“Cartas a un joven poeta” fue publicado por primera vez en 1929 y muestra las diez cartas que Rainer Maria Rilke le escribió a un joven poeta desconocido, Franz Xaver Kappus, entre 1903 y 1908. En la Carta 1, el escritor le da una calurosa acogida a lo que le escribe el joven Kappus, quien le pide consejo. El autor checo le indica que la crítica y el proceso de revisión de la poesía es un trabajo introspectivo, que no puede criticarlo y lo invita a que vuelva sobre sí mismo.
Lo que voy a escribir ahora puede que solo lo sepamos los involucrados o muy poca gente. No recuerdo si alguna vez se lo comenté a alguien. Han pasado casi 30 años y recién ahora se me aparece como un flashazo, como una especie de iluminación. Yo estaba en primer año de universidad y la verdad que el cambio del colegio a la educación superior me afectó bastante. Esperaba algo distinto y me sentí golpeado por un mundo nuevo que se abría ampliamente y, de buenas a primeras, no supe enfrentar el hecho de estar sometido a un esquema en el que cualquiera podía hacer lo que quería sin demasiadas estructuras.
En medio de esta crisis me acerqué a uno de mis conocidos que era miembro del centro de alumnos de mi carrera. Nos ubicábamos por un taller literario al que ambos asistíamos. Nunca fuimos amigos, pero me llamaba la atención el ímpetu y rebeldía con la que él escribía sin tapujos sobre sus carretes, motonetas con características sobrenaturales y el mejor cuento de todos: uno sobre irreverentes Sea Monkeys a la chilena escondidos en una bañera. Me acerqué a él y le pedí consejo. La situación lo tomó por sorpresa, pero igual conversamos un rato y me dijo “Tienes que ser más para adentro”. La verdad es que en esa época yo verbalizaba todo, me sentía acogotado e incluso se me pasó por la cabeza dejar la universidad para irme a trabajar al campo. Al final no pasó nada de eso y mi compañero de taller literario y universidad tuvo una genial ocurrencia: “Te voy a prestar un libro que tiene mucho que ver con lo que te está pasando. Se llama “Cartas a un joven poeta”, de Rainer Maria Rilke. Yo no lo conocía y le agradecí el gesto.
El libro fue publicado por primera vez en 1929 y muestra las diez cartas que Rilke le escribió a un joven poeta desconocido, Franz Xaver Kappus, entre 1903 y 1908. En la Carta 1, el escritor le da una calurosa acogida a lo que le escribe el joven Kappus, quien le pide consejo sobre lo que escribe. El autor checo le indica que la crítica y el proceso de revisión de la poesía es un trabajo introspectivo, que no puede criticarlo y lo invita a que vuelva sobre sí mismo. Y esa era la clave “volver sobre uno mismo”, volcarse al interior sin pensar tanto en la opinión de los demás, las críticas. Sanar, creer en lo que se hace, crecer. Por ahí partió mi viaje de reivindicación, de salir del hoyo egocéntrico en el que estaba para enfrentar, en ese entonces, mi nueva vida universitaria plena de desafíos, lo que agradezco enormemente hasta el día de hoy.
Rainer Maria Rilke (1875 – 1926) es considerado el poeta en lengua alemana más relevante e influyente de la primera mitad del siglo XX porque amplió los límites de expresión de la lírica y extendió su influencia a toda la poesía europea. Maltratado por sus padres de niño -la mamá lo obligó a vestirse de mujer un tiempo porque no podía superar la muerte de su hermana- después de abandonar la Academia Militar de Mährisch-Weiskirchen, ingresó en la Escuela de Comercio de Linz y posteriormente estudió historia del arte e historia de la literatura en Praga. Vivió en Munich, donde en 1897 conoció a la escritora Lou Andreas–Salomé, quince años mayor que él, y que tuvo una influencia decisiva en su pasaje a la madurez. Visitó Italia y Rusia (en compañía de Lou Andreas-Salomé), conoció a León Tolstói y entró en contacto con la mística ortodoxa. Posteriormente trabajó como asistente de Rodin en Francia, se casó con la escultora Clara Westhoff y tuvo una hija. Se separó. Siempre viajó por distintas partes del mundo y dos de sus obras destacadas, además de “Cartas a un joven poeta” son “Elegías de Duino” y “Los sonetos a Orfeo”, entre muchas otras. Tuvo una vida dramática y plena a la vez, dejando un sendero imborrable en la poesía del siglo XX.
Siguiendo el ejemplo de “Cartas a un joven poeta”, quiero destacar que el libro cayó en mis manos en el momento justo, en un instante en que la introspección era necesaria como un modelo a seguir. Gracias a mi compañero de universidad, del que nunca más supe demasiado, salvo que siguió escribiendo, pude reconocer que todo estaba en aquellas palabras de aliento de Rilke al joven Kappus, insertas en el libro y en su lirismo. En simples palabras de apoyo. El texto llegó a mí cuando sentía la necesidad genuina de superar lo que me estaba pasando. Era el preciso momento para reflexionar y mirar la huella de Rilke.