Un viejo se va y el otro rezonga

por Jorge A. Bañales

La campaña presidencial de Estados Unidos ingresa esta semana en su recta final. Los demócratas se despiden de Joe Biden y los republicanos no saben qué hacer con Donald Trump.

Chau Joe

En la primera de las cuatro noches de la Convención Nacional Demócrata, que se celebra en Chicago (Illinois), el todavía presidente, pero ya de salida, Joe Biden marcó el fin formal de su larga carrera política con una alocución enérgica y emotiva, a medio camino entre la nostalgia y la convocatoria a la lucha.

 “He cometido muchos errores en mi carrera, pero les he dado lo mejor de mí durante 50 años”, dijo Biden, a sus 81 años de edad, empujado a retirarse de la contienda por la reelección. Las casi 21.000 personas congregadas en el Estadio United Center, de pie, corearon “Te queremos, Joe”, “Gracias, Joe”.

 El Biden del lunes a la noche, como participante por décimo tercera vez en una Convención Nacional Demócrata, fue el Joe pugnaz y carismático de otrora, muy lejos del Biden que, a fines de junio, en un debate con su rival Donald Trump, apareció confuso, lento, senil. 

 El desastre de aquel debate sembró consternación en el Partido Demócrata y pareció consolidar la ventaja de Trump en las encuestas. Entre los demócratas se acentuó la discusión acerca de la edad de Biden, su acuidad mental y capacidad para presidir el país por otros cuatro años.

 Las presiones incluyeron a algunos de los políticos más prominentes del Partido Demócrata, incluida la ex presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, de California, el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer y el jefe de la minoría demócrata en la cámara baja Hakeem Jeffries, ambos de Nueva York.

 Un mes después del debate funesto, Biden anunció que no buscaría la reelección y avaló como preferida para la candidatura a la vicepresidente Kamala Harris, ahora la segunda mujer postulada para la presidencia de Estados Unidos.

 “Yo amo este trabajo”, indicó Biden. “Pero amo a mi país aún más. Todos esos rumores acerca de que estoy enojado con toda esa gente que me dijo que yo debía retirarme, eso no es verdad”.

Biden, quien fuera vicepresidente durante los dos mandatos de Barack Obama, recordó a la audiencia el incidente que, según él, le impulsó a buscar la presidencia: la demostración neonazi en el verano de 2017 en Charlottesville (Virginia), y la reacción del entonces presidente Trump quien afirmó que “había gente buena en ambos lados”.

 Para Biden la contienda política en EE.UU. desde entonces se convirtió en “una batalla por el alma de la nación”.

 “De pie ante ustedes en esta noche de agosto informo que la democracia ha prevalecido”, declaró Biden. “La democracia ha vencido. Y ahora hay que preservarla”.

Despistado

Trump, quien en junio cumplió 78 años de edad, ha reaccionado al cambio de rival con una retirada a su comportamiento más chabacano y casi infantil al tiempo que la mayoría de las encuestas, todavía dentro de los márgenes de error, empiezan a marcarlo como perdedor.

 Por un lado, sostiene el llamado “Proyecto 2025”, un documento de más de 900 páginas elaborado por individuos muy próximos, algunos ex miembros de su gobierno, y otros prominentes promotores de ideas conservadoras con las cuales Trump se ha identificado.

 El problema para Trump es que casi todo el “Proyecto 2025” está repleto de nociones y propuestas que desmantelarían partes del gobierno de EE.UU. –como la eliminación del Departamento de Educación o reformas en las estructuras de seguridad- y que suenan extremistas para la mayoría de los votantes.

 Cuando las encuestas empezaron a mostrar que el arduo proyecto no sintoniza con las preferencias de los ciudadanos, Trump saltó a decir que él nada sabe de aquel “Proyecto 2025”, que no conoce a los autores, y que el plan no es suyo.

 Así se ha quedado sin propuestas específicas que motiven a los votantes para un segundo turno en la Casa Blanca.

 Por otro lado, contrariando los consejos de asesores republicanos, Trump ha recurrido a los ataques personales contra Harris a quien ha calificado, en la misma frase, de “comunista y fascista”. Más acá de la contradicción, al parecer Trump no se da cuenta de que para millones de votantes jóvenes ambos términos significan poco o nada.

 Mientras Harris habla del futuro, Trump sigue rumiando su mentira acerca del resultado de la elección de 2020, y describe una visión cataclísmica de Estados Unidos que requiere, según él, un retorno al pasado ideal.

 Aunque Trump ha mostrado una capacidad notable para asignar a sus rivales motes condescendientes o humillantes, por alguna razón no ha encontrado uno para Harris que le sirva para denigrarla.

 A cambio de ello y en ausencia de propuestas políticas, en uno de sus discursos ante audiencias menguantes, Trump dijo que Harris puede “tener una gran ventaja, es una mujer muy linda. Es una linda mujer”.

 Tras los abucheos de rigor, Trump continuó: “Pero yo digo que yo luzco mucho mejor ella. Mucho mejor. Mucho mejor. Soy una persona que luzco mejor que Kamala”.

Karma

El senador Lindsey Graham, republicano de Carolina del Sur y uno de los aliados más visibles del expresidente, advirtió el domingo que Trump “el provocador, el showman, podría no ganar esta elección”.

En la Convención Nacional, el senador Raphael Warnock, demócrata de Georgia, calificó a Trump como “una plaga en la conciencia estadounidense. Yo le vi con una Biblia en la mano y ‘avalando’ la Biblia como si ella necesitara su aval. ¡Debería leerla!”

 La ex Secretaria de Estado y candidata presidencial demócrata en 2016, Hillary Clinton afirmó que Kamala Harris, quien fuera fiscal en San Francisco, “envió asesinos y traficantes de drogas a la cárcel. Donald Trump se quedó dormido en su juicio y cuando se despertó marcó su propio tipo de hito histórico: la primera persona candidata a la presidencia condenada por treinta y cuatro crímenes”.

 La representante Jasmine Crockett, de Texas, dijo que “Estados Unidos tiene dos   opciones: Donald Trump o Kamala Harris. Kamala tiene una carrera de logros, Trump tiene un sumario criminal. Ella preside el Senado, él guarda nuestros secretos nacionales cerca del asiento en el que medita”.

 Durante la campaña electoral de 2016, ya dañada por las mentiras e improperios de Trump, la entonces primera dama Michelle Obama dijo: “Cuando ellos recurren a la bajeza, nosotros vamos a las alturas”.

 Este año los demócratas han cambiado de rumbo, y cuando Trump reedita sus bajezas los demócratas le siguen la corriente.

 Desde que Biden quedó al costado y Harris pasó al frente, internet se ha inundado de videos, podcasts, memes, imágenes creadas con inteligencia artificial en una marejada de burlas e insultos que capturan sus momentos más ridículos.

 Es, quizá, lo peor que puede ocurrirle a una persona insegura e inmadura quien debió haber leído la Biblia: el que a hierro mata, a hierro muere (Mateo 26:51-52)

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