La excepcional película de Jane Campion, nominada a 12 Oscar, entre ellas al mejor actor principal y a la mejor directora, se sale de la regla con una historia diferente que se centra en lo que le sucede a un protagonista cruel y machista. Esta singular historia de vaqueros, inspirada en una novela de Tom Savage, le ha valido a la realizadora críticas de parte de actores de la industria que insisten en reforzar la existencia de un cine clásico sobre el Lejano Oeste.
Reconozco que hace mucho tiempo que no veía cine. Digo ver porque no es lo mismo sentarse a hacer cualquier cosa escuchando, a medias, una película en la televisión, que observar detenidamente un filme y apreciarlo. Ahora lo pude hacer y logré ver “El poder del perro” (2021), una extraordinaria cinta de la neozelandesa Jane Campion que cuenta con 12 nominaciones a la próxima entrega del Oscar, entre ellas al mejor actor principal y a la mejor directora. Comencé a observarla y al principio la encontré un poco lenta, sin saber hacia dónde se podía dirigir. Poco a poco me enganché y cambié la mirada.
Mi experiencia comentando cine hace años en un medio nacional reflotó y pude ver el desarrollo de un western que narra la historia de dos hermanos, dueños de un rancho en Montana, muy distintos entre sí: Phil (Bennedict Cumberbatch) es un vaquero sucio, cruel, machista y George (Jesse Plemons), un hombre formal y moderado que parece no despeinarse nunca. El punto de quiebre se encuentra cuando George decide casarse con Rose (Kirsten Dunst), una viuda que tiene a Peter (Kodi Smit-Mc-Phee), un hijo adolescente que en este rudo ambiente es catalogado de afeminado porque no usa botas y prefiere confeccionar flores de papel para adornar los comedores donde se alimentan los vaqueros. Con estos antecedentes, de inmediato comienzan los contrastes entre el carácter rudo de Phil, la moderación de George y la llegada al rancho de Rose y Peter.
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Prefiero llegar hasta aquí con la trama, sin ahondar demasiado para que no se generen spoilers sobre la película y los lectores que no la han visto, la miren con ganas y la disfruten. Me gustaría, eso sí, profundizar en la atmósfera turbia de este western oscuro, amparado en el dolor y la deshonra, donde el eje principal de la trama es Phil. La hostilidad y el tratamiento de la masculinidad de parte de este personaje, interpretado magistralmente por Cumberbatch, muestra la piel dura de un ganadero despiadado al que le gusta en extremo su trabajo en terreno y hacer sufrir a los que lo importunan. Cuentan que el actor británico no se bañó en dos semanas para personificar a Phil, lo que verdaderamente se nota en el aspecto sucio y desgreñado de un hombre que, a simple vista, parece odiar el jabón y al mundo que lo rodea. Para mi gusto, por lejos, Cumberbatch debería ser el fijo ganador del Oscar al mejor actor porque entrega una interpretación fuera de lo común, convincente, plena de matices, colores y secretos.
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La película -inspirada en una novela de Tom Savage, escrita en 1967 y ambientada en 1925- tiene un giro de tuerca narrativo que llama la atención y sorprende a todo aquel que espera el desarrollo de un clásico filme del Oeste Americano. Esta visión diferente, analizada desde un mundo con pocas contemplaciones, propio de la directora Jane Campion (“La lección de piano”, “Un ángel en mi mesa”), le han merecido a la película críticas de actores de clásicos filmes de westerns como Sam Eliott (“Tombstone”). El actor de los bigotes gruesos ha dicho con todas sus letras que para él la película es una mierda. “¿Qué cojones sabe esta mujer -que por cierto es una gran directora, me encantan sus anteriores trabajos-, pero qué cojones sabe esta mujer de Nueva Zelanda sobre el Oeste Americano? ¿Y por qué cojones rueda esta película en Nueva Zelanda y dice que es Montana en plan «Así eran las cosas»? Eso me molestó muchísimo”, dijo el experimentado actor en una entrevista.
Humildemente creo que Sam Eliott no entendió nada de “El poder del perro” porque, si bien es cierto que la película se filmó en Nueva Zelanda y el paisaje no es calcado a Montana, se trata de una historia de ficción que cuenta con una fotografía y un guion de características sobresalientes, donde predominan los espacios naturales y el valor del silencio. El filme muestra, sin temor, el retrato de vidas humanas con encuentros y desencuentros. La venganza, la rudeza y los profundos tonos de personajes que se hunden en medio de una atmósfera agreste, demuestran que el destino no siempre está claramente escrito y a veces puede entregar espacios propicios para que la luz aparezca al fondo del túnel.