A los 95 años y en el corazón del Amazonas, lugar en el que vivió gran parte de su vida y a cuya defensa se dedicó con tanta pasión como la que destinó a luchar en contra de la injusticia y la desigualdad, falleció Thiago de Mello, ese “ transformador de almas” como le llamara con admiración Pablo Neruda.
Figura relevante de la poesía brasileña, Thiago de Mello nos deja como legado su gran obra poética, su defensa insobornable de la Madre Tierra y de la Amazonía y su estrecha ligazón con nuestro país y su historia.
La primera Antología en español de la poesía de Thiago de Mello vio la luz en Santiago recién en 1999 en una edición del Fondo de Cultura Económica . Las traducciones de los poemas escritos originalmente en portugués fueron hechas en distintos periodos por Pablo Neruda, Enrique Lihn, Mario Benedetti, David Cherician, Jorge Enrique Adoum, Armando Uribe, Arturo Corcuera, Osvaldo Rodríguez y Adán Méndez, quien además se encargó de revisar los textos traducidos.
Llamando la atención sobre el hecho de que en Chile no se publicara casi nada de la literatura brasileña ni sobre la misma, dice Volodia Teitelboim en el prólogo de la Antología “ Aún es tiempo” de Thiago de Mello ; “ La mitad del espíritu de Sudamérica no está revelado en este declive de los Andes. El Tratado de Tordesillas nos sigue pesando demasiado como si el portugués fuera un idioma de otro planeta”. Y esa cáustica y veraz afirmación sigue vigente y desgraciadamente es válida no solo para Chile, sino para toda la América Latina hispanohablante.
Thiago de Mello llegó a Chile en 1961 como Agregado Cultural de la Embajada de Brasil. Como poeta tenía ya un lugar destacado en la poesía brasileña, aunque su obra estaba insuficientemente traducida al español o a otros idiomas. Muy pronto, y al mismo tiempo que ejercía con propiedad sus funciones diplomáticas, conoció y estrechó lazos de amistad con los poetas chilenos de la época. El resultado de ello fue fructífero y afortunado para la historia literaria brasileña y chilena: así como Thiago de Mello concentró sus esfuerzos en una Antología en portugués de la obra de Pablo Neruda, los poetas chilenos asumieron la tarea de traducir los poemas del autor y amigo brasileño. Años más tarde, ello haría posible la Antología “ Aún es tiempo”.
Durante sus años en Chile, Thiago de Mello siguió ejerciendo su oficio de poeta y escribiendo incesantemente. El golpe militar de 1964 en Brasil puso fin a su cargo de Agregado Cultural en Chile, pero no alteró su creación poética, sino que la incentivó. La mejor prueba de ello es que su universalmente conocido poema “ Los estatutos del hombre” fue escrito en Chile en ese año 1964. El autor tuvo como oprobiosa sombra contrastante de los derechos del hombre poéticamente descritos en el poema a la dictadura brasileña, pionera del nefasto periodo dictatorial sudamericano.
Fiel a sus convicciones de izquierda, Thiago de Mello decidió regresar a Brasil a pesar de saber los riesgos que ello implicaba. Con admiración y afecto, los intelectuales y poetas chilenos organizaron un acto de homenaje y de reconocimiento de la profunda huella que este poeta brasileño dejaba en Chile.
Pablo Neruda, su más estrecho amigo, no pudo estar presente, pero envió un texto que fue leído en el acto y que está incorporado en la Antología “ Aún es tiempo”. Se titula “ Desde que Thiago llegó a Chile” y a continuación cito algunos de sus párrafos:
-“ Thiago de Mello es un transformador del alma. De cerca o de lejos, de frente o de perfil, por contacto o transparencia. Thiago ha cambiado nuestras vidas, nos ha dado la seguridad de la alegría.
_ ”El tiempo y Thiago trabajan en sentido contrario. El tiempo erosiona y continúa. Thiago nos aumenta, nos agrega, nos hace florear y luego se va, tiene otros quehaceres. Thiago pasa por nuestras almas para invitarnos a vivir”
Para finalizar el recuerdo de este gran poeta, representante del río Amazonas y de Brasil, un gran amigo de Chile, de su cultura y sus avatares políticos, cito un fragmento de su poema “ Valió la pena vivir”, en traducción de Enrique Lihn:
“ Valió la pena vivir,
encontraros en el mundo
y vivir juntos los días
llenos siempre de furor
contra la ruda injusticia,
pero también siempre llenos
de una infancia, mar sin fondo,
que nos sirvió de camino
a grandes encantamientos,
a sortilegios profundos”