¿Por qué patearon el avispero a meses del plebiscito? Por Rafa Ruiz Moscatelli

por La Nueva Mirada

La ultraderecha de la UDI no logró cambiar la fecha del plebiscito y como la manipulación de la pandemia puede ser un boomerang, prefirió patear el avispero. Quieren avivar un conflicto interno estimulando un dudoso nacionalismo contra la reivindicación mapuche. El nazismo surgió en Europa con matones financiados por los grandes patrones para controlar las manifestaciones populares. La sociedad chilena los ha mantenido a raya reducidos a cofradías, en claro contraste con el mayor respaldo actual, de parte de la población, a las reivindicaciones generales de los pueblos originarios.

¿Qué cree que puede cambiar el ministro Pérez? En su primer día retomó aquel estilo que estuvo en el origen del asesinato de Camilo Catrillanca. Una aventura fallida para un sector que oscurece el juego político democrático. A la ultraderecha le va mal en estas lides. Desde los años treinta del siglo XX, cuando usaron la violencia en espacios democráticos, fueron castigados políticamente, marginados del poder y sacados de las calles reducidos a grupos de triste memoria. El gobierno dio un paso en falso con este gabinete. La UDI buscando su orden puede provocar un caos mayor.

El gobierno dio un paso en falso con este gabinete. La UDI buscando su orden puede provocar un caos mayor.

Las discusiones ideológicas de estos tiempos registran nacionalismos estrechos, visiones de mercado absolutistas y grandes divergencias sobre cómo desarrollarnos en forma sustentable disipando el vértigo financiero.  Hay que debatir mientras algunos personeros apuestan a un mutismo público y una petrificación de la política. En Chile se originó un consenso de transición y se cumplió. Ese consenso se agotó por la desigualdad, la corrupción y los cambios generacionales. Generaciones crecieron en una democracia tutelada y con una transición sitiada, razones suficientes para cuestionarlo, desarrollando nuevas agrupaciones y liderazgos.

Generaciones crecieron en una democracia tutelada y con una transición sitiada, razones suficientes para cuestionarlo, desarrollando nuevas agrupaciones y liderazgos.

Las nuevas generaciones junto al feminismo y ecologistas son protagonistas relevantes del debate contra las desigualdades y por un desarrollo sustentable.

Los movimientos sociales han implementado nuevas formas de vinculación y manifestación. Actualizaron sus programas a partir del capitalismo vigente. Al extenderse las luchas por los derechos limitados creció la masividad y la definición de propuestas. Las fuerzas políticas y organizaciones tradicionales están en la regeneración de liderazgos, la inercia todavía genera frenos y retrocesos, pero el proceso generacional está en curso. No es tanto un problema de edad. Es de alternancia real en el poder.

Estamos en un período de evidente fragmentación política y de búsqueda de nuevos instrumentos y alternativas. En nuestro país ocurre en el contexto del debate sobre una nueva constitución.

Todo lo anterior generó una energía superior concentrada en un periodo muy corto. Es un fenómeno internacional. Estamos en un período de evidente fragmentación política y de búsqueda de nuevos instrumentos y alternativas. En nuestro país ocurre en el contexto del debate sobre una nueva constitución.

La pandemia ha establecido limitaciones, pero también nuevos estímulos. El virus acentuó el sentido de comunidad y generosidad en contraste con la debilidad de la economía y el egoísmo. El desafío para recuperar y crear empleos exige la mayor colaboración estatal y privada. Sin trabajadores la sociedad de consumidores no existe. A inicios del siglo XXI se acentuaba la gran publicidad exhibiendo a los consumidores como el centro y sujeto esencial de la sociedad.

La realidad ha sido más que fuerte para evidenciar que ante un ventarrón ellos quedan en el abismo y están lejos de ser protagonistas del desarrollo quedando en el borde. Son eslabones de una cadena más fuerte de producción, distribución y convivencia. En este contexto se acentúa el contraste con quienes desechan formas de consumos y actividades económicas consideradas dañinas para la salud y el entorno. Hay otra conciencia.  Ella surge de una nueva materialidad donde la basura ecológica y el desperdicio del consumismo espanta en la misma dimensión que la exclusión y la marginalidad.

La realidad ha sido más que fuerte para evidenciar que ante un ventarrón ellos quedan en el abismo y están lejos de ser protagonistas del desarrollo quedando en el borde.

Ella surge de una nueva materialidad donde la basura ecológica y el desperdicio del consumismo espanta en la misma dimensión que la exclusión y la marginalidad.

La ultraderecha quiere enfrentar a todas esas nuevas fuerzas y expresiones sociales. Allá ella. Agudizando conflictos polarizarán al país. Por ese camino ponen en juego sus opciones en las múltiples elecciones de los próximos dos años. Quizás apuestan a garantizar un cuarto con los votos más duros suponiendo que agitando el avispero la oposición se dispersará electoralmente. Eso puede ocurrir. Está por verse. El peligro está en la inercia. Se necesitan más ideas más alianzas y menos etiquetas.

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