El libro recién presentado indaga en el acontecer económico del país, desde el arribo de los Chicago Boys y su incidencia en la instalación del extremo neoliberalismo chileno, hasta sus efectos prolongados ya acaecido el triunfo del No en 1990.
La obra del calificado académico y economista Enrique Román, de reconocida trayectoria profesional y como consultor de ministerios de Economía en Chile, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia y Perú, es el primero de tres volúmenes que apuntan documentadamente a caracterizar los rasgos distintivos del modelo neoliberal instalado tempranamente en nuestro país, aportando elementos conceptuales y empíricos en la perspectiva de su efectivo desmontaje y superación.
El Volumen I (serán tres) fue presentado por Editorial Cuarto Propio en un evento que contó con exposiciones de la constituyente Lisette Vergara, la diputada (CS) Gael Yeomans y del nuevo director del Servicio de Impuestos Internos (SII), Hernán Frigolett. La obra aborda un análisis histórico del surgimiento del neoliberalismo, así como de su proceso de introducción en Chile, incorporando un detallado recuento de la implementación progresiva del programa neoliberal, primero en versión monetarista y, luego de la explosiva crisis de la economía en 1982, del despliegue de una nueva versión que el autor define como “neoliberalismo post monetarista”, el cual sentaría las bases de lo que a partir de 1989 se denominó Consenso de Washington, un decálogo de política que, en el resto del mundo se identifica con el neoliberalismo, en tanto en Chile sus contenidos se asocian con el programa económico implementado, en importante medida, por la centroizquierda los últimos treinta años.
En sus 400 páginas este primer tomo de Enrique Román aborda un análisis histórico y a la vez conceptual de lo que se debiera entender como Neoliberalismo: un programa extremadamente ambicioso de transformación social, que posee elementos ideológicos y de política, así como una propuesta de gobernanza afincada en los mercados de la región. Un programa que, en el caso chileno, asumió formas autoritarias y políticamente excluyentes, incluso ya superada la dictadura, incidiendo y capturando en aristas más que relevantes a cosmovisiones ideológicas, movimientos políticos, agentes sociales y actores económicos que, históricamente lo habían confrontado. Y, sin embargo, tras la crisis de los Estados de Bienestar y el colapso del llamado “campo socialista”, se mostraron impotentes de desafiarlo, sea por orfandad ideológica o el precario vínculo entre los movimientos políticos y las fuerzas sociales que habían sido los más duros adversarios del sistema dominante desde inicios de los años treinta del siglo pasado.
Una indagación más que oportuna para desnudar la esencia de lo que a partir de 1989 se denominó Consenso de Washington, un decálogo de política que, en el resto del mundo se identifica con el neoliberalismo, en tanto en Chile sus contenidos se asocian aún con rasgos esenciales del programa económico implementado por la centroizquierda durante las últimas tres décadas.