Era una muchacha menuda y de pelo corto a lo garcon y caminaba alegre y risueña por los inmensos y maravillosos jardines de la Universidad de Uppsala donde, a sus 22 años, estudiaba idiomas nórdicos, griego e historia de la literatura…y junto a ella, un gran anhelo o sueño palabras en las nubes… hoy es la poeta más amada de Suecia. Una verdadera ídola de los amantes de la poesía. Y como Pizarnik, una suicida ad portas de la crisis de los cuarenta.
En tiempos pretéritos, es decir, durante el siglo XX, la sociedad no había acuñado el término lesbiana y las mujeres que preferían sexualmente a las de su propio sexo eran llamadas “amazonas”, eventualmente, sáficas. Y aclaro este punto porque cuando se habla en la historia de amazonas, en general están hablando de mujeres lesbianas, simple y llanamente. Es increíble la cantidad de creadoras en todos los ámbitos de la ciencia y las letras que lo fueron y eso invalida el frecuente argumento de que el lesbianismo es tan solo una moda de hoy que las jóvenes siguen solo para estar acordes con los tiempos.
Eres mi alivio más genuino,
eres mi más sólido refugio,
eres lo mejor que tengo,
más nada duele como tú.
No, nada duele como tú.
Picas como el hielo y el fuego,
cortas mi alma como un acero.
Eres lo mejor que tengo. Karin Boye
Karin Boye la poeta más querida, idolatrada en Suecia, especialmente por las mujeres de todas las edades que habitan este país aparentemente frío como su clima, una poeta que hizo del culto a la belleza, la curiosidad, el espíritu de lucha y el amor por la vida un acto de fe, era bisexual. Karin, fue una mujer inteligente, atrevida y alegre que se destacó tanto como poeta como novelista, ensayista, traductora, feminista y activista política.
Karin, fue pionera en la bisexualidad. Algunos de los poemas de amor de su primer libro Nubes, están inspirados en uno de sus amores juveniles, una de sus compañeras de curso en un liceo privado para niñas. Esta, su ópera prima aborda usando un tono onírico lleno de símbolos los temas más universales de todos los tiempos: la fe, el amor y la naturaleza. Al publicar este poemario de extraordinaria calidad musical y sensibilidad en el lenguaje, la poeta tenía apenas 22 años.
“Yo odio a las mujeres. Te seducen, ¿verdad?, pero luego no te aguantan. Son falsas. Las odio a todas”. Karin Boye
No hay que olvidar que Karin Boye nació con el siglo y que vivió su adolescencia y juventud en un contexto extremadamente violento ya que desde 1914 al 1919 sufrió la sangrienta Primera Guerra Mundial que entre sus estadísticas (que fría es esta palabra) menciona nueve millones de soldados muertos en trincheras, siete millones de civiles muertos (daño colateral, le dicen hoy día) en acciones bélicas y seis millones de muertos de hambre. Como si fuera poco, entre 1918 y 1921 la pandemia de la gripe española mató entre 40 y 50 millones de personas. Una de las pandemias más terribles entre las que registra la historia, solo superada por la Peste negra que asoló Eurasia en el siglo XIV, con un cálculo estimado de entre 80 a 200 millones de muertos en Eurasia y África y que en cálculos optimistas provocó la muerte de entre el 30 y el 60 % de los habitantes de Europa (al menos un tercio de su población).
Antiguamente cuando las riquezas se hacían en la guerra, la guerra era un negocio; ahora que las fortunas se hacen en los negocios son una guerra. Karin Boye
Es posible que todo el pesimismo y el horror ambiental, la destrucción de ciudades y pueblos, la mutilación de estatuas y la destrucción de iglesias, junto con la pérdida de valores esenciales, sumada a su pasión y lectura de dos grandes pesimistas como Schopenhauer y Nietzsche, hayan inspirado en Karin una búsqueda creativa lúdica y dionisíaca. Karin Boye perdió la fe y la reemplazó por una verdad personal, una lucha interior que tiene su salida a través de la naturaleza.
Al término de la guerra, Karin se une al movimiento pacifista Clarté (Claridad) fundado en 1919 por un grupo de intelectuales franceses, entre los que se encontraban Anatole France y Henri Barbusse como respuesta a la debacle de la posguerra y se integró en la difusión del proyecto a través de manifiestos en que llamaban a los intelectuales del mundo a formar una “Internacional del pensamiento”, una organización paralela a la III Internacional Socialista, aunque Clarté fue parte del Movimiento Socialista Internacional y de su evolución, triunfos y fracasos. En su trabajo con Clarté viaja por Europa y visita la Unión Soviética de Stalin en 1928, la Alemania de Hitler en 1932 y, por fin llega a su soñada Grecia en 1938 origen del dios Pan, el mítico fauno, unos de los dioses griegos más notables y que tanto en Karin Boye como en la mayoría de los escritores modernistas de entre siglos, tuvo una gran influencia en su escritura. Entre 1929 y 1934 Boye estuvo casada con otro integrante del grupo Clarté, Leif Björck.
Somos conscientes de que la mayor parte de la llamada «cultura” es y será un lujo reservado a un tiempo en el que no nos amenace ningún peligro. (Kallocaína, Karin Boye)
Amado por Karin, el gran dios Pan o fauno, una deidad de los límites, incontrolable y sublime, que surge de una esfinge lóbrega, es quizás el dios del ocaso viviendo entre húmedos pantanos y oscuros bosques. Un dios que ha seducido y encantado a las letras desde Plutarco que nos habla de él en Por qué callan los oráculos, o en las Geórgicas de Virgilio y la Metamorfosis de Ovidio hasta poetas como Keats o Rubén Darío. El dios Pan, ha sido símbolo de la libertad de la naturaleza y de los instintos, de los mitos vitales. Incluso en Chile, Juvencio Valle, en su primer libro La flauta del hombre pan no hace más que hablarnos del dios Pan, sinónimo de alegría en lugar de resentimiento, sueño en vez de realidad y alegría a cambio del desprecio.
En medio de sus actividades con Clarté, Boye, junto con Erik Mesterton y Josef Riwkin, fundó la revista literaria Spektrum, desde la cual introdujeron a T. S. Eliot y los surrealistas a Suecia, siendo la principal difusora y traductora de T.S. Eliot entre los intelectuales y los lectores suecos.
«¿Qué se siente cuando uno tiene alas, cuando una
está muerta, por ejemplo, madre?»
«Primero te doblas hacia atrás, crece ancho y grande.
Luego se vuelve más pesado y pesado. Es como si uno llevara
una montaña.
Hay un temblor y ruptura en las costillas y la columna vertebral
y la médula.
Luego se endereza con un tirón y soporta todo, todo.
Entonces uno sabe que uno está muerto ahora y vive en una
nueva forma ‘. (Después de la muerte, Karin Boye)
Karin Boye se divorció de su esposo en 1932 y empezó una relación con la bella Gunnel Bergström quien abandonó a su esposo por amor a la poeta.
Karin fue miembro de la institución literaria sueca Samfundet De Nio y a pesar de su breve vida legó una extensa obra literaria, de la cual lo más conocido son sus poemas, su novela Crisis (Kris) donde se muestra su crisis religiosa, su lesbianismo y bisexualidad, El despertar de los méritos y Muy poco donde explora. el juego de roles masculino y femenino. Pero sin duda, su obra más conocida fuera de Suecia es Kallocaína, una novela distópica que transcurre bajo el régimen hitleriano y que se ubica en la misma senda que la obra de George Orwell.
Boye vivió sus últimos años en Grecia y se suicidó tomando somníferos después de abandonar su casa en abril de 1941, día de la invasión de Grecia por los alemanes. Según los informes policiales su muerte es un verdadero poema acorde a su vida ya que fue encontrada yaciendo en una roca, en una montaña con vista hacia Alingsås, Hoy, en el lugar se encuentra un monumento en su honor.
Después de su muerte le escribieron dos epitafios diferentes. De ellos, el más conocido es el del poeta Hjalmar Gullberg, Amazona muerta (Död amazon) que la muestra como “muy oscura y con grandes ojos negros”. El otro, al contrario, escrito por un amigo, lleva por título Amiga muerta (Död kamrad) y habla de ella como una persona pequeña y gris en la muerte
2 comments
Maravilloso análisis y gracias por darle un aire fresco al lesbianismo . Y mostrarlo desde una perspectiva de un porte en muchos aspectos sociales.
Una mujer profunda, intensa en las letras y muerte.