En medio de un año internacional que se inició con crisis múltiples, y una guerra en Europa cuyas esquirlas ya impactan en nuestro patio, tiene sentido hablar de procesos de construcción de confianza, de diálogo político y de unidad latinoamericana.
Es lo que tuvo lugar en el reciente seminario del Grupo de Mujeres Construyendo Amistad Vecinal. La expositora central, María del Carmen Almendras, ex Vicencanciller de Bolivia -y el panel de comentaristas- desmenuzaron en sus intervenciones razones y sin razones del deteriorado estado de la integración regional. También, alumbraron desde un análisis crítico y feminista los derroteros a partir de los cuales es posible ampliar el prisma del interés nacional.
Hay a lo menos tres razones para relevar la importancia de este espacio de diálogo político. En primer lugar, fue un significativo intercambio de ideas sobre la coyuntura regional latinoamericana y en particular sobre las relaciones entre Chile y Bolivia. En segundo lugar, porque este tipo de encuentros constituyen un genuino esfuerzo por diversificar los parámetros a partir de los cuales se analiza la política exterior. Por último, su interés también radica en la sintonía con el nuevo ciclo político que se inicia en Chile, cuyo gobierno entrante ya muestra una clara opción por fortalecer las relaciones con el entorno regional y por transversalizar la perspectiva de género en el desarrollo de su programa.
La expositora boliviana sistematizó un diagnóstico bastante compartido sobre el estado de la integración suramericana. Aunque no siempre se advierte con tanta claridad la crítica que formula a la marcada sobre ideologización y al arraigado concepto westfaliano de defensa de la soberanía, anclado en visiones sesgadas y con poco foco en el futuro. Muy importante fue el aporte a una hoja de ruta que propone desestimar el énfasis en las dificultades para apalancar las complementariedades; privilegiar ejes de convergencia y conectar redes de intereses. La Excanciller se mostró partidaria de elaborar una agenda de urgencias, entre las que situó las migraciones. Este tema requiere coordinación entre los gobiernos y actores locales transfronterizos, muy especialmente aplicar medidas que contemplen los derechos humanos y la seguridad de todas las personas.
Respecto a los vínculos bilaterales, Almendras fue muy directa cuando sostuvo la necesidad de replantear una relación integral basada en el cultivo de la confianza y en las demandas de nuestras comunidades, sin soslayar el capítulo marítimo, o el abordaje de los temas hídricos. También instó a analizar otros asuntos polémicos, como el impacto de políticas neoliberales en nuestras economías; la importancia de consensuar posturas comunes anti extractivistas, o la posibilidad de proyectos conjuntos que den valor a nuestros recursos naturales. Por ejemplo, el litio.
Al aludir a la necesidad de un cambio de paradigma para enfocar la política exterior, la expositora afirmó que la narrativa hegemónica androcéntrica ha instalado una visión de fuerza y “suma cero”, de vencedores y vencidos, en tanto las mujeres no han hecho parte de ese relato. Ellas han sido marginadas, descritas e interpretadas, dijo, aludiendo a diversas investigaciones que se proponen rescatar el rol de las mujeres en la historia. Por ello es imprescindible reconstruir el pasado femenino, no para un curso separado de la historia sino para que esta se enriquezca con el protagonismo de hombres y mujeres. En perspectiva está la búsqueda de un nuevo paradigma que cambie el andamiaje de mitos y creencias; que se instale como un elemento transformador de la propia conciencia femenina. “Es un proceso decisivo de nuestra emancipación”, subrayó.
Entre las comentaristas de Argentina, Perú y Chile hubo consenso en que los compromisos asumidos por los gobiernos para enfrentar las actuales encrucijadas del desarrollo resultan ineficientes. Se argumentó que es necesario recuperar el paradigma de la complejidad y hacerse cargo de que nuestros países presentan realidades multiétnicas. Se abogó por introducir enfoques interseccionales que se sitúen en la diversidad territorial y tengan presentes a actores sociales tradicionalmente ausentes en las decisiones de política exterior. Las panelistas hablaron de interpelar formas patriarcales de hacer política para ampliar el diapasón del interés nacional y recuperar buenas prácticas de relaciones vecinales. Se exhortó a desconcentrar y democratizar la toma de decisiones: se habló de política exterior feminista y de democracia paritaria.
Y no es retórica. El conversatorio “Mujeres, Historia y Futuro de la Integración Vecinal” es el tercero que realizan las convocantes, que forman parte de la Red Internacional de Mujeres de América Latina y de El Caribe (RIMLAC). Desde este espacio han llamado a desestimar hipótesis de conflicto entre países limítrofes, a promover y articular diálogos políticos y dinámicas de integración, “con sentido de urgencia y con esperanza”.
El acompañamiento académico ha sido fundamental para emprender esta iniciativa que contribuye a la construcción de una política exterior feminista. Destaca el aporte del Instituto de Estudios Internacionales (IEI) de la Universidad de Chile, al que se suma, la Red de Académicas sin Fronteras que encabeza la Universidad Santo Tomás de Arica; el Centro de Estudios Superiores de la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba, Bolivia y el Centro de Estudios de Relaciones Internacionales y Medio Ambiente (CERIMA) de la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.
Por María Inés Ruz
Integrante de la RIMLAC y del Foro Permanente de Política Exterior (FPPE)