La agenda nacional se encuentra secuestrada por el caso audios y procesamiento del abogado Luis Hermosilla, otrora intocable y todopoderoso profesional consagrado como intermediario del poder y articulador de grandes negocios del empresariado, hoy involucrado en la investigación del “caso audios” (sobre posibles corrupción y soborno, fraude tributario, triangulación de facturas, aceleración de permisos, abusos de poder, manipulación judicial, estafa, lavado de dinero, tráfico de influencias, revelación y uso de información confidencial). Una figura que bien se puede asemejar a la de Expedito -un soldado de la XII Legión romana, muerto el año 303 de esta era por ser un devoto converso en el cristianismo-, reconocido como patrono de las causas urgentes y prolongadas, así como abogado de las causas imposibles, que irónicamente nos recuerda el rol asentado por el profesional detenido y que representa el fin de una cultura decisional consolidada desde el inicio de la transición a la democracia.
¿Éxito y cuestión de fe?
“Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…”, decía el clásico comediante estadounidense Groucho Marx, al filosofar sobre la vida y la política, asentada en valores transables, cambiantes y acomodaticios. Una frase que al mirar con algo de distancia el caso de las 700 mil páginas de whatsapp del abogado Hermosilla, hábil administrador de reservadas redes del poder, calza con el perfil de reconocido y exitista consigliere legal, patrono salvador de las élites en causas de todo tipo, al tiempo que un permanente lobista en las sombras. Una figura que representa en pleno la cultura decisional de la transición – hoy obsoleta por secretismos difíciles de sostener en el ecosistema mediático digital-, con perfil de intocable y ahora caído en desgracia; no obstante, su proceso judicial recién se inicia y aún no se develan todos sus chats, las temáticas y los personajes involucrados.
Así como Expedito fue un santo canonizado por el Vaticano en 1671 y luego descanonizado en 1906 por no probarse del todo su legendaria existencia, Hermosilla inició el tránsito desde la cima de una carrera exitosa al averno del panteón de los condenados mediáticos a priori por la sociedad. No obstante, en el caso del primero, los milagros y devoción en los países de tradición católica siguen presentes reconociéndolo cada 19 de abril -mismo día de la fundación del club de fútbol Colo Colo y del Partido Socialista de Chile-, como el gestor fundamental de los milagros que se piden con urgencia.
El caso en plena investigación incluye comunicaciones que se extienden desde 2019 hasta hoy para revelan un entramado complejo de influencias, favores y posibles ilegalidades que afectan a diversas esferas del poder en el país. Por eso es útil mirar este proceso no solo desde los aspectos jurídicos y políticos del caso, sino también su relevancia sociocultural y su impacto en la percepción pública.
Los nudos de la trama
La filtración de los mensajes de Hermosilla pone de relieve una realidad inquietante: la corrupción y la manipulación dentro de las estructuras de poder, como mencionó el abogado Alberto Precht. La exposición pública de los chats busca desinfectar el sistema al poner en evidencia eventuales prácticas corruptas. Estos documentos revelan cómo el profesional, al parecer, facilitó la aceleración de permisos y el uso de influencias para obtener favores, estableciendo una red de contactos influyentes que atraviesa el poder político, judicial y económico.
El caso ilustra cómo las irregularidades no son solo deslices administrativos, sino prácticas que tienen el potencial de socavar la confianza pública en las instituciones. Se ha cuestionado la legalidad de la defensa de Andrés Chadwick, exministro del Interior, cuyo financiamiento se sospecha que provino de mecanismos de fraude tributario. Las conversaciones también sugieren que los favores políticos se obtienen a través de sobornos y contactos influyentes, reflejando una cultura donde las conexiones y el dinero parecen ser más determinantes que la justicia y la equidad.
Se presenta una serie de presumibles delitos imputados, incluyendo corrupción y fraude tributario. Los chats de Hermosilla revelan esquemas de facturación falsa y pagos sospechosos, planteando serias dudas sobre la integridad del sistema judicial. La situación abre preguntas sobre la capacidad del sistema para abordar de manera efectiva la corrupción, especialmente si los casos son sistemáticamente minimizados o ignorados.
Estocada a la justicia y la democracia
La polémica y las conversaciones incluidas en los chats con el Ministro de la Corte Suprema -antes de su nominación-, Jean Pierre Matus, reportan una crítica más hacia el sistema judicial como tema recurrente en el caso Hermosilla. Existe una aparente ineficacia del sistema para lidiar con la corrupción, sumado a la falta de reformas significativas a pesar de los escándalos previos, como menciona Precht. La esperanza es que este caso no solo sirva para exponer las irregularidades, sino también para impulsar reformas que fortalezcan la independencia judicial y promuevan la transparencia.
El impacto en la democracia es profundo, ya que la corrupción y la falta de transparencia erosionan la confianza en las instituciones. Existe una oportunidad para que las élites y distintos poderes del Estado revisen el sistema político y judicial, promoviendo reformas que prevengan futuras irregularidades y restauren la confianza pública. La relación entre el poder y la corrupción, y cómo esta dinámica afecta la percepción de la democracia, es una cuestión central para entender las aristas e implicancias de esta compleja investigación.
Luis Hermosilla emerge como una figura que encarna la relación entre el poder y la corrupción. Su rol como facilitador y lobbista en las sombras lo posiciona como una pieza clave en la estructura de poder, al igual que un «santo laico» que opera fuera del ojo público. Esta comparación no es trivial; Hermosilla actúa en un papel que, aunque no tiene el carácter moral o espiritual de un santo, cumple una función similar en términos de influencia y poder.
La cultura implícita y lo que viene
El sociólogo francés Pierre Bourdieu, en su concepto de habitus, proporciona un marco útil para entender la influencia del otrora poderoso abogado. El habitus es un conjunto de disposiciones y prácticas internalizadas a través de la experiencia social y que sirven de guía y validan el comportamiento en contextos específicos. En el caso de Hermosilla, su habitus se refleja en su habilidad para maniobrar dentro de las estructuras de poder, utilizando sus conexiones y conocimientos para influir en decisiones clave. Esta internalización de prácticas de influencia y poder demuestra cómo los actores dentro de estas redes operan con una lógica propia que perpetúa su dominio sobre los sistemas políticos y judiciales.
En el gobierno, el ministro de Justicia, Luis Cordero, se refirió a la investigación y la necesidad de aclarar la divulgación de contenidos, conversaciones y chats que puedan realmente reportar delitos respecto de otros que remitan a faltas administrativas o solo a conversaciones privadas. Subrayó la importancia de distinguir entre distintos tipos de comunicaciones y la necesidad de manejar la información con precisión para evitar malentendidos. El titular de Vivienda, Montes pidió revisar si hubo irregularidades en la tramitación de permisos de construcción para Grupo Patio en el proyecto Parque Capital en Lampa (que fue inusualmente rápido). En tanto, el subsecretario de Interior, Manuel Monsalve, recalcó que la única preocupación real del Ejecutivo es que los delitos no sean investigados adecuadamente y en forma imparcial y transparente, para asegurar que la justicia sea aplicada en forma equitativa.
El abogado y doctor en derecho, Pedro Anguita, expresó en radio Bío-Bío que es inusual que Hermosilla haya entregado su teléfono sin hacer una copia previa de la información, en el contexto de una investigación de alto perfil e impacto, donde debe resguardarse la exposición de datos privados cuando no remitan a delitos reales.
La trascendencia de este caso puede tener fronteras aún desconocidas, pero en una reciente columna de The Clinic, el cientista político de la Universidad Central, Marco Moreno expone algunas claves interpretativas, como las redes informales de influencia que, aunque no forman parte de las estructuras oficiales del Estado, tienen un impacto significativo en la política y la economía del país. Esta dinámica subraya el cruce entre el poder formal e informal, donde los circuitos extrainstitucionales juegan un rol crucial en mantener el status quo y evitar o prevenir cambios y transformaciones sociales. Eso es indicativo de un problema más profundo en la democracia chilena: la coexistencia de un poder formal sujeto a escrutinio y un poder informal que opera en las sombras, perpetuando la impunidad y la desigualdad. Superar este desafío, según Moreno, requiere una reforma radical que promueva la transparencia, la rendición de cuentas y una auténtica equidad social, desmontando las redes de poder que actualmente impiden un avance democrático genuino.
Así y todo, con una investigación y proceso judicial en pleno inicio, la figura de Luis Hermosilla arriesga, como San Expedito, terminar simbólicamente decapitado en un acto sacrificial, martiriológico y salvífico que permita a otros expiar sus culpas, pecados y delitos, protegiendo -de paso- que las instituciones sigan funcionando… a su modo.