La incógnita Argentina

por La Nueva Mirada

por José Antonio Viera-Gallo

Argentina, a pocos días de la reunión del G 20 en Buenos Aires, vive un período de intranquilidad. La atención mundial se centrará en nuestro vecino, y es probable que las medidas extremas de seguridad que se han tomado, no logren evitar disturbios y protestas, como ha ocurrido en todas las cumbres de esa organización, esta vez agravados por la recesión que afecta  económica y su impacto en el nivel  de vida de la gente.

La incertidumbre sobre el futuro se refiere a la suerte que tendrá en definitiva el ajuste económico luego del nuevo acuerdo con el FMI. ¿Será capaz el gobierno de reducir la inflación que llegará a un 45% este año, y de bajar el déficit fiscal? ¿En ese cuadro aumentará la inversión y volverá a activarse la economía? Como el país ha atravesado por sucesivas crisis – la más grave fue el “corralito” bancario del 2001 – los argentinos tienen una fundada desconfianza en las políticas gubernamentales y, especialmente, en el FMI. Pero la aprobación del Presupuesto para el 2019 con votos de una fracción del peronismo y la mayor cosecha luego de superada una grave sequía, son factores positivos.

A las incógnitas económicas se suman las políticas.

El triunfo de M. Macri fue una sorpresa: se iniciaba con él la primera experiencia de gobierno de “Cambiemos”, una coalición de centro-derecha democrática – PRO, UCR y Coalición Cívica – desde el retorno a la democracia. Si bien D. Scioli, el candidato peronista, tuvo un buen desempeño, la derrota en  bastiones históricos del justicialismo, como la  Provincia de Buenos Aires, fue un duro golpe. El éxito de Cambiemos se repitió en las elecciones parlamentarias de octubre 2017. Pero en un país federal como Argentina, la mayoría de los gobernadores sigue siendo peronista, aunque alejados de Cristina Fernández de Kirchner (CFK).

La incertidumbre sobre el futuro se refiere a la suerte que tendrá en definitiva el ajuste económico luego del nuevo acuerdo con el FMI. ¿Será capaz el gobierno de reducir la inflación que llegará a un 45% este año, y de bajar el déficit fiscal? ¿En ese cuadro aumentará la inversión y volverá a activarse la economía?

Los objetivos originales de Macri eran simples en su enunciación pero difíciles de alcanzar: Normalizar el país y unir a los argentinos; sanear la economía; lograr pobreza cero (o reducirla drásticamente); combatir el narcotráfico y reforzar  la seguridad pública; alcanzar una inserción inteligente de Argentina en el mundo.

Su gobierno se puede dividir en dos etapas.

La primera – desde que asume en diciembre 2015 hasta fines del 2017 – marcada por la perspectiva del éxito, y con la llamada política del gradualismo, que pretendía lograr esas metas paso a paso sin un ajuste drástico de la economía. Como el equipo económico no tenía una sola cabeza, a poco andar  se advirtieron dos tendencias en pugna, una más ortodoxa, otra desarrollista en la línea del ex Presidente Frondizzi. Hubo, entonces, desencuentros entre la política monetaria (Banco Central) y política fiscal. Un logro fue el reingreso a los mercados financieros tras  14 años de conflicto con los llamados “fondos buitres” poseedores de bonos impagos de la deuda pública argentina. Se acabó el “cepo” que afectaba al cambio de moneda, con varios tipos de dólares.

En esa etapa hubo una interlocución fluida del Gobierno con los gobernadores peronistas alejados de Cristina Fernández de Kirchner (CFK), sindicatos y movimientos sociales. Macri contó con un fuerte respaldo internacional, pero que no se tradujo en un flujo significativo de inversión extranjera directa como esperaban las autoridades. Vinieron fondos de inversión de tipo especulativo con mirada de corto plazo, que se fueron en cuanto aumentó la tasa de interés en los EE.UU. con el triunfo de Trump.

La segunda etapa comienza con la crisis cambiaria de abril de este año y la devaluación en torno a un 50% del peso, que  ha afectado la credibilidad del Gobierno y la popularidad de Macri. La  tasa de interés del Banco Central sigue muy alta: 65%. El Ministro de Hacienda Dujovne, ahora sí con las riendas de la política económica en sus manos,  declaró hace pocos días: “Nunca en la historia política argentina se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el gobierno”. El riesgo país está en 642 puntos.

En los primeros años de Macri hubo un fuerte reimpulso de la relaciones con Chile:

  1. Se firmó Acuerdo energético que permite la integración de los dos países en este campo
  2. Se firmó un nuevo tratado comercial y complementación económica
  3. Desarrollo de la conectividad en 26 pasos, túneles y tren Salta-Antofagasta
  4. Acercamiento Mercosur-Alianza del Pacífico
  5. Hay que destacar la colaboración antártica y las iniciativas de estudio conjunto de los mares australes
  6. Volvió a funcionar el Consejo empresarial binacional y los empresarios chilenos volvieron a mirar hacia Argentina donde tienen invertidos 18 mil millones de dólares en muy diversos rubros
  7. Se creó u Foro de prospectiva para analizar la relación bilateral de aquí al 2030, dándole una nueva perspectiva a la alianza estratégica.
  8. El intercambio militar es amplio y en múltiples campos.

La segunda etapa comienza con la crisis cambiaria de abril de este año y la devaluación en torno a un 50% del peso, que  ha afectado la credibilidad del Gobierno y la popularidad de Macri. La  tasa de interés del Banco Central sigue muy alta: 65%. El Ministro de Hacienda Dujovne, ahora sí con las riendas de la política económica en sus manos,  declaró hace pocos días: “Nunca en la historia política argentina se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el gobierno”. El riesgo país está en 642 puntos.

El Gobierno aparece hoy preocupado de conducir la crisis y crear condiciones de una recuperación económica para mediados del próximo año que le permita enfrentar las elecciones presidenciales de octubre en mejores condiciones. Ha logrado un acuerdo con empresarios y sindicatos para compensar la inflación con un bono de fin de año, lo que motivó que la CGT anulara la convocatoria a un paro general.

La mayor duda es si el peronismo, hoy dividido al menos en tres corrientes principales, logrará ponerse de acuerdo en una fórmula electoral, y si CFK la encabezará o se buscará una figura nueva. CFK en las últimas encuestas aparece varios puntos sobre Macri. Pero los analistas piensan que una confrontación suya con Macri podría termina favoreciendo al actual presidente: una parte de los indecisos se inclinarían por Cambiemos para evitar el regreso del kirchnerismo al poder. Es el llamado “voto negativo”, que puede ser determinante, como demostró la última elección brasilera.

El entendimiento con los movimientos sociales, algunos de los cuales están ligados a la Iglesia, parece más problemático pese al buen desempeño de la Ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley. La pobreza y la precariedad en el trabajo han crecido, la desocupación alcanzará el 10% y los trabajadores han perdido su poder adquisitivo. El Gobierno se esfuerza porque el ajuste afecte lo menos posible los subsidios a los sectores más vulnerables.

En el campo estrictamente político, la crisis ha tensionado a la coalición gobernante: los radicales buscan mayor protagonismo y su ala más de izquierda plantea una mayor autonomía e incluso competir en una primaria dentro de Cambiemos; por su parte Lilita Carrió ha chocado públicamente con el Gobierno criticando intervenciones en la justicia para condicionar las investigaciones por corrupción, que no sólo afectan al equipo de CFK, sino también a grandes empresas de la construcción, una de ellas ligadas a la familia Macri. Sin embargo, todo parece indicar que Macri irá a la reelección.

La mayor duda es si el peronismo, hoy dividido al menos en tres corrientes principales, logrará ponerse de acuerdo en una fórmula electoral, y si CFK la encabezará o se buscará una figura nueva. CFK en las últimas encuestas aparece varios puntos sobre Macri. Pero los analistas piensan que una confrontación suya con Macri podría termina favoreciendo al actual presidente: una parte de los indecisos se inclinarían por Cambiemos para evitar el regreso del kirchnerismo al poder. Es el llamado “voto negativo”, que puede ser determinante, como demostró la última elección brasilera.

El nudo gordiano parece estar en el funcionamiento del sistema institucional, en prácticas de corrupción, y en un desencuentro entre el desarrollo del país y la globalización en curso.

Como el peronismo no tiene una ideología de contornos precisos, tampoco se sabe qué tipo de propuesta política podrá plantear al electorado. La posibilidad de su triunfo y el apoyo con que cuenta CFK han inquietado a los mercados, desalentando la inversión, lo que aleja la perspectiva de una rápida recuperación.

Argentina es un país cansado de vivir en sucesivas crisis, pero no abatido, con una capacidad de recuperación notable: cuenta con grandes riquezas naturales, capacidad empresarial, gente capacitada y trabajadora, con un alto nivel cultural. Argentina tiene la promesa de la explotación de Vaca Muerta, el desarrollo de la  minería, especialmente el litio, y la expansión de sectores científicos de punta en biotecnología, ciencias del espacio, energía nuclear y electrónica, para no mencionar la agroindustria. El nudo gordiano parece estar en el funcionamiento del sistema institucional, en prácticas de corrupción, y en un desencuentro entre el desarrollo del país y la globalización en curso.

Queda menos de un año para que el horizonte se despeje y veamos el rumbo que tomará un país decisivo para América Latina y para la política exterior de Chile.

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