Criollismo y naturalismo. Chile de principios del siglo XX en la obra de Víctor Domingo Silva. Por Karen Punaro Majluf

por La Nueva Mirada

Fue en 1912 cuando el autor, ganador del Premio Nacional de Literatura (1954) y del Premio Nacional de teatro (1959), publicó Golondrina de invierno, novela naturalista ambientada en la zona rural que retrata –como si de una pintura al óleo se tratara-las costumbres de la alta sociedad chilena que se encuentra de zopetón con los hábitos de los hacendados, todo en medio de las vacaciones de verano. 

     «Publicada primero en folletines, esta novela ha tenido la suerte de ir penetrando día a día en muchos hogares y en muchos corazones. Algo me dice que de ninguna parte han de proscribirla. Nunca viene mal un rayo de sol, el canto de un pájaro o el perfume de una flor que se abre…».

            Así presenta Víctor Domingo Silva la quinta edición de Golondrina de invierno, publicada por primera vez en 1912 y que, mezcla de naturalismo y criollismo, retrata las costumbres del campo chileno que se contraponen con los hábitos de la alta sociedad santiaguina, mundos que durante la nebulosa que crea el verano se entrelazan en una historia de amor.

De una caleta

Víctor Domingo Silva nació Tongoy en 1882, rodeado de pescadores, vendedores y viajeros. Hijo de comerciante y madre de origen vasco, creció junto a sus 15 hermanosen un hogar cuya biblioteca albergó más de dos mil volúmenes, lo que marcó desde su infancia el amor por las letras –no solo novelas y poesía-.

Fue a los 14 años cuando publicó sus primeras creaciones literarias y una vez terminado el colegio se fue a vivir a Valparaíso, que, como todo puerto a principios del siglo pasado, era la mezcla perfecta de culturas, artistas, anarquismo y problemas sociales. «La cuestión social, y las reivindicaciones populares (…) eran parte importante de sus actividades«, dice Benjamín Subercaseaux.

Inmerso en el movimiento anarquista, funda junto a su hermano Luis, el poeta Zoilo Escobar e Isaías Gamboael Ateneo de la Juventud. Institución porteña que promueve el estudio mediante la creación de la Universidad Popular de Valparaíso.

Fernando Venegas Espinoza comenta que Víctor Domingo Silva, desde el Ateneo de Santiago hasta las oficinas salitreras, “fue representante y reflejo de su época. Por ello es historia. Interesante resulta el hecho de que en sus comienzos fuese mucho más valorado por los trabajadores a quienes dirigía que por los propios círculos intelectuales por los que transitaba”.

Al escritor le afecta la matanza obrera de la Huelga de los Estibadores de Valparaíso (1903) y la posterior ocurrida en la Huelga de los Estibadores de Valparaíso (1907). Esto sumado a la pobreza de algunos sectores sociales desposeídos de la sociedad chilena de principios del siglo xx.

Tomando en cuenta esta experiencia, Fernando Venegas añade que la experiencia de Víctor Domingo Silva “tiene esa capacidad de explicar parte importante del trasfondo histórico de la primera mitad del siglo xx chileno”.

Golondrina de invierno

Cuando el campo era “despreciado” como temática a retratar en la literatura, surge en Hispanoamérica un movimiento asociado a las letras nacionales que deja de lado ese privilegio por describir la ciudad como escenario de la novela: el Criollismo.

Destaca en ese período Alberto Blest Gana, quien suma en su obra la preocupación por el campesinado. Pero fue recién a comienzos del 1900 que el Criollismo entra en su apogeo cuando se incorpora -en Chile -al “huaso” como personaje; se narra la lucha del hombre por dominar la tierra, el mar, la naturaleza; y se pretende hacer de la “chilenidad” un valor universal, con un lenguaje propio de los grupos sociales que se pretende mostrar.

El Criollismo se enmarca en el Naturalismo. Afirmar que esta última corriente literaria es el fiel reflejo de la realidad, tal cual una fotografía, resulta no del todo verdadero, pues es el autor quien elige qué mostrar y eso ya transforma el relato en una opción particular con una mirada completa.

En Golondrina de invierno nos encontramos con el mundo campesino durante el verano, época en que la alta sociedad santiaguina llega al campo a vacacionar. En ese encuentro de dos mundos es que “Antonio” conoce a “Graciela” y se enamora perdidamente, como nunca antes pensó hacerlo, sin imaginar que para ella era solo un pasatiempo estival.

“El encuentro que he tenido? – ¿Sí? -Dicen que es de buen aguero toparse en el camino con un curcuncho; pero yo creo que es mejor encontrarse con un puñado de buenas mozas”.

La descripción del campo, a través de un narrador omnicinte (es decir nadie cuestiona su plabra y no queda espacio para la interpretación del lector) se da el tiempo para describir las costumbres del campo, con sus comidas típicas, animales y plantas. Crea una ambientación que traspasa el papel con sabores y aromas.

“Un vientecillo mafianero traía hasta ellos las fragancias del jardín y del huerto, Y entre todas, como la nota dominante de una orquesta. las del rosal que circundaba el patio con una doble hilera de verde coronada de rojos pompones infinitamente variados. – ¡Qué preciosidad! – dijo Graciela con un gesto acariciador”.

Los personajes del campo son “Antonio” y “Anita”, dos hermanos que han debido sufrir la pérdida de sus padres a temprana edad. Por su lado, los visitantes son gente de política, en donde el paseo al campo es una escapada para pensar en la carrera senatorial del padre de “Graciela”.

“Don Javier seguía con Jaquín deshilvanando su eterna madeja electoral que representaban Los Rosales y Painahuen. Quizas le conviniera, para el próximo período, aceptar la candidatura a Senador por la provincia. Don Javier era viudo, y, con suscincuenta años, gozaba de excelente salud. Pertenecfa a las Alas del partido liberal histbrico, de ese partido que ha dado tantos supremos magistrados a la República. La polltica constitufa para él un nobillsimo deporte, un ejercicio que ponía en actividad todas sus facultades”.

El choque con la ciudad

La segunda parte de la novela traslada al protagonista a Santiago, quien inocente –llega a conmover al lector- cree en el amor de Graciela y viaja a buscarla. Es en la capital donde se golpea en la realidad y hace patente que su vestimenta, modales y forma de hablar chocan con la socialité.

Episodio especial es cuando en medio del dolor del desprecio decide ir al teatro a ver Fausto y en sueños la obra de Wolfgang von Goethe se entremezcla con la realidad, llevando a “Antonio” a un sopor en las tinieblas del infierno.

El choque entre la capital y el campo es necesario para comprender las diferencias y hacerle al lector una “pintura” real de las diferencias que viven los hacendados con los personajes de alta alcurnia.

Tanto el Realismo como el Naturalismo han buscado recrear el mundo que rodea al escritor. Puede afirmarse que es en España donde se encuentran la mayor cantidad de “versiones” de las formas de narrar, desde mostrar la vida del campesinado, a retratar a través de los recuerdos el paso de una época (como sucede en Cinco horas con Mario de Miguel Delibes).

En España, el Realismo causó escozor entre las elites, por lo cual la astucia del escritor fue fundameal para evitar la censura. En Chile, la corriente mostró de manera cruda y certera la realidad del minero de carbón, del trabajador de la tierra, de la mujer y su obligada obediencia marital. Testimonios narrativos que hoy nos permiten conocer y entender el pasado desde la literatura, forma ajena al estricto orden del historiador.

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