Por Manuela Gumucio
Directora de FUCATEL
La Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados, constituida el 5 de septiembre de 2018, con 90 días para informar, tiene como principal objetivo revisar las filtradas irregularidades en los contratos de los altos ejecutivos de TVN. El reciente lunes 5 de noviembre, fue la oportunidad de expresarse para los tres sindicatos del canal, conmocionados por el despido de cerca de 100 trabajadores, proceso que el director Jaime Aguirre, sentencia que continuará hasta el próximo mes de marzo.
La comisión, presidida por el diputado Marcelo Díaz, tiene también como objetivo la indagación de las causas del déficit de TVN, pudiendo recabar antecedentes sobre irregularidades, errores, vicios u omisiones en las operaciones de la institución y su personal.
Las declaraciones de los trabajadores insistieron en vincular los despidos a la mantención de sueldos desproporcionados (más de $18 millones, sumada una bonificación) de ejecutivos, a lo que se suman el pago de otros quince rostros, sin conocerse detalles. A modo de ilustración, Rodrigo Cid, presidente del sindicato N°3, planteó que una cuarta parte del pago de remuneraciones de mil trabajadores equivale a lo que reciben 23 ejecutivos del canal público. Además, las condiciones de contratación y finiquito de ejecutivos son muy distintas a las de los trabajadores. El contrato del gerente de recursos humanos, señalado como ejemplo, mencionaba un sueldo de base, pero se le otorgaban bonos suplementarios, garantizándole – como a otros altos ejecutivos – privilegios al término del contrato, consignados “a todo evento”. Esta fórmula también beneficia a algunos rostros de la estación.
Más allá de los sueldos, lo más inquietante es que la plana ejecutiva no admite alguna responsabilidad en que TVN ocupe hoy el cuarto lugar en la opción de las audiencias. Y menos se plantea la disminución de sueldos de ejecutivos y rostros en la actual situación de crisis. A ello se suma la pretensión de guardar secreto sobre las contrataciones, aduciendo razones de competitividad.
Así se podría concluir que el sistema de sueldos en los estratos altos es un área rara en esta empresa semi estatal. Ciertamente, las bonificaciones a los ejecutivos – con altísimos sueldos – es de larga data.
Sin embargo, más allá de los sueldos, lo más inquietante es que la plana ejecutiva no admite alguna responsabilidad en que TVN ocupe hoy el cuarto lugar en la opción de las audiencias. Y menos se plantea la disminución de sueldos de ejecutivos y rostros en la actual situación de crisis. A ello se suma la pretensión de guardar secreto sobre las contrataciones, aduciendo razones de competitividad. Se argumenta que los canales rivales pueden levantarle sus figuras si ello se conoce, en circunstancias que la grúa que levanta talentos de un canal a otro, opera en conocimiento de esos datos. Tanto secreto puede explicarse, más bien, por la necesidad de personalidades públicas de guardar discreción sobre sus honorarios, tan distantes de los del común de los mortales.
¿ES COMPETITIVA TVN?
Más allá de la puerilidad del argumento para justificar el secreto, cabe preguntarse de qué competitividad estamos hablando. ¿Cómo se piensa el éxito o el fracaso?
Ante la comisión parlamentaria han expuesto el presidente del directorio y el director ejecutivo de TVN. El primero, si bien repitió los argumentos ultra manoseados que explicarían la crisis por un cambio de las plataformas tecnológicas y una baja generalizada de rentabilidad del sector, pidió que se citara a los responsables de las administraciones pasadas para que expliquen cómo se llegó a esta situación. Francisco Orrego, a pesar de ser un desconocedor de la televisión, parece sospechar que hay mejores explicaciones que estas generalidades para la caída paulatina del canal público en la indiferencia de las audiencias. Obligando a preguntarse por la programación, creatividad e imaginación, a la hora de evaluar un fracaso.
Una explicación que nadie quiere poner en tabla es el “corset” político que ha marcado la designación de miembros del directorio, directores ejecutivos y jefes de programación.
Una explicación que nadie quiere poner en tabla es el “corset” político que ha marcado la designación de miembros del directorio, directores ejecutivos y jefes de programación. Fucatel ha llamado, repetidamente, la atención sobre la ausencia de preocupación por propuestas de conocimiento público de los nominados a los distintos cargos en la TV en general y, muy en particular, para un canal público. En su selección ha primado el beneplácito de los sectores neo liberales del país. En los gobiernos de la Concertación se propuso siempre a quienes aparecían como exitosos empresarios en cualquier dominio: la minería, la publicidad, la electricidad, etc. Jamás se difundió públicamente la visión o propuesta de cómo entendían su función los candidatos a ser nominados como presidente o integrantes del Directorio. Para qué hablar de los sucesivos directores de programación, que tenían que gozar de la simpatía de la derecha política, importando muy poco que tuvieran una pasión por ampliar el universo del pensamiento de nuestra sociedad. Una demostración extrema de esta camisa de fuerza que perturbaba y perturba el éxito de TVN es el hecho que el canal público no fue el primero en mostrar, después de 30 años, las imágenes sobre el golpe de Estado de 1973. Lo hizo Canal 13.
EL FACTOR INSTITUCIONAL
Aunque se evite la discusión en los términos que planteamos como sustantivos y de fondo, opera una intuición sobre la relevancia del esquema institucional en los resultados. Casi todos los integrantes de la comisión en las sesiones televisadas (canal de la Cámara), consideran lamentable la conformación del Directorio de TVN, que continúa asumiendo el pluralismo solamente en su dimensión política. Y, con carácter binominal, ya obsoleto en la realidad del país.
Sostengo que TVN puede ganar audiencias saliéndose de la monotonía de oferta de los otros canales, transformándose en el espacio que sorprenda por su diversidad y la posibilidad de enterarnos de visiones ausentes en el resto de la escena televisiva.
Tanto sindicatos como parlamentarios, reiteran la demanda por un verdadero canal público y un financiamiento que le permita cumplir su misión. Eso fue, exactamente, lo que se planteó al presentar una reforma (Ley nº21085) en noviembre del 2008, siendo finalmente desechado el aporte estatal. Entonces, el gobierno de la Concertación evitó confrontar a los canales privados (ANATEL) y proponer un financiamiento mixto, es decir compartir aporte estatal con publicidad para mantener la búsqueda de grandes audiencias y evitar un canal público de buenos contenidos, pero de baja audiencia. Quedó, entonces, la posibilidad de una programación alternativa a la comercial a merced de las buenas rachas económicas y de la voluntad de sus ejecutivos. Nada cambió realmente.
Sin embargo, la puerta para el financiamiento parcial del Estado se abrió más tarde con la aprobación de un canal cultural.
La actual ley de TVN fue promulgada después de 10 años de tramitación. ¿Cuántos años más tendrían que pasar para una nueva reforma?
LOS CONTENIDOS, SIEMPRE LOS CONTENIDOS
Una expresión muy clara, aunque menos grotesca – como ocultar la realidad histórica en el caso del golpe de Estado – de cómo TVN es parte del escenario de control político del país en materia de comunicación, es que nunca se ha puesto el acento en enfrentar la crisis ofreciendo contenidos completamente diferentes.
TVN hace parte del concierto, más o menos, uniforme en el plano informativo y también de géneros de los medios chilenos, en manos todos de la derecha empresarial. Es bien sabido que TVN fue disminuyendo la oferta original para comprar licencias de formatos probados en otros países. El fracaso de muchos de ellos, se escondió debajo de la alfombra, en cambio fueron implacables con los resultados modestos de programas que podrían haberse legitimado con un apoyo importante de publicidad que TVN reservaba, exclusivamente, para sus, llamadas, producciones estelares.
Ya sabemos cómo las redes sociales son manipuladas y son expresión de una falsa multiplicidad de opiniones, puesto que éstas se originan en poderosas fuentes al servicio de intereses no siempre identificables, aunque el insulto y la estupidez sean sí el fundamento de la anarquía, el racismo y otras perlas identificables.
Sostengo que TVN puede ganar audiencias saliéndose de la monotonía de oferta de los otros canales, transformándose en el espacio que sorprenda por su diversidad y la posibilidad de enterarnos de visiones ausentes en el resto de la escena televisiva.
Con la política de irse a la segura, con lo probado, el espacio para la creación en materia audiovisual se ha visto reducido, con excepción de las teleseries, donde antes TVN aportó muchísimo culturalmente y hoy Mega también gana su mayor popularidad.
La fantasía, expresada con aires de sabiduría, que muchos esgrimen sobre la omnipotencia de la tecnología es totalmente errónea. Mientras más plataformas existen, más contenidos se requieren. Y mientras más control y pobreza hay en los contenidos, más las sociedades se vierten hacia la aceptación del autoritarismo y el fascismo. ¿Cuánto se dijo, mientras se discutían las reformas del audiovisual, que con las redes sociales los medios tradicionales ya no tenían sentido; que ellas eran la verdadera democracia? Ya sabemos cómo las redes sociales son manipuladas y son expresión de una falsa multiplicidad de opiniones, puesto que éstas se originan en poderosas fuentes al servicio de intereses no siempre identificables, aunque el insulto y la estupidez sean sí el fundamento de la anarquía, el racismo y otras perlas identificables.
Sucesivamente, las intervenciones de los distintos sindicatos, dieron cuenta de cómo ellos piensan su canal con espíritu más crítico y reflexivo que los ejecutivos.
“Los trabajadores de TVN estamos de luto” dijo el presidente del Sindicato Nº 1, Roberto Reyes, ante la comisión parlamentaria, refiriéndose a la enorme cantidad de trabajadores que parten a la cesantía. Sucesivamente, las intervenciones de los distintos sindicatos, dieron cuenta de cómo ellos piensan su canal con espíritu más crítico y reflexivo que los ejecutivos. Al final, el dirigente, Juan Cardemil, se alegró de saber que los diputados mostraban un buen conocimiento de lo que ocurre en TVN. Eso es esperanzador. ¡Tiene razón!