La autora se enfrentó a la muerte durante toda su vida haciendo de esta temática el hilo conductor de su más famosa obra, Frankenstein o el moderno Prometeo.
¿Qué tuvo que vivir Mary Shelley para crear Frankenstein, la historia de un científico obsesionado con volver a la vida a los fallecidos? No es un secreto que la muerte fue una constante para la escritora, partiendo por la más importante de todas, la de su madre cuando ella tenía solo 10 días de nacida.
Para comprender la naturaleza de Mary Shelley es primordial adentrarnos en el universo de su madre, mujer revolucionaria intelectual que sucumbió ante lo que ella misma proponía, la libertad e igualdad entre mujeres y hombres.
Mother Mary
Creció viendo como su padre golpeaba a su madre, yendo de un lado para otro y sometida a la inestabilidad económica. Su personalidad poco sumisa la llevó a enfrentar en más de una ocasión la violencia intrafamiliar costándole la fama de no ser la “mujer que se espera”. Mary Wollstonecraft nació en un tiempo equivocado -1759-, pero que la llevó a ser considerada la primera filósofa feminista.
El convertirse en intelectual llegó gracias a la amistad que entabló con Jane Arden, quien venía de una familia de filósofos. Gracias a que la acogieron como una mas comenzó a dar clases, espacio donde planteaba que el respeto y la racionalidad por el ser humano debe ser igualitaria y no importar el sexo.
Mary Wollstonecraft comenzaba a hacerse un nombre cuando conoció a Fanny Bloom, quien sería “la encargada” de mostrarle que el futuro no tenía por qué ser el de esposa, madre y devota; pues la rebelde posibilidad de convertirse en escritora y pensadora era una opción.
Juntas fundaron una escuela en Newington Green con el fin de dar opciones de educación a las mujeres; pero la mala salud de Fanny Bloom la obligó a trasladarse a Portugal en búsqueda de un mejor clima, dejando sola a Mary. Sin embargo, el golpe de soledad que la llevó a “huir” a Irlanda fue la muerte de su amiga cuyo cuerpo frágil no soportó dar a luz a su bebé.
Relato nacido del dolor profundo
La muerte le llegó como un mazazo y en Irlanda cambió de rumbo. Encontró trabajo como institutriz en casa de Lord Kinsborough, pero sus ideas liberales no son bien recibidas. No obstante la razón de su despido fue un escándalo que remeció a la alcurnia, pues habría tenido un romance con el hijo adolescente de la familia -un joven mucho menor que ella-.
Entonces decide regresar a Londres, en donde un editor, Joseph Johnson publicará sus primeros escritos, novelas, artículos y después su Vindicación de los derechos del hombre, a la que, en 1792 seguirá Vindicación de los derechos de la mujer, libro escandaloso para la época ya que habla de la igualdad entre hombres y mujeres.
El intelectual y revolucionario inglés, Thomas Payne, fue quien animó a Wollstonecraft a escribir Vindicación de los derechos de la mujer, obra que tardó solo seis semanas en escribir y que ha trascendido cientos de años a su publicación. Según la escritora Rosa Cobo Bedia, si bien el texto puede tener un estilo literario “poco cuidadoso (…) y panfletario, debe ser defendido por muchas y variadas razones: la defensa de la unidad de la especie y, como consecuencia, de la igualdad entre los géneros, la lucha radical contra los prejuicios, la exigencia de una educación igual para niños y niñas, la reclamación del derecho de ciudadanía para la mujer”.
Lo interesante es que Wollstonecraft se enfrenta a los prejuicios, valores morales y costumbres de finales del siglo XVIII, enfrentándose a lo que consideraba injusto y despótico. “Usa la razón como instrumento crítico contra los prejuicios que impiden la emancipación de las mujeres”, añade Rosa Cobo Bedia.
Así pues, me aventuraré a afirmar que hasta que no se eduque a las mujeres de modo más racional, el progreso de la virtud humana y el perfeccionamiento del conocimiento recibirán frenos continuos. Y si se concede que la mujer no fue creada simplemente para satisfacer el apetito del hombre o para ser la sirvienta más elevada, que le proporciona sus comidas y atiende su ropa, se seguiría que el primer cuidado de las madres o padres que se ocupan realmente de la educación de las mujeres debería ser, si no fortalecer el cuerpo, al menos no destruir su constitución por nociones erróneas sobre la belleza y la excelencia femenina; y no debería permitirse nunca a las jóvenes asimilar la noción perniciosa de que un defecto puede, por cierto proceso químico de razonamiento, convertirse en una excelencia.
(Vindicación de los derechos de la mujer)
Víctima de sus ideas
Cuando conoció al pintor Henry Fusely cayó perdidamente enamorada, sin importarle las condiciones del idilio ni las consecuencias. Es por ello que la escritora, desesperada porque su amante estaba casado, llega a proponerle a él y a su esposa que vivan libremente en un triángulo amoroso…
No solo la esposa engañada se escandalizó sino que también Henry, por lo que decidió terminar la relación. No conforme con ello –no se sabe claramente cómo ni quien fue el responsable- se corrió la voz de la “idea degenerada” que tuvo Mary Wollstonecraft por lo que fue humillada públicamente, lo que la llevó a radicarse en París.
La capital francesa le interesaba por la revolución que comenzaba a germinar. En medio de la vorágine llegó a sus manos un documento de Charles Maurice de Talleyrand-Périgord en el que se sugiere que las mujeres mantengan su nivel educacional a nivel doméstico. Obviamente no pudo –ni quiso- ignorar el texto y respondió con Vindicación de los derechos de la mujer, obra que hoy se considera precursora del feminismo a nivel mundial.
El texto “Mary Wollstonecraft, la primera filósofa feminista de la historia”, del colectivo Filosofía&Co, plantea que Wollstonecraft realiza una apuesta por una feminidad distinta, “consciente de su capacidad racional y voluntad de controlar sus emociones, de modo que la mujer alcance una nueva posición en la sociedad y las relaciones, basadas en el compañerismo y el respeto”.
Y es precisamente este planteamiento el que Mary no logra llevar a su vida diaria. El amor nuevamente la trastornó y esta vez el responsable fue el revolucionario y veterano de guerra Gilbert Imlay, con quien vivió una pasión descontrolada que la llevó a embarazarse de su primera hija, Fanny (llamada así en honor a su amiga fallecida) y a fingir un matrimonio para evitar el escarnio público de ser madre soltera.
Mary idealizó a Gilbert y dejó de lado todo lo que era y había conquistado, convirtiéndose en una maternal ama de casa comprometida con su familia. Pero esta “nueva mujer” terminó con el poco amor que él sentía, abandonándola lentamente a ella y a la niña.
Celosa en extremo, Mary debía comprobar si Ilmay tenía una amante. Con la –absurda- idea de recuperarlo, lo siguió desde Francia a Inglaterra consiguiendo dos cosas: ser humillada y enterarse que una nueva mujer ocupaba su lugar.
Lamento que las mujeres sean sistemáticamente degradadas al recibir las atenciones insignificantes que los hombres consideran varonil otorgar al sexo, cuando en realidad apoyan insultantemente su propia superioridad. No es con descendencia doblegarse ante un inferior. De hecho, estas ceremonias me parecen tan ridículas que apenas puedo contener mis músculos cuando veo a un hombre lanzarse a levantar un pañuelo con solicitud ávida y seria o cerrar una puerta, cuando la dama podía haberlo hecho con moverse un paso o dos .Un deseo salvaje ha fluido de mi corazón a mi cabeza y no lo reprimiré aunque pueda excitar carcajadas. Deseo honestamente ver cómo la distinción de los sexos se confunde en la sociedad, menos en los casos donde el amor anime la conducta. Porque estoy completamente convencida de que esta distinción es el fundamento de la debilidad de carácter atribuida a la mujer; es la causa por la que se niega el entendimiento, mientras se adquieren dotes con cuidadoso esmero; y la misma causa hace que prefiera lo elegante a las virtudes cívicas.
(Vindicación de los derechos de la mujer)
Pastillas, al vacío y renacer
Un tercer escándalo amoroso en su vida llevó a Mary a querer terminar con su vida. Fue Imsay quien la salvó de una sobredosis y tuvo un fallido salto al vacío. Por supuesto la sociedad se hizo eco de la noticia y nuevamente fue la comidilla de la alcurnia. En medio del huracán escribe: “Solo tengo que lamentar que, cuando la amargura de la muerte había pasado, fui inhumanamente traída de vuelta a la vida y la miseria. Pero tengo la firme determinación de que esa decepción no me desconcierte; no dejaré que lo que fue uno de los actos más calmados de mi razón quede como un intento desesperado. En lo que a ello respecta, solo tengo que rendir cuentas a mí misma”.
Tras recuperar fuerzas vuelve a la persecusión de Imsay embarcándose en un viaje por Escandinavia, y si bien su plan no resultó, si dio vida al libro Cartas escritas durante una breve estancia en Suecia, Noruega y Dinamarca, publicado en 1796 y que la llevó a encontrar nuevamente el amor junto al filósofo anarquista William Godwin.
“Si alguna vez hubo un libro hecho para que el lector quedara enamorado de su autor, para mí es este. Ella habla de su dolor de un modo que te llena de melancolía y te deshace en ternura, al mismo tiempo que demuestra una genialidad que inspira una gran admiración”. Así definió Godwin lo que le provocó el texto de Mary que lo llevó a caer rendido ante ella.
Ya siendo novios vivían en casas separadas pues se suponía que Mary era casada. Nuevamente encinta la pareja tuvo que enfrentar una disyuntiva: ser víctimas del escarnio por tener una relación inmoral o casarse y dejar en evidencia que la escritora inventó su primer matrimonio. Finalmente, el escándalo no se contuvo y la sociedad de la época volvió a hacer trizas a Mary, pues “indecentemente” se había embarazado dos veces, soltera y de hombres diferentes.
Quizá fue es estrés de saberse en boca de todos; la angustia por amores fallidos acumulados; o el comienzo de un sino trágico, pero tras el nacimiento de Mary –quien sería la reconocida autora de Frankenstein- mother Mary sufre una septicemia pues tras dar a luz se le infectó la placenta. El 10 de septiembre de 1977 la filosofa feminista dejaba en este mundo a un hombre solo a cargo de una niña de menos de dos semanas de nacida.
Destruido de dolor, Godwin quiso homenajear a Mary publicando Memorias de la autora de vindicación por los derechos de la mujer; sin embargo, solo logró hacer mayormente conocidos sus escándalos al revelar detalles íntimos de su vida.
Tras ser repudiada por más de una generación, Mary Wollstonecraft fue reivindicada por las generaciones posteriores, dándole sentido a su frase que marcaría la visión que un ser humano puede tener del bien y el mal:
«Ningún hombre elige el mal porque es malvado; solo lo confunde con la felicidad, con el bien que busca.»
Mary Wollstonecraft