Biden y las armas nucleares. Por Jorge A. Bañales

por La Nueva Mirada

El presidente Joe Biden levantó el secreto que su predecesor Donald Trump mantuvo durante cuatro años sobre el arsenal nuclear de Estados Unidos. Ahora que se sabe cuántas son, queda por ver qué hará su gobierno con esas armas.

Revisión de inventario

En el comienzo de la quinta revisión de la política estadounidense de armas nucleares desde el fin de la Guerra Fría, el gobierno del presidente Joe Biden informó a comienzos de octubre que, en septiembre del año pasado el arsenal nuclear de EE.UU consistía de 3.750 ojivas, lo cual representa una reducción de alrededor del 88 % en relación con el inventario a fines de 1967. También representa una reducción del 83 % en relación con las 22.217 ojivas nucleares cuando la demolición del Muro de Berlín hace 32 años.

El informe añadió que desde los períodos fiscales 1994 a 2020, Estados Unidos desmanteló 11.683 ojivas nucleares, y otras 2.000 ojivas “están actualmente retiradas de servicio y esperan su desmantelamiento”.

Desde el 30 de septiembre de 1991, Estados Unidos ha disminuido el número de sus armas nucleares no estratégicas en más del 90%”, según el Departamento de Estado.

Durante su campaña electoral del año pasado, Biden manifestó su intención de reacomodar la estrategia nuclear de Estados Unidos, lo cual incluiría la disminución del papel de las armas nucleares y nuevos acuerdos para el control de ellas con adversarios como China y Rusia.

Pero durante los ocho meses transcurridos de su mandato, el nuevo gobierno ha mantenido los planes de gasto hechos por Trump para la modernización del arsenal nuclear contando con el desarrollo de nuevos armamentos como las llamadas “capacidades de bajo rendimiento(low-yield capabilities).

El efecto de una bomba nuclear se mide por su rendimiento explosivo que a menudo se cuenta en toneladas, kilotoneladas o megatoneladas de poder explosivo de la dinamita. La bomba arrojada por Estados Unidos sobre Hiroshima en 1945 tuvo un rendimiento de 15 kilotoneladas, y la detonada sobre Nagasaki uno de 20 kilotoneladas.

Por comparación, las bombas nucleares de bajo rendimiento tienen un poder explosivo que va de una kilotonelada a 10, 20 o 50 kilotoneladas. Aproximadamente, unas mil de estas bombas en el arsenal de EE.UU son de bajo rendimiento, y unas 150 están emplazadas en Europa.

La reevaluación de su política de armas nucleares es la preparación de Estados Unidos para la Convención, en 2022, del Tratado de No Proliferación, en la cual se buscarán nuevos acuerdos internacionales.

Buen ambiente

La Asociación de Control de Armas (ACA, por su sigla en inglés) opinó en un comentario que “la decisión del gobierno de Biden de desclasificar la información actualizada sobre el número de ojivas en el arsenal nuclear de Estados Unidos es un buen paso que revierte la decisión imprudente del gobierno de Trump que clasificó esta información”.

La divulgación de datos “también aumenta la presión sobre otros estados que tienen armamentos nucleares y mantienen un secreto excesivo sobre sus arsenales”, añadió ACA. “El progreso hacia reducciones sustanciales de los inventarios de armas nucleares se ha atascado en años recientes y algunos países, particularmente China y Rusia, parecen estar aumentando el tamaño y la diversidad de sus arsenales”.

El gobierno de Biden, al parecer, espera mantener conversaciones adicionales con Moscú en busca de nuevos acuerdos que sustituyan al Tratado para la Reducción de Armas Estratégicas Ofensivas (conocido como START Nuevo), que ambos países han extendido hasta el 4 de febrero de 2026.

Para que esto ocurra, es necesario que los rusos sean un poco más transparentes de lo que han sido”, comentó Daryl Kimball, director de ACA. “Los chinos tienen que proveer alguna información básica, algo que no han hecho durante décadas”.

Durante dos décadas la atención militar de Estados Unidos ha estado enfocada en la “guerra contra el terrorismo”, las guerras en Afganistán e Irak, las cuasi-crisis permanentes con Irán y Corea del Norte, y las múltiples misiones semiclandestinas con fuerzas especiales en diversas partes del mundo.

Mientras tanto, Rusia y China han modernizado y expandido sus fuerzas militares y su tecnología de armas nucleares.

Los expertos

Rabia Akhtar, directora del Centro Investigación de Seguridad, Estrategia y Política en la Universidad de Lahore, señaló en un comentario para National Interest, que “hay numerosas tecnologías emergentes, que por naturaleza trastornan el panorama, y tienen un impacto directo en las estrategias de seguridad nacional de todos los países que poseen armas nucleares. La carrera por adquirir y desarrollar las formas más letales de armamento, por ejemplo, las armas autónomas, los proyectiles hipersónicos, las armas de energía dirigida que usan inteligencia artificial, moldearán el futuro de la guerra”.

Un acuerdo marco de control de armas que involucre a Estados Unidos, Rusia y China puede ayudar a desacelerar esta carrera armamentista”, añadió Akhtar. “Biden puede conducir esta revolución en el control de armas. Biden es el hombre que puede hacer historia asegurando nuestro futuro colectivo. Y éste es el momento”.

Una incertidumbre reside en cómo la estrategia nuclear de otros países puede afectar a Estados Unidos. Hay en el mundo nueve países con armas nucleares: Estados Unidos, Rusia, Francia, China, el Reino Unido, Paquistán, India, Israel y Corea del Norte. Sólo tres de ellos representan una amenaza nuclear para Estados Unidos: China, Rusia y Corea del Norte.

Tradicionalmente, China ha mantenido una política moderada en esta materia con unas 250 a 280 armas nucleares en misiles emplazados en tierra o en submarinos, y una doctrina bajo la cual no será el primer país que las use. Pero recientemente, según los servicios de inteligencia de EE.UU., salió a luz que la potencia asiática está construyendo 250 nuevos silos para misiles de largo alcance en al menos tres sitios.

Esto es un avance estratégico”, sostuvo el almirante Charles Richard, jefe del Comando Estratégico de EE.UU. “El crecimiento y la modernización explosiva de las fuerzas nucleares y convencionales de China sólo pueden describirse como impresionantes”.

En una reciente conversación con el público, Biden dijo que los estadounidenses no deberían preocuparse por si China y Rusia llegarán a tener una fuerza militar más poderosa que la de Estados Unidos. La preocupación real, apuntó, es una escalada no intencional que derive fuera de control.

Lo que tiene que preocuparnos es si ellos incurrirán en actividades que los pongan en una posición en la cual puedan cometer un error grave”, concluyó el presidente estadounidense.

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