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Una caja de aspirinas para soportar los dolores
de cabeza ante tantos femicidios.
Píldoras para dormir en caso de una pesadilla.
Una venda para no seguir viendo cómo sufren
los niños en la legendaria Siria.
Una vacuna contra los peligrosos virus.
Vaselina para jugar como los jóvenes amantes.
Una jeringa con una droga que nos estimule
a seguir creyendo en un mundo más bello.
Algodón y alcohol para curar las heridas de guerra.
Un bisturí para enfrentar una emergencia.
Viagra para los últimos años de pasión.
Y un frasco de cianuro cuando ya no seamos capaces
de reconocer a nuestros seres queridos.
