Tramas que originalmente terminaban de forma sangrienta y dolorosa, a modo de escarmenar conductas que alteraban lo establecido y así lograr disciplinar a los lectores, fueron tomados por autores más modernos y los volvieron dulces con el fin de entregar una moraleja sin traumar a los niños.
El cuento infantil posee una clara estructura narrativa inalterable: presentación, desarrollo, clímax -en donde comienza a plantearse la moraleja- y desenlace, momento en que el lector entiende el trasfondo de los hechos y, supuestamente, aprende para no cometer esos mismos errores en su vida.
Los más famosos exponentes de este género, son los Hermanos Grimm (Jacob y Wilhelm), investigadores culturales que se dedicaron a recopilar el folclor del siglo XIX reversionando algunos cuentos clásicos de Charles Perrault.
Melisa Maina, académica de Letras en la Universidad Nacional de Córdoba, comenta en su texto Pulgarcito, aportes para nuevas lecturas, que gracias a la reescritura a través de los siglos los cuentos han logrado “sobrevivir” y llegar a la actualidad, “esta supervivencia se debe en gran parte a las continuas modificaciones y adaptaciones que ha sufrido a lo largo del tiempo (…). Se evidencia un núcleo problemático dentro de las continuas traducciones culturales relacionadas con una particular mirada de mundo. Es decir, de qué forma el texto modifica y actualiza determinados núcleos problemáticos y así pervive el cuento en la historia”.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que estas nuevas escrituras han ido suavizando la trama, pues las obras originales eran sanguinarias y violentas, lejanas a todo lo que se conoce y entiende en la actualidad como un cuento para niños.
En las fauces del lobo
Caperucita Roja, Creada por el francés Charles Perrault hace más de 300 años y luego reescrita por los Hermanos Grimm, cuenta la historia de una niña que busca frutas en el bosque para llevarlas a su abuelita, momento en que se encuentra con el “Lobo Feroz”. Una lucha por salvar de la panza del animal a su querida Nona y además mantenerse ella con vida, parecen ser la trama de una historia heroica con una enseñanza de lo peligroso que es hablar con extraños. Pero… ¿Habrá sido este el verdadero final del cuento?
En el último párrafo, de la edición original escrita por Perrault, dice lo siguiente:
«¡Abuelita, qué dientes más grandes
tienes! Son para comerte. Y diciendo estas palabras, el malvado del lobo se
arrojó sobre Caperucita y se la comió.
Fin».
Se infiere así, que Perrault quiso castigar a “Caperucita” por hablar
con desconocidos y el “Lobo” en el bosque representa a un hombre malo que quiso
embaucarla. Vale la pena destacar que este autor en sus cuentos siempre incluye
una moraleja y en este caso se podría interpretar como una lección moral
contra las jóvenes que entablan relaciones con desconocidos, dándole incluso un
cariz sexual.
¿Pequeño sádico?
«Pulgarcito», ¿un pequeño niño o un hombre de baja estatura? En el cuento de los Hermanos Grimm el personaje protagónico es el menor de siete hermanos, con personalidad inocente e imaginativo, quien luego de ser abandonado por sus padres -quienes vivían en la pobreza y hambruna- reconoce que su gran temor es el no poder volver a casa y quedarse para siempre en un bosque hostil en manos de un malvado ogro.
Stefano Cirillo, en El niño abusado se convierte en adulto: reflexiones sobre algunos casos tratados, plantea que “Pulgarcito siente miedo no solo del abusador violento, sino también del padre -a quien considera responsable del abuso que sufre- y de la madre que no protege a sus hijos abandonándolos en el bosque junto a sus hermanos”.
Si bien en el cuento de los Hermanos Grimm, “Pulgarcito” vuelve a casa cargado de riquezas y sin rencor hacia sus padres, la versión de Perrault es diferente, en donde el protagonista es un sádico que es capaz de todo por salvarse: el pequeño, para poder huir, se encarga de cambiarle los gorros a las niñas con los de los niños, buscando que el ogro solo mate a las pequeñas del cuento, que en este caso eran sus propias hijas.
“Existe un proceso de reapropiación de la historia original. En esa apropiación pervive el esquema narrativo. Es decir, se repiten personajes conflictos y desenlace, pero aparecen ciertas modificaciones que lo convierten en un nuevo texto que, por ende, admite otras lecturas”, plantea Melisa Maina.
El rol de la mujer: madre-madrastra-bruja
En Hansel y Gretel nuevamente nos encontramos con dos niños que son abandonados por sus padres, pues no tienen recursos para mantenerlos. La opción parental no pasa por buscar un trabajo, cazar algún animal para alimentarlos o en último caso, mendigar por la familia; sino que les es más cómodo dejarlos en el bosque a merced de la inclemente naturaleza (el padre influenciado por la figura materna). Estando perdidos encuentran una encantadora casa de chocolates y caramelos que una bruja ocupa para seducir a los niños, a quienes rapta con la intención de comérselos.
Encontramos, hasta este punto del relato, la presencia del canibalismo. Además, es posible que los Hermanos Grimm, que rescataron este cuento de la tradición oral, se hayan basado en la realidad que se vivió en la Edad Media Europea, en donde el hambre y la pobreza llevaba a las familias a cometer infanticidio.
Al final del cuento, los niños logran escapar y la bruja muere quemada. Al llegar a casa, con las riquezas que lograron quitarle, se encuentran solo con el padre, pues la madre –o madrastra en algunas versiones- ha muerto.
Si hacemos un paralelo, la figura femenina en este cuento se asocia a la maldad y a la muerte. Es posible interpretar que la madre/madrastra es al mismo tiempo la bruja, que ejerce una fuerte dominación sobre el ánimo del hombre quien es capaz de dejar a sus hijos por complacerla.
Bruno Bettelheim, en Psicoanálisis de los cuentos de hadas, explica que “en el campo de la literatura infantil no existe otra cosa más enriquecedora que los viejos cuentos populares, no sólo por su forma literaria y su belleza estética, sino también porque son comprensibles para el niño (…) A través de los siglos (si no milenios), al ser repetidos una y otra vez, los cuentos se han ido refinando y han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos evidentes y ocultos; han llegado a dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana y a expresarse de un modo que alcanza la mente no educada del niño, así como la del adulto sofisticado”.
Bettelheim tiene como tesis que los niños se ven reflejados en los cuentos populares desde el punto de vista físico, psíquico, intelectual y social. Parte de la base de que todos los cuentos populares reflejan la evolución del niño; “por ejemplo, el fracaso del egocentrismo, la soledad y falta de afecto, la satisfacción del deseo (casa de chocolate) y el triunfo sobre el peligro (la bruja) está simbolizado en el cuento ‘Hansel y Gretel’”.
Violación a una bella joven durmiente
Giambattista Basile escribió -bajo el modelo del Decameron de Bocaccio- Lo cunto de li cunti: overo lo trattenemiento de peccerille (El cuento de los cuentos o el entretenimiento de los pequeños), publicado en 1636 y que es más conocido como Pentámeron.
En este libro se encuentra el “Sol, Luna y Talía”, que luego tomó Charles Perraut para darle vida a La Bella Durmiente; texto que finalmente se conoce en la actualidad por la versión de los Hermanos Grimm.
Es posible que Basile se haya basado en el mito de Eros y Psique (“Psique”, una bella mortal desata la envidia de “Afrodita” quien le encarga a su hijo “Eros” que la persuada para que se enamore de un horrendo hombre; sin embargo, él desobedece a su madre y se queda con la bella joven escondido en las tinieblas. Cuando ella lo ve, rompiendo la confianza de “Eros”, una serie de hechos la llevan a caer en un profundo sueño en donde solo él puede salvarla) cambiando el nombre de la protagonista por el de “Thallos” (rama verde) que significa “florecer” o “adornado con flores”, y nos remite a “joven y bella” lo que nos anticipa el futuro de la protagonista.
El cuento parte con el nacimiento de una hermosa bebé a quienes los sabios presagian una desgracia, la cual llega cuando se pincha un dedo con una astilla lo que la lleva a caer en un eterno sopor.
Se puede inferir que el sangrado es una metáfora de la menstruación, maldición que llega con el primer paso a la adultez. El padre, tras encontrarla en el piso, no opta por buscar ayuda, sino que la deja encerrada con la intención de olvidar el doloroso momento.
La joven durmiente crece y se vuelve una hermosa princesa de hielo que seduce, sin quererlo, a un rey que abusa sexualmente de ella y la embaraza. Los mellizos, “Sol” y “Luna”, nacen sin que la madre despierte, solo sale del sopor cuando el niño succiona el dedo del pinchazo.
Con la princesa de vuelta en la vida, el rey que la violó la vuelve a ver y no puede evitar enamorarse, aun cuando estaba casado. La reina, mujer engañada y furiosa, busca venganza mandando a cocinar a los dos bebés, sin embargo, es finalmente ella quien cae en las llamas y muere dejándoles el camino libre para ser felices por siempre.
Perrault es quien realiza los primeros cambios, dándole una explicación de venganza al pinchazo en el dedo. En este cuento, la madre del príncipe es celosa y mantiene un Complejo de Edipo no resuelto con su hijo, motivo por el que no puede llevar a la “Bella Durmiente” al castillo ocultando su matrimonio.
Cuando la reina se entera de la boda de su hijo y del nacimiento de los bebés, lo primero que siente son celos pues el joven ahora tiene interés por otra mujer que no es ella.
Los bebés representan para la “Reina” el deseo y la frustración, por lo que decide comérselos, pulsión latente del canibalismo y aunque aparentemente no lo reprime, lo cierto es que para cometer su acto se espera a que su hijo no esté.
La única solución que encuentra el “Príncipe” para vivir su amor es la muerte de su padre, pues él tomaría el lugar del “Rey” y ya no tendría prohibiciones, lo que lo llevaría a dejar de mentir.
La versión de los Hermanos Grimm es más depurada para un público infantil. El infanticidio y violación quedan fuera, tomando solo la temática de la venganza: de las trece hadas solo 12 fueron invitadas al banquete por el nacimiento de “Rosa”, por lo cual la excluida decide vengarse condenándola, cuando cumpliera 15 años, a recibir un pinchazo que la llevaría a dormir 100 años y que solo el beso del “Príncipe” -que conocía su historia y quiso salvarla- pudo devolverla a la vida para ser “felices por siempre”.
Fin.
1 comment
Tremendo artículo. Los cuentos infantiles son -en muchos casos – una forma de evitar el crecimiento humano. Emblemático es el caso de La Caperucita Roja, que establece que, si las niñas no le hacen caso a sus madres, pueden sufrir los peores castigos de la vida, hasta que te coma un lobo. Lo excelente de este artículo es mostrar y demostrar que los cuentos, como todo relato, tienen un concepto ideológico, innegable. Intentando trabajar la estructura de los cuentos infantiles, me parece atractivo revisar «La Morfologìa delcuentos» de Vladimir Propp. Gracias a la autora por este texto.