del diario El Espectador, que fue clausurado al año siguiente (en parte por causa de un reportaje de García Márquez que, años después, fue publicado en libro con el título de Relato de un náufrago).
A mediados de los cincuenta, publica su primera novela, La hojarasca (1955), en donde se entrecruzan tres monólogos interiores (niño, madre, coronel), a partir de un hecho concreto: el velorio del médico del pueblo. Ya en este breve texto, se manifiestan algunos derroteros de su escritura; por ejemplo, la alusión a una de las tantas guerras civiles y la denuncia a la presencia norteamericana en Colombia, a través de las bananeras. Más allá de la historia misma, en donde comienza la saga de la ciudad mítica de Macondo, hay alusiones a la guerra civil de 1885, al coronel Aureliano Buendía, entre otras. A partir de ese momento, inicia una abundante producción narrativa. Fallece en el mes de abril del 2014.
El Boom de la literatura latinoamericana
Por su fecha de nacimiento, a nivel generacional, García Márquez pertenece a la llamada generación del 57 (la tercera generación surrealista). En todo caso, a pesar de lo discutible del término, por sus connotaciones más bien económicas, su nombre se asocia al llamado “boom” de la novela latinoamericana, denominación que resalta el “estallido” narrativo que se produce a comienzos de la década de los sesenta, básicamente por la aparición de ciertas novelas que iban a significar una ruptura total con las formas tradicionales del relato y, al mismo tiempo, a hacer mundialmente famosos los nombres de sus autores: Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, José Donoso. Así, novelas como Rayuela, Cien años de soledad, La muerte de Artemio Cruz, La casa verde, El obsceno pájaro de la noche son un ejemplo paradigmático de esta irrupción novelística latinoamericana en Europa, y que marca, sin duda, una etapa relevante de nuestras letras.
A pesar de su brevedad, El coronel no tiene quien le escriba(1961) es uno de los títulos significativos del escritor colombiano. Es la historia de un viejo coronel que lleva muchísimos años esperando el pago de su pensión. El personaje del coronel se transforma en un “antihéroe absurdo”, absurdidad que se manifiesta, a su vez, en la obsesión del protagonista por no “sacrificar” el gallo de pelea de su hijo asesinado, para poder tener algo de dinero para comer. Al año siguiente, aparecen Los funerales de la Mamá Grande y La mala hora; en esta última, dentro de la temática del caciquismo y la dictadura, el alcalde asume los atributos de cacique y déspota en un pueblo degradado y sujeto a sus continuas amenazas.
Cien años de soledad es la obra cumbre del realismo mágico en el contexto latinoamericano (lo que años antes, el escritor cubano Alejo Carpentier había llamado “lo real maravilloso”). Historia de siete generaciones, de un linaje culpable, culpabilidad que determina el espacio físico de Macondo, sentimiento apocalíptico, son algunos de los elementos que configuran esta narración, una de las expresiones más acabadas del movimiento irrealista.
Continúa su incesante producción con Isabel viendo llover en Macondo (1967); ya en los años setenta el mencionado Relato de un náufrago (1970), en donde se manifiesta su “olfato” periodístico, y otros volúmenes de cuentos. Retoma la novela en 1975, con El otoño del patriarca, en la tradición de la “novela de dictador”, desde la óptica del realismo mágico. Se sucedieron varios hechos en que el autor se había propuesto no escribir, hasta tanto no cayera la dictadura de Pinochet en Chile; rompiendo la promesa (casi nadie pensó que el dictador estaría diecisiete años en el poder), publicó en 1981 una novela corta, Crónica de una muerte anunciada. Ya en el título de la misma existen dos elementos clave para acercarse al texto: crónica y muerte; respecto al primero, le da a su estructura un cierto carácter periodístico, y respecto al segundo, desde el inicio de la narración, sabemos la suerte de Santiago Nasar. También de los ochenta, son El amor en los tiempos del cólera (1985) y El general en su laberinto (1989). Completan su producción Doce cuentos peregrinos (1992), Del amor y otros demonios (1994), Noticias de un secuestro (1996), Memoria de mis putas tristes (2001), y sus memorias, Vivir para contarla (2002), más otros volúmenes de textos periodísticos.
Casi sesenta años dedicados de lleno a la escritura, tanto a nivel de la ficción como del periodismo, hacen de Gabriel García Márquez una figura excepcional de las letras del continente, avalado esto último por la publicación de una de las novelas (Cien años de soledad) cumbres de la narrativa en lengua española. Como señalábamos al inicio del artículo, creemos que aún los editores que se negaron a publicarla –tanto en este como en el otro mundo─ deben seguir azotándose la cabeza. Por varias generaciones.
Por Eduardo Guerrero del Río.
Doctor en Literatura
1 comment
Gracias x existir y mostrar una diferentee interesante mirada de la realidad y la Cultura.
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saludo afectuoso y espero nos podamos conocer. Culturalraudal@gmail.com
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