El Banco Central (BC) ha manifestado preocupación por la aceleración de la inflación que a diciembre del presente año alcanzaría una cifra de 5,7% muy superior a la esperada en junio para ese mes (4,4%) (cuando se dio a conocer el IPOM). Según el BC prácticamente toda la diferencia se explica por mayor consumo y la depreciación del peso, ambos influidos por los retiros realizados y la expectativa de retiros adicionales. Parece existir un claro cambio de opinión en el ente rector de la política monetaria.
(Ver presentación presidente del BC en la comisión de la Cámara de Diputados que analiza el proyecto de 4 retiro de fondos de pensiones https://www.bcentral.cl/documents/33528/133214/mmc12102021.pdf/f34aca9f-7546-84c9-1d3f-4295820da5d3?t=1634056884383).
En efecto, en el IPOM de junio el Consejo del Banco tenía una opinión más matizada respecto de la evolución futura de la inflación. Señalaba como causas del incremento de precios, a partir de mayo, el aumento de los precios internacionales de las materias primas y de alimentos impulsados por la recuperación global de la economía. Aludía entonces a dificultades por el lado de la oferta y un dólar que se había depreciado. A ello se agregaba los mayores precios del transporte, (el costo de los fletes marítimos había llegado a triplicarse). Se señalaba también que por problemas de oferta los precios de otros insumos y productos básicos, como los materiales para la construcción, alimentos y productos agrícolas también han tenido aumentos significativos. En tal sentido, el alza de los precios y las mayores expectativas inflacionarias en el corto plazo no era un problema solo de Chile, sino que afectaba a las diversas economías.
La pregunta que se plantea es ¿por qué el BC ha cambiado de opinión y considera que las causas que explicaban la aceleración de la inflación en junio ya no están vigentes, sino que son resultado casi exclusivo de los retiros y la expectativa de retiros adicionales?
Una mirada a la economía internacional deja en evidencia que los factores indicados en el IPOM de junio siguen vigentes. La Reserva Federal de los Estados Unidos informaba el día miércoles 13 de octubre que la inflación en ese país alcanzó en septiembre un aumento de 5,4% comparado con el mismo mes del año pasado. Las causas de ello, según el órgano responsable de la política monetaria en EEUU, eran nuevamente los problemas de oferta asociado a las dificultades que enfrenta las cadenas de suministro cuestión que caracterizaba como transitoria y que se solucionaría hacia mediados del año 2022 (https://www.washingtonpost.com/business/2021/10/13/september-inflation-cpi-fed)
Es claro además que no son sólo los Estados Unidos que están siendo afectados por una aceleración de la inflación. En efecto, como informa “The Economist” (Edición del 9 de octubre), al mismo mes de septiembre el alza de precios en 12 meses alcanza un 4,1% en Canadá y Alemania, un 4% en España, un 5,8% en Polonia. En lo referido a América Latina la inflación alcanza un 9,7% en Brasil, un 4,5% en Colombia, un 5,6% en México y un 5,2% en Perú.
El aumento de la inflación en múltiples y distintos países deja en claro que los factores externos indicados están incidiendo.
Las causas del aumento de la inflación no son tampoco nítidas en Chile. Entre abril del 2020 y abril del 2021 se producen dos retiros de Fondos de Pensiones. El primero a partir del 30 de julio del 2020 y el segundo a partir del 10 de diciembre del 2020. Paralelo a ello, a iniciativa de la oposición se acuerda elevar el monto del IFE y ampliar el porcentaje de la población beneficiaria. En el período indicado el precio del dólar observado en Chile pasó de 853 pesos a 707 pesos. La inflación, por su parte, en 12 meses fluctuó en ese período entre 3,4% (abril 2020) y 3,3 en abril del 2021 (alcanzando en agosto del 2020 un mínimo de 2,4%).
El 28 de abril se aprueba un tercer retiro de fondos de pensiones. A partir de mayo del 2021 la inflación en 12 meses comienza a acelerarse al alcanzar una cifra de 3,6%. En los meses siguientes el IPC general en 12 meses alcanza 3,8% en junio, 4,5% en julio, 4,8% en agosto para alcanzar una cifra de 5,3% en el último mes de septiembre. Esto puede sustentar la tesis del BC que el retiro de fondos habría tenido como efecto vía crecimiento del consumo un impacto decisivo en el aumento de la inflación.
Como efecto de este análisis que apuntaba a la demanda y en particular el incremento del consumo como causas de la aceleración de la inflación, el BC aumentó la tasa de política monetaria en 0,75 puntos para alcanzar un 1,5. El aumento llamó la atención por su magnitud. Del mismo modo, se esperaba que el Consejo de la institución subiera la TPM en la reunión del miércoles 13 de octubre en un mínimo de 0,75 puntos. Más aún, algunos estimaban que el BC podría ir más allá e incrementar al TPM en 1 punto para llegar a 2,5% sosteniéndose además que se debería adelantar a diciembre del presente año llevar la TPM a terreno neutral(3,5% – 3,75%).
No obstante, existen otros elementos que el BC se ha resistido a tomar suficientemente en cuenta. Ya decíamos más arriba que otros países están siendo afectados de manera similar por la inflación. Más aún, como se observa en el gráfico siguiente, el peso se ha depreciado aceleradamente a partir del mes de abril pasando de 707 pesos por dólar a cerca de 800 hacia finales de septiembre.
En relación con esta evolución del Tipo de Cambio hay otros elementos que pueden estar incidiendo en este aumento. Por una parte, el BC con el argumento de que requiere aumentar las reservas internacionales viene comprando US$ 40 millones diarios. Se ha llegado así, a que el BC dispone reservas récords de divisas. Aunque se trata, según el BC, de compras menores que no inciden significativamente en el comportamiento de la divisa es difícil de sostener que su efecto, como señal, es inocuo. Se señala además que buena parte de los retiros no ha ido a consumo, sino que está ahorrado en otros instrumentos financieros. Por otra parte, continúan presente los indicadores de que la oferta a nivel nacional también enfrenta dificultades que presionan el comportamiento de los precios. Finalmente, diversos medios de prensa han dado a conocer que están teniendo lugar fuertes retiros de utilidades (a contrapelo de las prácticas habituales que llevaron incluso a la necesidad de dictar una ley que establecía que las empresas debían distribuir entre sus accionistas al menos un 30% de las utilidades) y, asociado a ello, estaría teniendo lugar compra de divisas para trasladar capitales al exterior.
Habida cuenta de esta complejidad de factores que parecen estar incidiendo en la evolución del Tipo Cambio y la inflación la pregunta que se plantea es por qué el BC insiste en un enfoque reduccionista. La hipostasia de los argumentos macroeconómicos en la argumentación contra el retiro puede estar asociado a la preocupación del BC por el efecto del retiro de los fondos de pensiones en el funcionamiento del mercado de capitales y a las dificultades (por su presunto carácter técnico y no político) para abordar los temas políticos asociados a la evaluación los efectos de los retiros sobre las pensiones y los alcances jurídicos o constitucionales de las iniciativas en discusión. Esta actitud resulta preocupante ya que representa una apuesta en favor de una política monetaria restrictiva que sumada a la fuerte caída del gasto fiscal contenido en el proyecto de ley de Presupuesto 2022, en comparación con el gasto público efectivo del presente año, puede generar un efecto depresivo para la economía en el 2022 cuyos alcances son difíciles de estimar.