Coyuntura Nacional. ¿Diálogo en las aguas revueltas del desastre?

por La Nueva Mirada

Uno de los muchos pecados de Sebastián Piñera es su grandilocuencia. Busca bautizar sus iniciativas con nombres rimbombantes. Mucho más grandes que sus contenidos. “Tiempos mejores”, – “clase media segura”, “Acuerdo nacional para enfrentar la emergencia y reactivar la economía” Llamados que no superan un slogan publicitario.  Uno más de las muchos a los que el mandatario es tan proclive.

Ahora es un angustiado llamado al diálogo – que siempre debería haber existido – a los partidos de la oposición, para enfrentar la emergencia y la reactivación.  Un diálogo necesariamente acotado, algo tardío, que debiera enfrentarse de buena fe, con apertura a escuchar y considerar distintos puntos de vista, buscando consensuar un plan para enfrentar la aguda emergencia sanitaria, su devastador impacto social y la desafiante reactivación económica.

La palabra diálogo parece compleja incluso al interior del oficialismo, a la luz del enervamiento del timonel de RN, Mario Desbordes, ante la resistencia del titular de Hacienda de incorporar a la conversación la condonación de deudas por el CAE que afecta a miles de exestudiantes que se habrían favorecido por la gratuidad en los últimos años. 

La palabra diálogo parece compleja incluso al interior del oficialismo

Entonces, más allá de los excesos verbales del mandatario, el desafío coyuntural está lejos de un acuerdo nacional, que debería incluir no sólo a los desacreditados partidos políticos sino también actores sociales tan relevantes como los trabajadores, organizaciones de la sociedad civil, autoridades académicas, gremios, grupos de economistas que han realizado fundadas y contundentes propuestas de gasto fiscal y diferentes organizaciones empresariales, asumiendo las demandas ciudadanas que quedaran de manifiesto con el estallido social desde octubre pasada y agudizadas por la actual crisis sanitaria.

Con todo, los partidos de oposición tuvieron más de una dificultad a la hora de aceptar esta invitación al diálogo, que no todos aceptaron. Es más que evidente que al aceptarla están asumiendo el riesgo y costo por una eventual manipulación publicitaria y aprovechamiento político del gobierno. Pero en tiempos excepcionales aquel riesgo parece marginal cuando aumentan los muertos y el hambre.

El domicilio natural para el diálogo es el parlamento, asumiendo que un eventual acuerdo considere el aporte de los diversos sectores sociales ya mencionados. Más allá de la obviedad de los interlocutores oficiales importa la magnitud de los recursos involucrados – con la cuestionada billetera sobreprotegida pese a las reservas existentes – por el titular de Hacienda. Y, en ese contexto, establecer las prioridades del gasto y la fuente de los recursos.

Se caen todas las proyecciones sanitarias, económicas y sociales frente a la crisis

Existe un creciente consenso, incluso al interior del propio oficialismo, que los recursos actualmente comprometidos para enfrentar la emergencia son del todo insuficientes, en referencia al desarrollo de la pandemia y el impacto económico y social que genera.

Fue el propio ministro de Salud el que se vio obligado a reconocer que sus proyecciones iniciales se habían derrumbado “como un castillo de naipes”. Chile es el tercer país, después de Brasil y Perú, con la cifra de contagios más alta de la región, superando las 100.000 personas, y la mayor tasa de letalidad por millón de habitantes. Y aún no se llega al peak de la pandemia.

No sólo se han derrumbado las proyecciones sanitarias sino también las económicas y obviamente las sociales, como candorosamente admitiera el ministro Mañalich, al reconocer que no había dimensionado adecuadamente los niveles de pobreza y hacinamiento que existen en el país.

El gobierno asumió medidas de protección social en base a proyecciones que se han visto largamente superadas por lo realidad. Nacieron cortas y se han quedado aún más cortas a la luz de la proyección de los contagios, el fuerte impacto social y la crisis económica en desarrollo. Nadie se imagina que la emergencia se superará en los próximos dos o tres meses. Aún se discute si la reactivación económica será rápida (V), pausada (U) o lenta (L).

Insistentemente, grupos de economistas, agrupaciones académicas y profesionales, dirigentes opositores (entre ellos el senador Carlos Montes) han sostenido fundadamente que las medidas de protección social implementadas hasta ahora por el gobierno son mezquinas y del todo insuficientes para enfrentar la emergencia y que el país está en condiciones de hacer un esfuerzo muy superior para asegurar una subsistencia digna a los sectores más vulnerables – que también incorpora a grupos medios y profesionales agudamente golpeados – más resistido por reservas ideológicas y políticas que por recursos y reservas a las cuales recurrir. Si ahora no, ¿cuándo?

más resistido por reservas ideológicas y políticas que por recursos y reservas a las cuales recurrir. Si ahora no, ¿cuándo?

Una postura que se ha estrellado con la tozudez del gobierno y su ministro de Hacienda, que ha sostenido que no se pueden comprometer todos los recursos de una vez, en prevención de nuevas contingencias.

El grupo de economistas convocado por la presidenta del Colegio Médico, Izka Siches, sostuvo que el Estado debía disponer de cerca de 12.500 millones de dólares para enfrentar la emergencia social y sanitaria. Una cifra bastante superior a lo comprometido por el Ejecutivo.

 Andrea Repetto, directora de Espacio Público y una de las economistas convocada por el Colegio Médico, ha enfatizado que “a estas alturas hay bastante acuerdo de que el Ingreso Familiar de Emergencia, aprobado tras el veto presidencial, se ha quedado corto no tan sólo en su monto sino también en la cantidad de beneficiarios, además que es un aporte decreciente en los tres meses contemplados”.

La caída de 14,1 % del IMACEC del mes de abril superó las proyecciones más pesimistas de los agentes económicos y del propio gobierno. En palabras del ministro de Economía, Lucas Palacios “estamos entrando en la noche más oscura, más larga y más fría”. Por su parte, el Presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, Juan Sutil, proyecto una caída aún más pronunciada para el mes de mayo, en torno al 20 %-

Lucas Palacios “estamos entrando en la noche más oscura, más larga y más fría”.

Un plan para la emergencia y la reactivación económica

En el referido contexto surgen las exigencias para una nueva respuesta que enfrente la emergencia sanitaria y social, así como la reactivación económica.

Un acuerdo más que desafiante y exigente para el que se ha establecido el plazo de 15 días que corren a la par de complejas evidencias.

El problema no es fundamentalmente de recursos, aunque son cuantiosos. Aun el país dispone de fondos soberanos ahorrados para las emergencias como la que hoy enfrentamos. Y está en condiciones de endeudarse a tasas bastante bajas.

El problema no es fundamentalmente de recursos, aunque son cuantiosos. Aun el país dispone de fondos soberanos ahorrados para las emergencias como la que hoy enfrentamos. Y está en condiciones de endeudarse a tasas bastante bajas.

 Siempre existe el recurso de reasignaciones presupuestarios en ítems que no se ejecutarán o que se pueden postergar. Incluso se ha insinuado una moratoria por dos años en gastos en Defensa.

 Se puede recurrir a nuevos tributos a los sectores de máximos ingresos, como ha propuesto un grupo de parlamentarios de oposición, con un impuesto de 2.5 % a las grandes fortunas, por sobre los 22 millones de dólares.

Todo ocurre en un contexto donde el impacto mediático es propicio para campañas de apoyo del tipo de la insinuada por Mario Kreutzberger, Don Francisco, en una reciente columna de opinión. Una solidaridad que más allá de las pantallas – empleadas abusivamente por la Primera Dama y otras autoridades en la muy abortada entrega de modestas canastas familiares – ha nacido espontáneamente en miles de chilenos que han concurrido a apoyar las ollas comunes que proliferan en el país, o a los inmigrantes en carpas frente a sus embajadas o consulados demandando una urgente repatriación, pero que, con una adecuada convocatoria, puede movilizar millones de voluntades para contribuir a un gran fondo de solidaridad frente a la emergencia.

empleadas abusivamente por la Primera Dama y otras autoridades en la muy abortada entrega de modestas canastas familiares

El gran problema es dimensionar  el verdadero impacto social de la emergencia que puede prolongarse meses sino años que tome la reactivación económica. Y fijar adecuadamente las prioridades.

Sin lugar a dudas, la primera prioridad es combatir el hambre y extrema necesidad que hoy sufren las familias más vulnerables. Las cajas de alimentos que hoy entrega el gobierno (¿por única vez?) es apenas un pobre e insuficiente paliativo para enfrentar este flagelo. Más de un millón y medio de personas han perdido sus empleos o han sido suspendidos. Miles de trabajadores independientes, por cuenta propia, se ven impedidos de desarrollar sus actividades. Entre ellos los inmigrantes, que viven hacinados, sin redes de apoyo y sin posibilidades de ganarse la vida.

Más de un millón y medio de personas han perdido sus empleos o han sido suspendidos. Miles de trabajadores independientes, por cuenta propia, se ven impedidos de desarrollar sus actividades.

Pero no tan sólo  los sectores más vulnerables han sufrido los impactos de esta verdadera pandemia social que hoy enfrenta el país. Son miles los profesionales que han perdido sus empleos o han visto dramáticamente recortados sus ingresos. Cientos de miles de pequeñas y medianas empresas que han debido cerrar, han perdido su capital de trabajo, han debido cerrar y hoy enfrentan la quiebra

También empresas más grandes anuncian serios problemas de liquidez e incluso de viabilidad futura y hoy demandan ayuda del Estado. Muchos empresarios están hoy en día preocupados por la compleja situación de liquidez que enfrentan algunas de esas grandes empresas. Entre ellas LATAM, que originalmente era una empresa nacional pero hoy forma parte de un holding internacional domiciliado en un paraíso fiscal.

Parece razonable la inquietud por ayudar a empresas estratégicas que estén en dificultades verificables y no necesariamente a sus dueños. Sea porque generan empleos y riqueza al país, producen productos esenciales o hacen aportes indispensables al desarrollo. Todo el tema es cómo se priorizan las ayudas y la forma como se materializa. La manera como se ayudó a la banca en la crisis de los 80 (deuda subordinada) es una fórmula. El modelo como Alemania salió a auxiliar a Lufthansa es otra.

La manera como se ayudó a la banca en la crisis de los 80 (deuda subordinada) es una fórmula. El modelo como Alemania salió a auxiliar a Lufthansa es otra.

Gastar todo lo que sea necesario. Luego se discutirá quién paga la cuenta

Gastar todo lo que sea necesario. Luego se discutirá quién paga la cuenta

Ciertamente el impacto económico y social de la crisis sanitaria y del estallido social que la precedió es muy profundo y aún puede empeorar. Más que fijar un tope de gastos, que depende de la extensión y profundidad de la crisis, vale dimensionar la magnitud del esfuerzo que el país puede asumir para enfrentar la emergencia, fijar adecuadamente las prioridades y gastar todo lo que sea necesario como posible para superarla y reactivar la economía sin cerrar los ojos a las precariedades sociales que una vez más quedan al desnudo.

La consigna pareciera ser “no fijarse en gastos”, como diría no tan sólo el compadre de Condorito, sino como han recomendado las propias autoridades financieras internacionales (con la recomendación de guardar los recibos).

En su momento se verá quién paga la cuenta, esperando que no sean, una vez más, los sectores más vulnerables.

En su momento se verá quién paga la cuenta, esperando que no sean, una vez más, los sectores más vulnerables.

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